martes, 8 de octubre de 2013

CONCLUSIONES A LA CARTA

Este vecino del mundo es un mal pensado, así, sin paños calientes,  y siempre cree que si pasa algo, es por algo, y que si nos enteramos de algo, es porque a alguien le conviene. Quizás este pensamiento le venga, a este vecino, de su afición por el cine, y que sabe que todas las imágenes en una película están controladas, y que si algún personaje fuma, por ejemplo, es para dejarnos ver entre otras cosas, su nerviosismo. Nada se deja al azar.
Esta mañana  en todos los medios de comunicación no se hablaba de otra cosa que de ese  estudio de la Organización para la Cooperación  y el Desarrollo Económico, más conocida por la OCDE, que desvela que los españoles comprendidos entre los 16  y los 64 años están rezagados en comprensión lectora y son los últimos en matemáticas. Por eso, este vecino lo primero que ha pensado es que ahora entiende por qué se le da tan mal la letra pequeña de todos los documentos bancarios, aunque también ahora está seguro de que todos los banqueros del mundo han estudiado en España y por eso se les ha dado tan mal las matemáticas y ha pasado lo que ha pasado con gran parte de los bancos americanos y europeos.
Y es que cada uno saca las conclusiones que le da la gana disponiendo de los datos que le viene bien para demostrar aquello que quiere demostrar, y si no, no hay más que ver las conclusiones de todos los partidos políticos, tras una noche electoral.
Ahora se está sabiendo que los datos del citado estudio no son completos, que faltan los de otros países como Francia, Portugal, Grecia…
Entonces, solo hay una pregunta: ¿a quién le viene bien el demostrar que todo el sistema de estudios anterior no ha servido para nada, y que así nos va de mal?
Pues este vecino del mundo, que al comienzo de este artículo ya reconocía su propensión a pensar mal, está convencido de que el gobierno del todavía presidente Señor Rajoy, tiene algo que ver. No hay que olvidar además que este informe puede ayudar a intentar reforzar la imagen de un gobierno que tras neutralizar, por ahora, la huelga del profesorado en Mallorca, se cree el más fuerte del patio, y con más fuerzas que nunca para seguir con sus pretensiones de cambiar todo el sistema educativo, y no para abaratarlo precisamente.
Cualquier día nos enteramos de que ya se pueden comprar los libros escolares por las máquinas de “vending”, y lo peor de todo es que junto a esa máquina habrá otra donde se alquilen profesores bien preparados por horas, o lo más triste de todo, incluso que sean desechables.
Y ya para terminar, se supone también entonces que el gobierno actual también entra en el baremo estudiado en el citado informe, que tiene problemas en comprensión lectora y que se les da mal las matemáticas.
Ahora se comprende todo, y así nos va como nos va. ¡Reír por no llorar!

*DIBUJO: DE LA RED

lunes, 7 de octubre de 2013

DE TAL PALO...

“De tal palo tal pastilla”. Es lo primero que me pasó por la mente al ver la cantidad de medicamentos que la Señora Gutiérrez, íntima amiga de mi madre se estaba endilgando.
En realidad -me aclaró ella- es medicina preventiva. Lo tomo para prevenir futuras carencias. Son extractos de todo tipo de plantas.
Y seguro que había pensado en que no le faltara de nada, porque para desayunar empezaba los prolegómenos, con las dichosas pastillas, media hora antes.
La Señora Gutiérrez era en realidad, como un personaje superviviente sacado de una novela de Agatha  Christie, y con mucho sentido del humor, por eso prosiguió diciendo: - Aunque de la principal carencia, que es la afectiva, no se puede prevenir con pastillas. Hace muchos años que me quedé viuda de mi Jorge, y a mi hija, Valentina, le veo muy poco desde que se casó con un biólogo americano. Pero para eso también he encontrado el antídoto. - Y bajando la voz mientras comenzaba a reírse, confesó - Y se llama “skype”. Unas gotitas de Skype por las mañanas, en forma, claro está, de videoconferencia, eso ya después de haber desayunado, y otras gotitas de Skype al anochecer, y como nueva. ¡Ah! Sin olvidar claro está de darle a mi vida un toque moderno, y para eso, - la Señora Gutiérrez comenzó a poner ojos picarones - no me voy a la cama sin haberme tomado un chupito de “licor de hierbas”. Ya sabéis, para hacer la digestión.
Por un momento, y tiempo después, me imaginé a muchas personas por la calle, vendadas y escayoladas, diciendo que en realidad no les pasaba nada, pero que su futurólogo de cabecera les había dicho que durante su vida iban a tener varios accidentes, otro tipo de medicina preventiva, se supone, y que por fechas de trabajo, les venía mejor ser enyesados ahora, que no tenían nada importante
que hacer. 
Y es que a lo mejor, con la crisis que nos ha caído encima, la lista de espera para que nos atiendan en los hospitales, dentro de un tiempo, será peor.
Este vecino del mundo también es partidario de prevenir, pero de otra manera, porque para él la mejor medicina es hablar abiertamente, en el caso de la Señora Gutiérrez por videoconferencia. En otros casos, con uno mismo, que aunque parezca lo más fácil, no lo es, y no irse a la cama con asuntos pendientes a modo de preocupaciones.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 5 de octubre de 2013

LA JUVENTUD COMO CONDENA (...A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA)

Antes de nada este vecino quiere recordar que 15 años y un día, es la película elegida por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España para representar a nuestro cine en la carrera a los Oscar  de este año.
En realidad la historia compete a tres diferentes generaciones aunque la chispa la genera el miembro más joven de una “improbable” familia ubicada  en las cercanías de San Sebastián, en recuerdo, quizás, al origen de los progenitores, tanto de la directora, y coguionista, y del otro autor del guion, Antonio Mercero, hijo. 
El mismo título de la película hace un guiño a la edad del protagonista, entendida su juventud como una condena a los que le rodean.
Ya con el primer plano, una inspirada Gracia Querejeta, nos indica claramente que toda la película va a girar, como gira la cámara, en torno al personaje de Jon, el hijo. Otro logro de Gracia es que la historia fluye de manera natural sin apariencia de drama, aunque lo sea, sin apariencia de comedia, aunque lo sea. Es una historia agridulce, como la vida misma, pero con mucha luz, incluso la mayoría de los fundidos entre escena y escena no son a negro.
En una muestra de lo estresante que puede ser un adosado cuando te llevas mal con el vecino, y cuando en la familia se habla de todo menos de lo que verdaderamente importa, Jon se convierte en un rebelde con causa,  motivo por el cual, conoceremos más tarde otra tierra, otro ambiente, donde reside el abuelo,  y a quien se acude  como antídoto para, apelando a su seriedad y presunta ecuanimidad, intentar imponer un poco de orden en el caos, mediante una colección de “noes” a los que el miembro más joven de la familia no está acostumbrado.
Hay personajes, como el de la madre, que confiesan abiertamente que son incapaces de reconocer los sentimientos, y necesitan que se los digan. Por eso mismo, quizás, se construyen otros hechos diferentes a los reales para así salvaguardar su verdadera actuación. Lo importante no es lo que realmente ocurrió, sino cómo se cuenta. Otras  personas son utilizadas como excusas para seguir viviendo.
La figura del abuelo encarna la búsqueda de la verdad, entendida ésta como una cuestión de honor, por encima de todo, incluso de su conveniencia, desviación profesional de su antigua pertenencia al ejército.
Los adultos son personajes de una sola cara, son como son, y ni quieren ni pueden cambiar, aunque quizás al final con ese plano de unos pies corriendo por la arena, hay un camino a la esperanza.
Por el lado de las interpretaciones, encontramos a una Maribel Verdú, encarnando a la madre sufridora del protagonista.  Es una interpretación muy ajustada y sobria, y con una gran escena de lucimiento personal mientras habla a su hijo postrado en la cama de un hospital.
Tito Valverde encarna a Max, el abuelo, un personaje duro en apariencia pero que, como dice otro de los personajes, habla más con los ojos que con la boca.
El joven Aron Piper, es Jon, y presunto culpable de las desdichas familiares. Una interpretación llena de frescura y espontaneidad, y que capta las simpatías del público desde el primer fotograma.
Bajo la apariencia de una narración suave y  con momentos de aventura juvenil, se esconden diversas cargas de profundidad que darían para muchos coloquios: secretos de familia, inmigración, incomprensión… Un buen guion y película, que aunque salgas del cine con un buen regusto, tu mente querrá analizarla en los días posteriores, y ese, precisamente, es un buen síntoma y logro.
Película totalmente recomendable, aunque apuesta muy arriesgada a nivel internacional por parte de los miembros de la ya citada academia.

*FOTO: DE LA RED


viernes, 4 de octubre de 2013

PALABRA DE TANGO

“…que veinte años no es nada…” y a medida que vas cumpliendo años, lo que dice este tango se va quedando corto. Quizás al final somos no muy diferentes a una cebolla, que nos van saliendo capas, no se sabe muy bien si para protegernos del exterior, o es otra manera de mirarse al ombligo ir enroscándose sobre sí mismo.
“…que veinte años no es nada…” a lo sumo unas dos generaciones, lo suficiente para discutir entre ellas, y mientras unos llaman  a los otros retrógrados, éstos, creyéndose experimentados aprenden de sus propios errores. Y es que aquél que esté libre de pecado que tire la primera  piedra.
Hoy parece que este vecino se ha despertado pesimista. Los lectores más observadores se habrán dado cuenta que he dicho “despertado”, porque para “levantarse” tardas toda una vida, y eso, si lo consigues.
Lo importante quizás sea tener una idea exacta de cómo y dónde nos encontramos en cada momento de nuestras vidas. Eso, y tener realmente claro quiénes somos. Porque cuando nacemos, ni tenemos manual de instrucciones, ni batería de recambio, ni más vidas…pero lo realmente importante, y quizás se tarde toda una vida en comprender quiénes somos, y si podemos dar un golpe de timón para cambiar el rumbo de nuestras vidas, ya que lo que se adivina en el horizonte, allá en ultramar, no nos gusta.
“…que veinte años no es nada…” pero quizás es ya, en el mejor de los casos,  lo que nos queda por vivir, y para cambiar el desenlace de la novela de nuestra vida. Eso, si se puede elegir, el tipo de libro que pudiera ser nuestra vida. En el caso de este vecino, siempre ha preferido que fuera una novela, porque siempre pasan cosas, y no un libro de ensayo donde se juega con quimeras y con supuestos. Siempre es preferible vivir la vida propia, que emplear tu tiempo en estudiar la de los demás.
No hace falta ser muy sesudo, para al menos adivinar “…que veinte años no es nada…” porque ya no te da tiempo ni de terminar de pagar la hipoteca. Eso, si en su día tu viste suerte, o mala suerte, y te endiñaron una.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 3 de octubre de 2013

FUEGO AMIGO

Uno de los signos que manifiestan el que una persona va aprendiendo a vivir, es el distinguir la ironía de lo que no lo es, y el saber leer entre líneas.
La vida es una lucha constante, aunque no lo parezca, e incluso muchas veces puedes ser “atacado” por la gente que en teoría tienes catalogada como que te quiere. Es lo que en el argot militar se denominaría como fuego amigo, y que El Feli, un amigo sobreviviente de la época cheli definiría con un lacónico “con amigos como éstos no te hacen falta enemigos”.
Hay momentos en que una persona se tiene que definir, o al menos piensa que eso se supone de ella. Imaginémonos que hemos estado fuera una larga temporada, en la que además hemos intentado cuidarnos físicamente, incluso perdiendo unos cuantos kilos. Al reencontrarnos con nuestros amigos de fatigas, más de uno se descolgará con el famoso “Te veo igual que siempre” con lo cual lo primero que te da ganas es de decirle “Pero no estamos aquí para hablar de si ves bien o no, o si te han aumentado las dioptrías, que por cierto como te tengas que poner lentillas de más graduación, cualquier día no puedes cerrar los ojos…
O también puedes recibir esa otra variante de “Estás igual que siempre”, que es un poco más clarificadora, pues ya apunta al “Antes estabas jodido, ahora no andas a la zaga…”
La gente podrá decir que este vecino es un mal pensado, aunque él se definiría simplemente como “un hombre experimentado”, y El Feli como “tener el culo pelado”.
Últimamente este vecino está comprobando que tiene razón en su manera de pensar, un día sí y el otro también, con el caso de una buena amiga, que ha adelgazado bastantes kilos, con la decisión y entrega que eso implica, y todas las arpías que le rodean lo único que dicen es “Lo bien que te sienta ese corte de pelo”. Para más “inri” además, ni que decir tiene que el corte de pelo es el de siempre.
Para las nuevas generaciones, porque las anteriores ya no tienen remedio, habrá que cambiar el “hay que saber leer entre líneas”, por el más inquietante “hay que aprender a andar sobre terreno minado.

*DIBUJO: DE LA RED

miércoles, 2 de octubre de 2013

...RECUERDOS ENTRE BRUMA Y NIEVE



Los mejores viajes se hacen con la mente, recordando algún viaje anterior, o mediante la lectura rememorando algún viaje relatado en algún libro.
Esta mañana nos hemos despertado nuevamente con las cifras del paro. Resumiendo, que en el país de los ciegos, y uno no tiene nada contra la O.N.C.E., el tuerto es el rey, y que pronto llegará el momento en el que cese la cifra de parados, porque sencillamente España haya sido un negocio que se cierre por defunción del único en activo.
Lo del viaje mental referido al comienzo de este “post” es el que mi mente me ha “fletado” mientras leía las cifras de nuevos parados este mes.
Este vecino dejó de ser estudiante (aunque si tienes alguna inquietud por algo nunca dejarás de estudiar, al menos, digamos, de un modo amateur) a finales de los setenta, y recordando el film “Vente a Alemania, Pepe”, se fue a ver cómo era la vida allí fuera, a Londres.
Recuerdo que llegué un 29 de Noviembre, de 1978. El gran error fue pensar que como lo había estudiado, hablaba inglés. Lo único que ocurría es que el resto de los habitantes de aquella isla no habían compartido mi mismo profesor, y no entendía nada. A ésto se unió algún que otro pequeño detalle sin importancia, como que para las tres de la tarde prácticamente ya se hacía de noche, y de que nevaba copiosamente. Me tuve que “poner las pilas”, o dicho de una manera cursi, haciendo de tripas corazón, me prohibí tajantemente quedarme recluido en casa, es un decir lo de “casa”, y pertrechado con un libro callejero, me fui a conocer a los londinenses nativos, en el caso de que todavía quedara alguno.
En aquella época no se podía llegar a la pérfida Albión para trabajar, porque hacía falta el célebre permiso de trabajo, y sólo podías entrar como estudiante. Pero como se suele decir hecha la ley, hecha la trampa, y al matricularte como estudiante de inglés, tres horas diarias de lunes a viernes, siempre encontrabas algún trabajo “bajo manga”, que quiere decir en malas condiciones y escasamente remunerado.
Como en España todavía existía la mentalidad de haber salido de una guerra y de haberse buscado cada uno las habichuelas como había podido, no se hacía tan duro o al menos no podías quejarte abiertamente, porque cada uno llevaba su propia historia que te la podía “endiñar” en cualquier momento en que te encontraras bajo de moral.
Este vecino, se libró del servicio militar, y por eso no puede contar sus “historias de la mili”, ni hablar, como sus abuelos, del hambre de la guerra, pero sí de la soledad que pasó en un Londres que acababa de ser abandonado por el movimiento “punk”, y en el que comenzaban a aparecer  individuos con ganas de bailar sobre patines.
Quizás, algo que diferenció mi viaje al que ahora hacen los jóvenes, es que este vecino sabía perfectamente que tenía una fecha de caducidad, porque allí era muy difícil, sin permiso de trabajo, encontrar un trabajo a perpetuidad. Sin embargo, los jóvenes que se van ahora, no saben ni si volverán, y eso es más triste todavía.
Algo que aprendí de aquella época es que el individuo se sobrepone de casi todo, y que desde la barrera, como diría un torero, todo es bonito, y que conocí agente maravillosa, de la que ahora ignoro qué fue de ellos, pero que en su momento era una amistad para toda la vida

*ACUARELA: DE KUBI

martes, 1 de octubre de 2013

SE LO VOY A DECIR A TU PADRE


De sobra es conocida esa teoría de que los niños tienden siempre a adorar a la madre, y las niñas al padre. Este vecino tras pensar mucho en su pasado, que se supone no debe diferir mucho del de la mayoría de vosotros, piensa que la figura paterna es esa gran desconocida, y estamos hablando de una época, que siempre hay que tener en cuenta, de mediados de los cincuenta a comienzos de los setenta, en la que haciendo un paralelismo con aquella cursi canción, pero pegadiza, de Julio Iglesias, este vecino pasó de niño a hombre.
Si a un matrimonio le quitas todo ese atalaje de amor y contigo-pan-y-cebolla, queda en realidad una sociedad diríamos que mercantil, en la que se reparten los roles entre los dos socios, uno es el poli bueno y el otro el malo, o la relaciones públicas y al que se suponía, y más por entonces, el amo del garito.
Si vamos haciendo un viaje introspectivo a nuestra niñez, la mayoría de las veces la figura materna queda suficientemente clara con todo tipo de imágenes, explicaciones y amenazas que todavía están dentro de nosotros. Sin embargo, el padre aparece poco, y la mayoría de las veces como repartidor de justicia.
Una de las frases que más hacía acordarnos de nuestro progenitor, es esa lanzada un día sí y el otro también por parte de nuestra madre cuando ciertamente al borde del paroxismo nos lanzaba aquel “se lo voy a decir a tu padre”. Y es que en el mundo de los niños, Dios siempre queda muy lejos,  y la mayoría de las veces encerrado en un templo y en una religión, y el que reparte justicia es el padre.
Como hubiera dicho una de mis abuelas, oír la palabra “padre” equivalía a que se me pararan los pulsos. Siempre me pareció enigmático ese presunto poder paterno, cuando luego muchas noches, y al llegar el susodicho a casa, recibía por razones que entonces se me escapaban, abundantes broncas por parte de mi madre, en forma de quejas, primero apresuradas, y luego más calmadas aunque con evidente aumento de decibelios.
Había algo que no lograba entender  un niño de entonces, entre el presunto poder de un padre,  y la leída de cartilla por parte de su mujer, que con el tiempo dio como resultado el pensamiento filial de que el padre tenía poder cuando se lo dejaba la madre.
Muchos años después y al conocer la célebre frase “la historia la cuentan los vencedores”, por unos instantes vi mi casa de la niñez convertida en una maqueta como la de los soldaditos de plomos en la que se libraba la batalla diaria de la vida, y en la que distinguí perfectamente quién lucía las medallas, y quién sin embargo el poder, aunque en ese momento su figura estaba junto a la cocina.

*FOTO: DE LA RED

lunes, 30 de septiembre de 2013

LA FIESTA DEL GIN TONIC Y LA MADRE DEL CORDERO

Lunes, día de recuerdos del fin de semana, y pocas expectativas, aunque me imagino que eso es cuestión de chasis también. Este vecino está convencido de que si le preguntas a Martin Berasategui será agotador la lista de “tareas” que tenga que hacer hoy, y más agotador la manera en que lo diga con ese “garrote” que lo usa sí o sí.
Sin embargo, ni este vecino es el Señor Berasategui, y eso que gana     el mundo culinario, ni le hace falta al vecino meterse en esos berenjenales.
Parece que no iba a existir el mundo tras el Festival de cine donostiarra, y sin embargo ya ha terminado con sus más que polémicos premios de este año, y es que no es lo mismo el gusto de unos, se supone entendidos cinéfilos, que además están a mesa y mantel durante más de una semana, a los gustos de esos locos que todavía se gastan el dinero en las salas de cine, sea o no sea época de glamour.
Este sábado pasado este vecino estaba escuchando una emisora de radio, esa a la que Shakespeare se refería con el “…SER o no SER”, un programa para los amantes del cine en el que se desgranaba, como no podía ser de otra manera, la semana en el festival donostiarra, y sin embargo, estoy seguro de que todos los “radioescuchas” como se decía antiguamente, con lo único que se quedaron, por desgracia, fue con una anécdota, por decirlo de alguna manera, en la que un local donostiarra había organizado un evento, esos días de fiesta del celuloide, que los locutores lo describieron como la fiesta del gin tonic, y ahora viene la madre del cordero, en la que se cobraba 18 euros por copa.
En primer lugar, este vecino no ve a las cada vez más escasas estrellas extranjeras con dinero en efectivo para pagar, ni que se atrevan a cobrarles, ya que son las que se supone darán relumbrón a la fiesta. En segundo lugar, cada vez son más “livianos” también, los medios de comunicación que osan mandar a periodistas acreditados para pasarse más de una semana con todos los gastos pagados, ni éstos se atreverán a pasar esa cuenta, como confesaban los sufridores de la citada emisora, a su empresa, con lo que a más de uno le va a quedar un regusto amargo de esta edición del festival.
De todas maneras, y como siempre, lo más probable es que el que pagara la citada tropelía fuera el pardillo que se aventuró a pulsar el latido del festival, y mientras que pagaba la cuenta, se juraba no volver más ni al festival, ni a llenar las salas del cine.
Y es que los que todavía intentan hacer cine, siempre dicen, que los    que suben los precios de esa industria no son ellos, ni tampoco,         visto lo visto, los que, en otro sentido además, dan mala imagen,       pero los que pagan el plato, y en este caso la copa, son los mismos que han aportado los impuestos para que cada año  el citado festival sea posible.
Tantos minutos durante el año intentando convencer a la gente de que un festival de cine es para todo tipo de gente, para que luego algunas personas de otras industrias lo desdigan con hechos, que no son precisamente amores.

*FOTO: DE LA RED

domingo, 29 de septiembre de 2013

LA COMUNIDAD SE LLENA DE BRUJAS (...A ESTAS ALTURAS DE LA PELÍCULA)

Vaya por delante que a este vecino del mundo le gusta el cine de Álex de la Iglesia, por lo que tiene de diferente y “rompedor”, aunque esto último muchas veces sea literal, sin embargo sigue pensando, y el director vizcaíno se empeña en darle una y otra vez la razón, de que en su filmografia hay pocas cintas redondas.
Acabo de ver “Las brujas de Zugarramurdi”, y digamos que con muchos años de diferencia, me ha pasado lo mismo que cuando vi “El día de la bestia”.  Desde el primer fotograma se va formando una especie de bola de nieve, que va creciendo con cada escena, y al final en lugar de eclosionar en mil y un recursos cinematográficos formando una copiosa nevada armónica, se diluye como un mal vino de cava, ya que no conviene olvidar de que estamos hablando de cine español, y no hay nada más español que el cava.
La película funciona como partes, y no como un todo.  Si estamos hablando de cine como negocio, no se debe reclamar al salir de la sala, ya que el Señor De la Iglesia en eso siempre es espléndido, y se recibe más de lo que en teoría pudiéramos pensar.  Sin embargo, ya no sería necesario explicar, a estas alturas de la película, y nunca mejor dicho, tanto a Alex de la Iglesia como a su coguionista, Jorge Guerricaechevarría, que algo que distingue a un buen guion es la labor de limpieza y deshecho  de aquellos momentos que quizá funcionen en solitario, pero que como acumulación pueden llegar a cansar.
Aunque no tiene nada que ver la historia, ha habido momentos en  que la película me ha podido recordar  “El baile de los vampiros” de un todavía joven Polanski, aunque mientras aquella cinta rezumaba frescura y momentos memorables de buen cine, éste se queda en el intento.
La primera parte de la película,  hasta la llegada precisamente a Zugarramurdi, funciona como un chute de adrenalina en vena, sin embargo, luego, hay momentos sueltos disfrazados de  anuncio turístico para visitar  tierras vasco-navarras, especialmente en carnavales, arropado por un Baga, Biga, Higa que para los que lo desconocían se  les presentará como una especie de Carmina Burana pero con RH+.
Por la  costumbre de utilizar en muchas ocasiones mismos actores, lo cual no es ni bueno ni malo, en este caso mismas actrices, en algún momento se pudiera pensar que “La Comunidad” que estaba ubicada en un edificio madrileño se ha ido a vivir a Navarra, con unos improbables Segura y Areces travestidos en amonas, donde lo triste no es que la gente se ría con lo que dicen sino cómo lo dicen.
Una de las lecturas positivas de la película es la de que en el cine español hay buenos actores jóvenes, ya que de los de más edad se sabía, que no necesariamente juegan a ser galanes, sino que no     les importa mancharse incluso con escenas que pueden lindar       con el mal gusto.
Quizás para aquellos hombres que vayan a ver esta película, puede que posteriormente ya no miren de la misma manera a la mujer con la que conviven, aunque no hay problema porque es seguro que a ellas les ocurra lo mismo con el “varón” que les tocó en suerte, o en mala suerte.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 27 de septiembre de 2013

CUANDO CONOCES AL TATO

Los incondicionales que normalmente se asoman a esta ventana conocen que la moral de este vecino es a prueba de bomba, y que es capaz de encontrar un pequeño rayo de luz en la misma oscuridad.
Sin embargo, llevo varios días en que no soy precisamente la alegría     de la huerta, y que si tuviera que convencer a una persona que está encaramada en lo más alto de un edificio pensándose si saltar o no, existirían más posibilidades de que me convenciera él a mí para que saltáramos juntos.
Los tiempos actuales tampoco ayudan. En un momento donde sube todo, incluida la tensión, este vecino además vive en una ciudad, Donosti, que no es que sea cara, sino que hasta los pobres, no son unos pobres cualquiera, porque eso estropearía el entorno, y especialmente el área romántica, sino que son unos pobres de marca.
Este vecino podrá ir al infierno, si es que el infierno existe, por muchas razones, pero no por no ayudar al que se encuentra en dificultades, porque siempre ha intentado "aliviar" al que pide. Sin embargo, en     estos tiempos, en la vida diaria de este vecino también se ha tenido     que instaurar el régimen de recortes, porque uno llega a lo que puede,     y a donde no, eso no existe, más que nada para no sufrir.
El otro día, al comienzo de esta semana, iba paseando por el centro de la ciudad, y fui prácticamente abordado por un hombre de mediana edad, no muy mal vestido, sino con aire más bien de quien pasa dos noches de juerga seguida, y no lo digo por el olor alcohol que no existía, sino por la apariencia de ser un poco arrollado por las circunstancias, por decirlo de alguna manera. Musitó unas palabras que no llegué a entender, pero los gestos son idioma universal, y al ponerme la mano estaba claro que me pedía algo, y que precisamente no era la hora, en todos los sentidos.
Este vecino que aunque lleva ya tiempo en el paro,  se le sigue haciendo igual de duro que la primera vez, no dar limosna al que se lo pide, se sintió un poco frustrado por el momento, y al cabo de unos segundos en que ambos habíamos proseguido con nuestros caminos opuestos, miró para atrás, y recibió una sorpresa enorme cuando comprobó que la persona que acababa de pedirle ayuda, había sacado un teléfono de los denominados “smartphone”, y se quejaba a su interlocutor de que ya lo iba a dejar “por hoy” y que no le había dado dinero ni “el tato”, por lo que consideré que el famoso tato era yo.
Todavía estoy con la duda de si esa persona realmente lo necesitaba o no, porque en estos días de tan bruscos cambios, existe mucha gente que realmente necesita ayuda, y pasa vergüenza para pedirla, y sin embargo hay otros, que como en ese día, no sabes si realmente vienen o van.

*DIBUJO: DE LA RED

miércoles, 25 de septiembre de 2013

LA MUJER DE LA PRIMERA PUERTA (CUENTO)

Era la quinta vez que había llamado a esa puerta y seguía sin tener suerte.

Su amigo Luis, el adivino, le había dicho hace dos días, al echarle las cartas, que en esa dirección, iba a encontrar su felicidad.

Él no le había creído en ningún momento, ni siquiera esa misma mañana al levantarse se hubiera imaginado que tan solo unas horas después, como guiado por una extraña sensación, se iba a dirigir a aquella calle, tan lejana a la que él vivía, y llamado a la puerta, con una burda excusa, para comprobar quién vivía allí.

Una mujer morena, de ojos azules y expresión dulce apareció a los pocos segundos. Desde que se vieron, ninguno de los dos apartó los ojos del otro. De hecho, Luis ni siquiera podía recordar la excusa que había puesto, solo recordaba que tras despedirse de ella, en el umbral, del que no se había movido, le había vuelto a llamar, para, armándose de valor, intentar quedar con ella, y ya no había tenido suerte.

Cada una de las cuatro veces posteriores, no es que la persona que le abría la puerta era diferente, sino que el mismo pasillo que se veía desde la puerta lo era. Era algo así como viajar sin moverse del sitio.

No podía pensar, porque la situación se le escapaba, pero tenía claro que no iba a volver a llamar, porque al hacerlo, parece que la imagen que tenía de ella se iba diluyendo poco a poco.

Como siempre hacía cuando no lograba encontrar la solución a algo, decidió dejarlo por el momento, y cogió el mismo autobús rojo que le había traído hasta allí.

Siempre que no daba con la respuesta a algo, decidía parar y pensar en otra cosa, y como por arte de magia, algunas veces más tarde que otras, encontraba la respuesta, o incluso, había situaciones en que  estaba convencido, que ésta, la solución, le encontraba a él.

Intentando recordarla, el autobús, que no llevaba mucha gente en ese momento, paró delante de un paso cebra. De pronto, vio a aquella mujer, la de la primera puerta, que comenzaba a pisar por las rayas blancas. Sin embargo, algo le hizo darse cuenta, de que en los pocos minutos que habían pasado, la mujer parecía más madura, como si en lugar de minutos hubieran pasado algunos años. Iba sonriendo mientras agarraba a dos niños, y por un momento le pareció que sus miradas se cruzaban. Fue entonces cuando se dio cuenta de que iban con un hombre cuya figura se le hizo conocida al principio, aunque tardó en comprender, porque no podía ser. Era él mismo, aunque con canas en las sienes, quien les acompañaba.

Por un momento pensó que estaba soñando, pero desgraciadamente al llegar a su casa, estaba tan solo como siempre. De qué le servía saber que en un futuro encontraría su felicidad, si en ese momento era el hombre más infeliz del mundo; y lo que es peor, y además, incomprensiblemente, celoso de sí mismo.

*FOTO: DE LA RED

martes, 24 de septiembre de 2013

PURO EGOÍSMO

Este vecino está convencido de que gran parte del cambio social del siglo XX se debe a nuestra función de “voyeur”, ejercida mediante el cine, y nuestra comparación, premeditada o no, respecto a todo aquello que veíamos en lo que se suponía era el día a día, especialmente americano.
En este cambio social basado en el cine americano usado a modo de “documental” hay una frase, “Conozco mis derechos”,  mediante la cual, intentamos luchar contra dudosas injusticias, injusticias basadas siempre en que creemos que a nosotros nos está tocando la peor parte, sea o no sea, en realidad, así.
En este mundo de recortes, y más recortes que nos está tocando vivir, la gente está bastante escamada, con razón o sin ella, y ahí sale a relucir nuestro egoísmo, nuestro “yo-primero”, y como único fundamento tenemos el conozco-mis-derechos, y si existen los derechos para los demás me importa un comino.
Por razones que no vienen al caso, últimamente este vecino tiene conocimiento muy cercano del ambiente hospitalario, y cada vez hay más gente que confunde un hospital con un hotel de cinco estrellas, todo incluido, en el que lo único que importa es que se atienda primero, y cada una de las veces que haga falta, al familiar que tienes ingresado.
Muchas de esas veces está latente una total dejadez por parte de la familia, que viene a acompañar al paciente de pascuas a ramos, y en visitas que esas sí son de médico, por lo cortas y frías del familiar de turno.
Además, para calmar su conciencia, el visitante, en esas visitas de médico, le trae de todo para que coma entre horas, aunque el enfermo tenga que llevar una dieta estricta, porque quién mejor que yo para saber lo que le gusta a mi padre, (o a mi madre, o a mi hermano…) y no la gentuza que trabaja aquí, que porque cobran que sino, no ayudaban a nadie.
Un profesional, sea médico, enfermera, o auxiliar, tiene su corazón, y se da cuenta de que cada vez tiene menos compañeros, e incluso medios, por aquello de los recortes, y que tiene que “intentar” suplir esas ausencias con ganas y pundonor. Y a eso realmente no ayuda el ambiente hostil en muchos casos que crean los familiares y su conozco mis derechos, y sé cómo te llamas, y te voy a denunciar porque tú no sabes quién soy yo, pensando en muchos casos que de esa manera le está cargando las pilas al empleado de turno, para que esté atento todo el rato de su familiar, ya que él se tiene que ir ya por algo muy importante que tiene que hacer cada vez que se va.

*FOTO: DE LA RED

lunes, 23 de septiembre de 2013

...Y PARIÓ EL SEÑOR MINISTRO

Durante algo más de una semana, lo que dura su festival de cine, Donosti se suele convertir en una especie de Meca del Cine, en el que se puede examinar, a modo de termómetro, lo que van a ser los estrenos de los próximos meses.
Sin embargo, a este vecino, no le salen las cuentas, porque con tanta gente en las salas, aunque en las sesiones de gala, la mitad de la gente sea invitada, el resto representa también un alto porcentaje, que en lo que queda del año debe de estar ahorrando en su casa sin salir, para la semana del festival, porque las sesiones en un día normal y corriente durante el año suelen estar bastante desangeladas.
Los que regentan las salas se han tenido que inventar el día del espectador, variando de cine en cine, para que los pocos que todavía ejercen el noble arte de espectador, puedan hacer doblete e incluso triplete durante la semana.
Este vecino cree que muchos de los que ven varias películas durante el festival, son los mismos que en las encuestas dicen que les apasionan los documentales de la 2, porque el resto del año no aparecen por ninguna parte.
En cierta manera, teniendo en cuenta el precio en que se ha puesto ver una película en una sala, se diría que el kilo de estrella de cine ha subido, y se ha puesto a la altura de las angulas, y, sin embargo, no es así, porque no hay que confundir lo que se paga en taquilla con lo que va a las arcas de los currelas del séptimo arte, y es la misma diferencia que existe entre el que tiene un campo y lo emplea para plantar tomates, cuidándolos día a día, con lo que nosotros pagamos por un kilo de tomates en general.
Y para colmo de males, o éramos pocos y parió la abuela, no se le ocurre otra cosa al ministro Wert que aparecer por el festival, con la excusa de entregar el premio de cinematografía al director de cine Señor J.A. Bayona, cuando se podría simbolizar en este ministro gran parte de los últimos males del cine español, especialmente con la subida del I.V.A., en que nos ha dejado a la mayoría de los españoles en la disyuntiva de, o dejar algo de herencia a nuestros hijos, o decidirse por ir al cine, con notario y fotógrafo, para que quede esa aventura registrada en los anales de nuestra historia familiar.
Que se haya acercado el Señor Wert por el festival de cine donostiarra es tan chocante, desafiante e irreverente, como la aparición de un cardenal en la inauguración de un sex-shop, aunque a la postre, y bien pensado, ambos pudieran ser consumidores finales de ambos negocios. 

*FOTO-MONTAJE: DE LA RED

sábado, 21 de septiembre de 2013

CONSUELOS VARIOS

Ni este vecino es la alegría de la huerta, ni es un muermo con patas. Sin embargo, ya en la entonces edad del pavo, cuando todavía el pavo no gozaba de la buena prensa de la que goza ahora, con esa carne sin apenas grasa, notó que bien el destino, el sumo-hacedor, o el guionista del más-allá, dotó a cada persona con dotes diferentes, e incluso quien no las tiene en absoluto, y en cualquier reunión hay quien tiene el verbo florido y sabe colocar la frase exacta en el momento adecuado, y aquel que prácticamente desde el momento que lanza el primer sonido comienza a aburrir hasta a las ovejas.
Hay quien dirá que la sabiduría para esto también es muy importante, y este vecino es uno de ellos, pero no la sabiduría entendida como compendio enciclopédico, sino como experiencia callejera o acumulada en el día a día.
Sin embargo, este vecino, ese que no es ni la alegría de la huerta, ni un muermo con patas, cree que es muy importante para destacar entre otros, ese chasis que nos ha tocado en suerte, y que muchos ahora se lo intentan remendar mediante la cirugía, o mediante horas y horas de gimnasio, e incluso pastillas varias.
Lo mismo que cuando vas a una tienda en el intento de comprar algo, siempre te puedes ir a casa con algo que ni momentos antes te habías planteado comprar, por el simple hecho de que te ha gustado, hay personas que en cualquier reunión tiene más boletos para resaltar  por su presencia, y como diría un creyente “y eso va a misa”.
Ya sabéis los que me leéis desde hace tiempo, que este vecino adora el cine, y como vicioso del séptimo arte, no desaprovecha película para inyectársela en vena. Por eso, para apoyar mi tesis, está claro que al comienzo lo tuvo que tener más difícil un Dustin Hoffman en sus primeras audiciones, incluso se tuvo que venir a Europa para hacer sus primeras películas, que un Paul Newman de antaño, o ahora por ejemplo un Hugh Jackman. Con eso tampoco quiero decir que estos dos últimos actores, sean malos en su oficio, que no lo son, pero que el físico ayuda no lo vamos a obviar. Es más fácil, a las primeras de cambio, viendo una película que te interese saber el nombre de un Adonis como el Señor Hughman, que de un Dustin Hoffman, aunque fuera en su juventud. Y que no se malinterprete a este vecino, porque el Señor Hoffman es uno de sus mitos, y lo defenderá como a uno de los suyos, porque es uno de los suyos.
De todas las maneras, la sabiduría popular hace muchos años esculpió una frase, que sirve de antídoto a todo tipo de posibles tentaciones para caer en alguna que otra depresión motivada por creerse poseedor de un chasis inadecuado, y es el famoso “ellos se lo pierden”. Que consideras que lo tienes más difícil para tener tus seguidores, gritas, mentalmente claro, unos cuantos ellos-se-lo-pierden seguidos, y para terminar un clamoroso, e incluso grosero, QUE LES ONDULEN, y es muy posible, que como dicen los jóvenes de ahora, te entre un subidón, e incluso te tengas que poner plomo en los bolsillos para no levitar. Y, es que el que no se consuela es porque no quiere.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 20 de septiembre de 2013

CERRANDO PUERTAS

Uno se pasa la vida cerrando puertas, no me refiero a las de madera, que también, sino metafóricamente hablando.
Hace apenas veinte días, quién lo diría, volvía de vacaciones veraniegas, y aquella puerta está cerrada y bien cerrada, al menos eso pensaba. Y desde entonces, este vecino tiene la sensación de estar ya en pleno invierno. Alguien me ha escamoteado el otoño y su colorido. Esa gama de colores calientes que anteceden al frio invierno, y que te dan sensación de plenitud y sosiego, y así me siento, más que frío, impasible.
Alguien me ha escamoteado el otoño, y con él, paseos por una playa que se va quedando vacía mientras los últimos rayos de sol parecen despedirse hasta la próxima primavera.
Quizás son fechas de despedidas, porque el verano es sinónimo de alegría, de sentimientos compartidos. Y el invierno es para vivirlo en soledad. Alguien me ha robado el otoño, y no me ha dejado despedirme de los amigos, ni de esa playa roja, aún caliente, y con huellas de niños que se van al reino del mañana.
Ahora queda la playa, gris amarillenta. Una playa sin huellas, que no es ni sombra de lo que fue, y es curioso, porque si algo reina ahora es la sombra, el reino de la sombra, en un país de ausencias. Los niños estudian, y les hacen callar, porque eso precisamente, callar, es requisito indispensable para hacerse adulto. La vida del adulto es como una partida de póquer, en la que se aprende a callar y a observar lo que hace el otro, el contrario.
Mi vida está en un invierno prematuro, y no estaba preparado para ello. Me falta el otoño como antesala, el otoño con esos paseos largos al atardecer, donde se aprende a conversar con uno mismo en el país del pensamiento, porque la vida ahora, en el invierno crudo y duro, es la soledad. Y la soledad es fría, como una mano de mármol, e inservible, como una mano que no agarra, que no toca, que no acaricia.
Alguien me robó el otoño y se llevó los instantes previos, el recuerdo, la memoria, y me dejo la ausencia, la nada. Alguien dejó la puerta abierta, y entró la soledad.


*FOTO: DE LA RED

miércoles, 18 de septiembre de 2013

UN BALCÓN PARA MR. SHERLOCK

Sin quererme poner trascendente diré que los mecanismos de la mente son inescrutables. Esta mañana como todas las mañanas me he levantado, y lo primero que he hecho ha sido abrir la puerta del balcón y salir a ver el tiempo que hacía, comprobando la actividad matutina. Es una manera de catar el día que ya ha llegado, y ver pistas que te pueden ayudar a afrontarlo.
No sé si por lo de las pistas, el caso es que mientras miraba la casa de enfrente, la misma casa de siempre, me ha dado por pensar en la variedad de balcones que hay, unos más ordenados que otros, y mediante esa idea no sé cómo he enlazado con Sherlock Holmes y he pensado que este personaje tras unos segundos de observación de cada balcón, nos informaría de los gustos, pecados y virtudes del propietario o arrendatario de cada casa, y rizando el rizo de su nombre con sus dos apellidos respectivos, y datos aproximados de la procedencia de sus padres. Y este vecino del mundo en unos segundos se ha transformado en una especie de ayudante de Mr. Sherlock, y de acuerdo con los dictados de mi mente, transmutada por unos instantes en el Sr. Holmes, he comenzado a estudiar con avidez algunos de los balcones.
La verdad es que la variedad es impresionante y cada uno de ellos un auténtico mundo. Algunos están totalmente ordenados, otros parecen un auténtico almacén con vistas a la calle. Algunos dan a entender que los propietarios no saben ni que tienen balcón, ni que de vez en cuando, sólo de vez en cuando, conviene adecentarlo un poco.
Un balcón, un sólo balcón, ha atraído mi atención. Estaba totalmente vacío, con la excepción de una foto en color, enmarcada a modo de cuadro, y colgada de la pared mirando hacia la calle. Era una mujer de mediana edad que sonreía, no sé si al infinito, o al vecino de enfrente.
Al principio me ha sorprendido, pero al cabo de un rato, en el que no paraba de mirarla, una sensación de inquietud iba creciendo en mí. Más que la foto en sí, era el significado de estar colgada-para-siempre, diría este vecino. Y es que salir un poco al balcón puede ser un privilegio, pero estar perpetuamente allí ya se convierte en castigo. Y esa sonrisa, sin motivo aparente, inducía a creer que, o no se había dado cuenta de su situación, o que lo que pasaba en el interior de su casa, nunca le había importado nada., y quizás había sido castigada, pero por quién, a perpetuidad.
Intentando escapar de mis pensamientos, he salido de mi balcón, y mientras cerraba la puerta, he cortado con mis pensamientos, intentando convencerme de que no hay cosa que más atraiga que aquello que no se comprende, aunque haya alguna razón obvia, si la hay, Pero si la encuentras, ese aura romántica de la historia se desvanecerá y se convertirá en algo mundano, tanto como el comienzo de otro día.

*FOTO: DE LA RED

martes, 17 de septiembre de 2013

CRÍA CUERVOS...Y ÉCHATE A TEMBLAR

Una de las frases de este siglo, del XXI, es esa de el mundo como aldea global, y mezclando un poco los términos, que si alguien se constipa en Florida, por ejemplo, otra persona como consecuencia de ello puede estornudar en Donosti, San Sebastián. Algo de eso me ha pasado estos días al enterarme de la noticia de esa niña de doce años, en Estados Unidos, que se ha suicidado, saltando al vacío, como consecuencia de, según parece, un ciber-acoso realizado por parte de otras niñas.
Siempre se ha utilizado la expresión “juego de niños” para referirse a algo inocuo, pero o ahora los niños no son tan niños pese a su edad, o en el tiempo en el que todavía deberían de jugar lo hacen con conceptos que no se prestan a ello pese a que haya videojuegos, por ejemplo, en los que sí puedan hacerlo. Y es que un niño, o una niña naturalmente, los conceptos son intercambiables, pueden ser muy crueles, porque dicen lo que piensan, sin cortapisas, aunque quizás en eso, los mayores, tengamos algo que decir.
Lo mismo que detrás de un gran hombre suele haber una gran mujer (una amiga mía, Toñi, luchadora feminista elevada a la enésima potencia, diría que detrás de un gran hombre hay una mujer grandemente sorprendida, pero de eso hablaremos otro día), detrás de un niño siempre deben de estar sus padres, especialmente con su ejemplo, porque en el mundo de los niños es más importante los gestos que las palabras.
Con los niños las únicas moralejas que funcionan son las de los cuentos, porque por lo demás, es más importante para ellos la imagen que la palabra. A un niño no le puedes enseñar ser un buen peatón por la boquilla, mientras luego te ve pasando los semáforos en rojo sin parpadear.
Hace muchos años ví una película española, dirigida por el televisivo Narciso Ibañez Serrado, titulada ¿Quién puede matar a un niño?, que bajo la forma de un cuento de terror, es más que todo eso, y en ella se puede comprobar como el arma más mortal que puede tener un niño es su rostro, su expresión, que te desarma, mientras su interior puede albergar de todo, y quizás ese todo se lo hemos permitido previamente nosotros, por aquello de Cría cuervos..., y lo triste es que muchas veces los ojos que sacan no son los nuestros, sino los de otros seres humanos, aunque sean niños también.

*FOTO: Fotograma de ¿Quién puede matar a un niño?

lunes, 16 de septiembre de 2013

ALMA DE DRONE

Hoy se hace eco la prensa de lo “selecto” que se ha vuelto el empresariado, pidiendo el oro y el moro como requisitos para sus futuribles (mezcla de futuro y factible) empleados. Propuestas como la de ingenieros dispuestos a establecerse en Egipto por seis mil euros anuales brutos es lo que le espera a aquel que siguiendo el pensamiento general estudió una carrera para ser un hombre, o mujer, de provecho.
Sin embargo, lo que ha llegado al corazón de este vecino del mundo es lo que pudo comprobar ayer en su cuenta de facebook.
Entre las personas que tiene agregadas, está la escritora Lucía Etxebarria, quien ayer pedía a sus seguidores que leyeran su artículo en un periódico, daba el nombre y el link, en el que ella colabora, y que aportaran un comentario, “pues mi trabajo depende de que el señor director sepa que, efectivamente, me leen”.
Si la Señora Etxebarria necesita demostrar que la gente le lee, indefectiblemente éste es un país de locos, en el que a este vecino del mundo le gustaría convertirse en un “drone” (pequeño avión teledirigido), el mismo que ayer se posó delante de los mismos morros de la Merkel mientras estaba en un mitin. Me imagino que sería para fotografiarle las barbas, digo yo, porque sino no es comprensible acercarse tanto.Y es que parece increíble el morro que le echan muchos a la vida, y solo viéndolo en directo, con la cámara del “drone”, es creíble.
Éste que escribe desde su atalaya, se acaba de dar cuenta que tiene alma de drone, ya que es cotilla por naturaleza, y quizás eso es lo único que, por ahora al menos, no paga impuestos en este país: el mirar. Lo que no se han dado cuenta las autoridades pertinentes, es que el que mira, normalmente ve, e incluso aprende, y al final a este vecino, y a todos los vecinos de este país, les ocurre como a los toros, que solo se nos puede torear una sola vez, porque luego aprendemos. ¡Y vaya que si lo hacemos! 

*FOTO: DE LA RED

sábado, 14 de septiembre de 2013

CON O SIN CHISTERA

Ayer disfruté como un niño viendo el nuevo programa de Antena 3 “Por arte de magia”. Para el que le guste soñar con imposibles, éste será su programa favorito. Con un formato de concurso, se nos presenta a caras conocidas del panorama hispano, pero embarcados en el reto de aprender a realizar grandes trucos de magia ayudados por magos de calidad más que demostrada, y con chistera, pues ya se sabe que ésta en realidad es su honor y su sabiduría, y eso, nunca lo perderán.
Hacer desaparecer un cochazo impresionante, según dijeron el mismo modelo que se ha utilizado en la última película de Bond, James Bond,o andar por encima de las aguas del Retiro fueron solo parte de una gran noche que esperemos sea la norma los viernes venideros.
Aunque de todos es sabido naturalmente, que todo tiene su truco, lo que no lo tenía era la apuesta arriesgada del canal de televisión en cuestión, y es que desde hace años estamos rodeados de programas de cotilleo, llevados a su máximo exponente en la cadena alegre, donde ya lo único que te puede sorprender es el número de personajes que pueden ser destrozados en una noche gloriosa.
A este vecino del mundo, desde pequeño le ha atraído el mundo de la magia, y del cómo se hace, en el que sorprender es cada vez más difícil, y la mayoría de los números son antiguos pero revestidos de piel nueva, porque quien hace desaparecer un elefante, hace desaparecer el coche del 007, y si hace falta con su departamento al completo.
Al contrario que en la vida diaria, en la magia se paga por entrar al espectáculo, y luego lo que ocurra durante la gala, se diría que está todo incluido.
Sin embargo en nuestros días, estamos vacunados contra desapariciones varias, especialmente de millones de euros, en un espectáculo, lamentable por otra parte, en el que nadie ha sido, pero a mi me falta la cartera, y aunque nosotros no teníamos nada que ver, al final es nuestra culpa por habernos comportado alegremente. Y ese es el mayor truco de estos magos sin chistera, y sin honor, el hacernos cargar con culpas ajenas mientras ellos acrecientan sus cuentas en Suiza o en Barbados, y esas siempre están libres de polvo y paja, y que dicho sea de paso, siempre, siempre, lo que no sirve nos lo quedamos nosotros.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 13 de septiembre de 2013

LIVING BY THE FACE

He estado fuera de Donosti algo más de una semana, y al volver, el buzón estaba aparentemente de buen ver: tres folletos ofreciéndome el oro y el moro, y cuatro cartas, dos para mí y otros dos para dos vecinas, que en el argot de la lotería nacional no me hubiera tocado ni la pedrea (ninguno de los dos apellidos de las susodichas eran ni remotamente parecidos a los míos), vamos que el cartero, o la cartera, debió de decir eso de “te ha tocado”, y este vecino del mundo, al que tampoco le gustaría que se perdieran cartas dirigidas a él, las ha colocado en sus respectivos lugares.
No, si eso no importa, el problema es que si de trescientos sesenta y cinco días que tiene un año, te ocurre eso unos dos cientos, que puede ser, al final ocurre que estás trabajando para Correos, como diría un inglés, by the face, y eso es tener mucha “face” por parte del operario de turno. Es una especie de trabajo “franquiciado”, y las franquicias somos los que al final deshacemos el entuerto creado por el currito de turno, que si le preguntas dirá que su nomina no llega ni a los novecientos euros, y que está más quemado que “la pipa de un indio”. Y es que razones hay para todos los gustos.
Como las dadas ayer por el primer edil de la villa y corte, Señora Botella, que no sé si le da mucho a su apellido, pero de vez en cuando suele decir cosas muy graciosas, aunque lo triste es que lo dice sin querer. Ayer habló por primera vez con la prensa desde las calabazas recibidas por el Comité Olímpico, y ha confirmado que para el 2024 Madrid no se presentará candidata, "Creo que en este momento la carrera olímpica ya nos ha proporcionado todos los beneficios que podemos esperar de ella en los próximos años. Creo, por tanto, que Madrid no debe buscar la celebración de los Juegos del año 2024", ha dicho la regidora madrileña.
Este vecino se ha debido de perder algo, porque todavía, después de bastantes horas de haber oído la citada frasecita, se está preguntando cuáles y dónde están los beneficios de la carrera olímpica. Me imagino que será el haber alegrado un poco el patio europeo con el cachondeo que todavía se estarán pegando a cuenta de las arcas madrileñas, y por ende de las nacionales. Eso sí, ahora toda Europa, e incluso diría yo que todo el mundo, ya sabe decir “café con leche” en perfecto castellano.
Y es que tanto el funcionario de correos anteriormente mencionado, como la Señora Botella, tienen algo en común, y que en el idioma Shakespeare-cheli sería algo así como living by the face (viviendo por la cara), que enfada menos a este vecino, ya que ellos reparten el juego y nosotros tenemos que sacar las castañas del fuego.

*FOTO: DE LA RED