Son las ocho de la mañana, y este vecino está más cansado
que Kiko Rivera delante de una obra. ¡Normal! Se ha pasado toda la noche
soñando que bailaba, además bailes de salón de alta competición. Debe de ser
como consecuencia de haber visto ayer el programa ¡Mira quién baila! de la
primera cadena.
La verdad es que de acuerdo a lo que se lleva
ahora en televisión, al menos en España, este programa ya esté descafeinado, y
sea de todo menos un programa de baile competitivo con aspiraciones a que los
concursantes se superen en cada programa. Ahora, tras el paso de este concurso
por la cadena alegre en su etapa anterior, le han querido dejar
todavía esa pátina de reality, buscando los dimes y
diretes entre los mismos concursantes, antes que la superación personal. Eso,
sin mencionar, que alguno de los jueces, incluyendo al coreógrafo, busca más el
lucimiento personal que lo que tiene que juzgar. Cualquier día de éstos van a
faltar los concursantes, y ni se van a dar cuenta de ello.
Los más “veteranos” del lugar, todavía se
acordarán de aquel mítico concurso de “Cesta y puntos”, los sábados sobre
las siete de la tarde en la única cadena que existía. En este programa se hacía
una especie de paralelismo entre un equipo de baloncesto y un equipo de cinco
estudiantes de un colegio para contestar a preguntas sobre las materias que ese
año tenían que aprender. Había grandes premios, para la época, para el mismo
equipo y para el colegio en cuestión.
A este vecino del mundo no le extrañaría en absoluto, de que un día de éstos se retome ese formato, porque ahora
solo se habla de formatos en
televisión, el individuo en sí no existe, y lo convertirán en un concurso
cuando menos erótico, en el que los fallos de los concursantes se van pagando
con las prendas que se tienen que quitar por cada fallo. Ni que decir
tiene que ese programa iría como anillo al dedo a la cadena alegra. Con la salvedad, eso sí, de que las preguntas girarían
sobre la actualidad diaria, y los concursantes, del perfil de “Hombres mujeres
y viceversa”, podrían ganar el pase anual a un “after”.
La verdad es que este vecino se lo está pensando si “registrar”
el citado formato, porque seguro que alguna cadena estaría interesada.
Lo triste de todo es el comprobar cómo han cambiado “los
usos y costumbres”, y al final este vecino va a tener que dar la razón
a aquella famosa frase que se escuchaba al comienzo de la transición: “Contra
Franco vivíamos mejor”.
*FOTO: DE LA RED