miércoles, 14 de enero de 2015

LUTO EN LA FAMILIA TELERÍN

Hoy nos hemos despertado, al menos los de mi generación (finales de los cincuenta), con una mala noticia: Don José Luis Moro ha fallecido.
La mayoría de la gente se preguntará quién era el Señor Moro. Pues muy sencillo, todo un icono para la época, cuando esta palabra ni siquiera se utilizaba. Quizás más de uno se reirá, si visto con los ojos de entonces, la España de los sesenta, José Luis Moro, junto con su hermano Santiago, o mejor dicho los Estudios Moro, eran el equivalente a Disney en España (salvando las distancias, por supuesto), en cuestión de animación. Aunque a los españoles nunca les dio por hacer largometrajes, ellos hacían historias cortas para publicidad, y sus “monigotes”, ésto, por supuesto, dicho con mucho cariño, marcaron una época.
Los niños de los sesenta se fueron a la cama  con la Familia Telerín. A las nueve de la noche exactamente, salían Cleo, Tete, Maripi, Pelusín, Coletas y Cuquín avisándonos de que “ya es hora de que los peques nos vayamos a la cama”.
Los mayores de la época se sabían la lista de jugadores del Real Madrid, o del Athletic de Bilbao, pero los niños nos sabíamos, junto a la lista de los Reyes Godos, que debían de ser muy importantes, los nombres de la Familia Telerín.
En un momento anterior he dicho que los Estudios Moro fueron nuestro Disney español, pero por la época que nos tocó vivir, también ejercieron de lo que ahora sería la publicidad por ordenador. Todos los anunciantes con posibles de la época, echaban la casa por la ventana para anunciar sus productos con los monigotes de los Moro, o con lo que ahora se denominaría animación “frame by frame” (foto a foto).
¿Qué hubiera sido de las dos primeras películas de Marisol, las que apuntalaron su fama como “niña prodigio”, sin sus simpáticas introducciones? O los anuncios de las maquinillas de afeitar Philips, que vistos hoy, hace mucha gracia observar que los protagonistas del afeitado antes de hacerlo ya lucen una piel tersa y bien limpia. ¡La inocencia de aquellos tiempos!
También fueron, y no hay que olvidar, porque también marcaron un antes y un después, los creadores de la careta del “Un, dos, tres”, y del diseño de la famosa Ruperta y de la simpática, aunque más que negativa, y efímera Botilde.
Quizás, de las nuevas generaciones, ya pocos saben, y no conviene olvidar, que la voz de la Ruperta cantando fue obra del más que versátil Narciso Ibañez Serrador, “inventor”, director y “alma máter” del citado programa.
Hoy, aquella generación del blanco y negro, y de la única televisión posible, nos hemos quedado aún más huérfanos.
¡Descanse en paz, Don José Luis Moro!

*DIBUJO: DE LA RED

martes, 13 de enero de 2015

LAS BARBAS DEL VECINO

Muchas muestras hemos tenido, y este vecino del mundo se teme que más tendremos todavía, de que somos muy rápidos en cuestiones de copiar todo aquello que sirve para explotar y reprimir más al españolito de a pie, y sin embargo no somos tan raudos y veloces a la hora de traer aquellas “costumbres” externas que nos beneficiarían.
Por aquello de piensa mal y acertarás, una noticia se ha colado de rondón estos días, que ha dado qué pensar a este vecino, y no sería de extrañar, que en poco tiempo se pusiera tristemente de moda en nuestro cortijo patrio.
Como consecuencia del viaje papal a Filipinas dentro de breves fechas, y en el que se prevé grandes aglomeraciones de gente, que puede rondar entre los dos y cinco millones de personas, el gobierno de ese país ha decidido que para que la policía de tráfico, no pierda ningún momento en su trabajo, les va a dotar de pañales. Por de pronto se dice que el referido cuerpo ha aceptado bien esa decisión.
Y por aquello de cuando veas la barba de tu vecino pelar, pon la tuya a remojar, este vecino ya se imagina a más de uno de nuestros empresarios alegrándose de esa idea, y con ganas de ponerla en práctica lo antes posible.
Ya se sabe que lo más fácil es encontrar razones para cualquier tipo de argumentación. Un abogado, si es bien pagado, que normalmente lo es, en cinco segundos puede demostrar una cosa, y si hace falta la contraria. Y este vecino, naturalmente por los años que ya acumula, se acuerda de aquella recurrente frase  en tiempos del famoso cine del destape, en el que sus estrellas, directa y seriamente declaraban, que ellas solamente se desnudarían  si el guion lo exigía, y por supuesto el guion siempre lo hacía. La cantidad de catarros que las estrellas de entonces tuvieron que coger, en los duros días de rodaje en el plató de turno.
Dentro de poco, se dará el caso de que todo aquel que trabaje como autónomo, seguro que a la hora de leer ofertas de trabajo se encontrará con condiciones de trabajo como la que sigue:
Se recuerda que tanto el consumo de gasolina del coche, como los pañales, correrán a cargo del trabajador.
No es difícil imaginarse, en las oficinas del futuro reciente  que junto a la máquina del café, pero en un discreto segundo plano, naturalmente, habrá un dispensador de pañales con ranura para las monedas. Y más fácil y triste imaginarse todavía, que muchos de esos trabajadores aparte de sentirse tan explotados como ahora, o más, encima se sentirán escocidos. Más de uno y por razones obvias, anhelará haber nacido escocés, y poder ponerse el traje típico.
Y lo triste es, que no va a ser broma. ¡De mal en peor!

*FOTO: DE LA RED.

lunes, 12 de enero de 2015

GRAN HERMANO VIP, CUESTIÓN DE GÉNERO

Ayer comenzó GRAN HERMANO VIP, pero, tranquilos, no voy a hacer un resumen de la gala, sino a comentar  un detalle que no me gustó.
Vaya por delante que uno no se tiene ni por carca ni por retrogrado, pero que sí tiene las cosas muy claras, y que ayer, al entrar en la casa los concursantes, no le gustó la aparición de uno de ellos totalmente desnudo.
Se valieron para esa “licencia”, la de omitir la ropa, en una sencilla estratagema; ese concursante de color, aunque proveniente de Irún, Coman, había participado anteriormente en otro programa, “Adán y Eva” en el que los concursantes van desnudos, aunque la mayoría de las veces se busca posiciones donde los atributos no aparecen a la vista. Lo que ocurre, es que éste, Gran Hermano Vip, es otro concurso, en teoría totalmente diferente, porque, entre otros participantes, entró también un torero y ese no iba ni vestido de luces, ni toreó.
Algunos se preguntarán por qué no me gustó, y que quizás piensen que todo vale para subir la audiencia. Si todo valiera, también podía haber aparecido una mujer desnuda, porque también hay Evas en el programa de origen. Lo que ocurre es que con el actual panorama en España, y que estamos intentando aplicar todo tipo de normas para evitar la tan lamentable violencia de género, la producción del programa claramente, en mi opinión, ha intentado no meterse en ese charco, y es más fácil entrar en el jardín de los hombres, donde por ahora todo vale, y nada está regulado.
Si estamos hablando de una verdadera igualdad de derechos, y sacamos las uñas con las mujeres objeto, también debería de ser lo mismo con los hombres.
Como hablaba en el artículo anterior, el gobierno está sopesando la idea de prohibir los piropos, y sin embargo hay programas en televisión donde no hay ningún problema en que aparezcan hombres desnudos. A lo mejor, visto lo visto, el problema surgiría si un hombre le lanzara un piropo, en este caso, a Coman, el concursante con demasiado tejido epitelial a la vista. Lo cual, ya sería el absurdo por el absurdo.
Si hablamos, como lo hacemos últimamente, de maltrato de género, nos tenemos que aclarar. Géneros hay dos, masculino y femenino, y no se debe de maltratar a ninguno de ellos.
Antes de terminar, también añadir, por supuesto, que es de lamentar los comentarios racistas por parte de "Los Chunguitos" al ver por primera vez a Coman. Lo que ocurre es que este vecino del mundo no lo ha mencionado antes, porque de estos comentarios no se les puede hacer responsables al programa en sí, sino de modo particular a los dos hermanos Juan y José Salazar, que para ahora seguro que bien lo tienen que lamentar. Y que una cosa es un comportamiento particular, y otro, una manera de concebir un programa, e intento de una presunta manipulación de opinión.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 10 de enero de 2015

ÁNGELES CARMONA Y LOS PIROPOS

Me gustaría,  y a quién no, ser siempre original y empezar  con algo “rompedor” en cada escrito. Pero hoy va a ser imposible, porque mi cuerpo solo me pide decir algo así como ..”Y ahora viene la lista de turno, en este caso Ángeles Carmona  (Presidenta del Observatorio contra la Violencia de Género del Consejero General del Poder Judicial), diciendo que quiere eliminar el "piropo" porque según ella "supone una invasión a la intimidad de la mujer".
Como uno no ha nacido ayer, y sabe cómo va ésto, vaya primero por delante que si se hubiera tratado de un hombre, de la persona que estoy hablando, me hubiera expresado de la misma manera, porque ya solo falta que se prohíba respirar porque es malo para la capa de ozono.
Ocurre, y ya perdonarán, que desde que al hombre, y a la mujer, se les dio el poder, y no me refiero al legislativo, de hablar y de comunicarse mediante la palabra, se creó la opinión, y desde el momento en que una mujer y un hombre, también, se dejan ver, según la leyenda, primero en el Paraíso, y luego por un pequeño rifirrafe, fuera de él, se practica la opinión en el arte de las relaciones humanas; y unas serán elevadas, y otras incluso serán rastreras, y por supuesto censurables, pero ésto en sí, es el juego de la vida: el oír opiniones, y en consecuencia intercambio de conocimientos entre unos y otros, y el saber hacia dónde, o dónde no, dirigir nuestros pasos como maniobra de acercamiento, o de todo lo contrario.
Está claro que dentro de los piropos, como todo en esta vida, hay muchos niveles, y algunos desgraciadamente rayarán en la zafiedad, o en el mal gusto, en cuyo caso, la persona que lo recibe siempre será muy libre de responder como crea conveniente, pero hay casos en el que el creador de un piropo puede ser un verdadero artista. Pero sea así, artista, o simplemente zafio, el creador de un piropo, para lo bueno o para lo malo, siempre queda retratado, y se puede decir incluso, que en el peor de los casos, en el pecado llevará la penitencia. La penitencia de que todo el mundo le mire reprobándole la salida de pata de banco.
Tampoco convendrá olvidar que el piropo, en la gran mayoría de las veces, está muy ligado al sentido del humor, pero nunca con la humillación, porque eso siempre es otra cosa.
La verdad es que al menos por donde vive este vecino del mundo, Euskadi, el piropo no se practica mucho. Sin embargo, recuerdo una vez, que estando en los “Madriles”, porque además los piropos son para contarlos así, con gracia, y no con zafiedad, una morena, una mujer morena, de curvas peligrosas y desafiantes con la gravedad, iba paseando en plena Gran Vía, y como si fuera un torero se iba recreando en la suerte de andar, contoneándose como un terremoto de grado cinco. En un momento dado, y por décimas de segundo, desapareció todo tipo de ruido, y una voz, varonil, y bien templada de dicción, soltó lo siguiente: “Los claveles de Córdoba, a tu lado, parecen lechugas”.  La señorita que se dio, por supuesto, por aludida, se paró por un momento, y le miró, mientras en sus labios, apareció una sonrisa. Y se fue. Se fue como se va el tiempo, en un momento; pero todos nos quedamos con una sonrisa, y con las ganas, por lo menos, de haber sido suficientemente habilidosos como para haber engarzado tan bonito pensamiento.
Lo que ocurre, y este vecino lo sabe también, es más habitual la zafiedad, y desde el momento en que he leído el artículo en el que se hacía referencia al deseo de la Señora o Señorita (para no ser irrespetuoso) Ángeles Carmona, de eliminar los piropos, me he acordado, y no sé por qué, de Merche, mi vecina del tercero, y los improperios que muchas veces suelta, porque se escucha a lo largo y ancho del patio de luces, a su marido, recordándole lo calzonazos que es. Y me ha venido a la mente, que quizás es porque nunca le ha dicho, ni siquiera en una décima de segundo, un buen piropo a su mujer. Pero seguro que el caso del marido de Merche, no será de la incumbencia de Ángeles Carmona. ¡Una verdadera lástima!

*FOTO: DE LA RED

jueves, 8 de enero de 2015

CONJUGANDO EL VERBO "NORMALIZAR"

Hoy al despertarme me ha ocurrido una cosa curiosa, era tan temprano (seis de la mañana), que no sabía si coger el ánimo de ayer, ya maltrecho, o el de hoy, todavía sin estrenar y con una sonrisa brillantemente nueva, si es que el ánimo puede sonreír. Por eso, ante la disyuntiva, he optado por levantarme a escribir, hoy, pero con un tema que se originó ayer, aunque con los horarios que se gastan nuestras televisiones, el programa en teoría era de ayer, pero se ha podido ver, o sufrir, hoy mismo.
Estaba ya a punto de irme a dormir, cuando por obra de un zapping televisivo, en el programa “Hable con ellas” estaban dando paso al “Coro de hombres gays de Madrid".
Este vecino del mundo, no va a decir eso de que "él no tiene problemas con los gays porque además tiene muchos amigos que lo son". Decir eso ya parece que es ponerse el vendaje antes que la herida, y aquí no debe de haber sospechas por ninguna partSolo quería comentar, y tras haberme documentado sobre los fines de la creación del citado coro, que uno no sabe bien como conjugar el verbo “normalizar”, porque desde el punto de vista de este vecino, lo ideal sería que cualquier persona pudiera intervenir en lo que le diera la gana, en este caso en cualquier coro, pero sinceramente creo que hacer “guetos” no es el camino, y a este vecino del mundo “eso” es lo que le parece.
Mientras hagamos bandera de una causa, la normalización nunca será tal, y en realidad no estoy buscando polémica porque soy el primero que no quisiera que se hicieran distingos ni por sexo, ni por tendencia sexual, ni por pensamiento, pero al crear, en este caso, un coro para gays, en cierta manera se está “prohibiendo” o coartando la libertad de los que no lo son. Lo mismo que ha podido pasar siempre, pero a la inversa. Con lo cual se obtiene otro error, que aunque sea al revés, sigue siendo error.
Si algún integrante de este coro, por ejemplo, tiene un amigo heterosexual que quiera pertenecer a él, el sistema sería fácil: “hacer la vista gorda”, pero está claro que eso tampoco es el camino. Y la historia también nos tiene que haber enseñado que “ignorar” no es la solución.
Durante el proceso de “documentación” he comprobado que el citado coro actuó también en el especial de “El intermedio” en Nochevieja, dirigido por el Señor Zapatero. Lo cual, sí pudiera ser una auténtica metáfora de la situación, y utilización política, que personalmente a este vecino del mundo, no le gustaría.
Además, y volviendo al programa de ayer, en “Hable con ellas”, me entra una duda: ¿Por qué se llevó a este coro al programa, por su calidad musical o por su condición?
"Eso”, también sería cuestión de analizar, porque “señalar”, o ponerse etiquetas,  tampoco es el camino.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 7 de enero de 2015

PARÍS, EL ALMA A MEDIA ASTA

Hay días en que uno se siente como un horno, está cogiendo temperatura,  y sin embargo, sabe por los galones que da la experiencia, que no lo tiene precisamente preparado para bollos. Es como si te dirían “mira para otro lado”, pero en el fondo sabes hacia dónde quieres y tienes que mirar, y que si no lo haces, es de cobardes.
En este momento diría que tengo el alma a media asta.
Lo de hoy en París, ese acto terrorista no se limita a las doce personas asesinadas, ni dar un palo en la boca a la libertad de prensa. Es algo así como presentar un póquer de ases en cualquier garito jugado por profesionales, cuando nadie se lo espera, porque además ya habías visto que el jugador de tu derecha, tenía un as, y era imposible que otro también lo tuviera.
Hay gente que menosprecia el humor, por parecer menos serio que decir las verdades del barquero con una entonación formal, pero el humor siempre da algo más, porque deja una puerta abierta a la sugerencia, que alguien hoy ha intentado cerrar.
Hoy más de uno que oiga críticas sobre lo ocurrido en las oficinas del semanario satírico francés, puede tacharlas de racistas y de sectarias. Pero todo eso siempre tiene doble dirección, especialmente los que se quejan de no recibir un tratamiento como ellos creen que se merecen, mientras deparan por su parte  otro tratamiento a todas luces dictatorial, se juzgue desde el prisma que se quiera.
En días como hoy es una vergüenza ser un ser “humano” por lo poco que se practica la humanidad, teniendo además en cuenta que decir “París”, siempre ha sido decir “amor”, y en unos instantes se ha mancillado un símbolo, más que un lugar, que en cierta forma es de todos.
Algunas veces suele costar terminar un artículo por aquello de intentar aportar “un algo más”, una especie de broche de oro. Sin embargo, esta vez las palabras han salido solas, ya que además son, y no hace falta decirlo, el título de un libro que causó furor en su época:
Bonjour tristesse”.

*FOTO: DE LA RED

martes, 6 de enero de 2015

LOS REYES MAGOS: EL FIN DE LA LEYENDA

Cada vez lo entiendo menos. En un país en el que aprovechamos cualquier momento para recordar que hay más futuro que la monarquía, y que eso de la sangre azul es, antes se decía una falacia, una leyenda urbana, una de las principales fiestas nuestras es la de los Reyes Magos de Oriente. El día 6 de Enero, en España, todos somos monárquicos practicantes de pura cepa.
Curioso también que mientras en cualquier fiesta aprovechamos la frase “ésto lo inventaron los grandes almacenes para vender más” en este día eso no se recuerda, y quién más quién menos se levanta cuando menos “escamado” con la esperanza de que piensen que hemos sido buenos, o que estamos buenos, por aquello del amor, y nos regalen unas cuantas cosas.
Un olor que este vecino del mundo tiene asociado todavía a esta festividad es el de la pólvora. No, no es que me regalaran pistolas, que también (las mías fueron pensando en Gary Cooper, y me quedaba como él “Solo ante el peligro” en la penumbra de ese pasillo al que todos hemos temido cuando se apagaba la luz), sino por el olor de las antorchas y salvas que se disparaban durante la cabalgata de la noche anterior.
El olor a pólvora me recuerda a esas noches largas de espera, con los nervios a flor de piel, y en las que, sudoroso, apenas dormía.
Siempre me pregunté el sistema que los Magos de Oriente tenían para otorgar los regalos, porque todo parecido con lo que yo pedía en la carta, siempre fue pura coincidencia. Es más, mis regalos nunca se anunciaron en la única televisión que entonces había.
En realidad, y ahora me doy más cuenta que nunca, no hay nada nuevo bajo el sol, y cuando éramos pequeños, en el caso de este vecino del mundo a finales de los cincuenta, todo funcionaba como ahora con este gobierno y con el Mercado Común Europeo, pedías unas cosas, pero ya durante todo el año eras condicionado con publicidad encubierta a que “los Reyes son los que en realidad saben lo que tú necesitas”. Y por eso cada 6 de Enero, a la noche de los sueños, seguía las mañanas de decepciones, pues junto con un pequeño juguete, sin marca, y que no habías visto en ninguna juguetería de las pocas que entonces había en un pueblo, te encontrabas con ropa, “porque ya te estás haciendo mayor”, y útiles para el colegio, “para que seas un hombre de provecho”.
En realidad, y todo visto desde ahora, esas dos últimas frases son primas hermanas de ese famoso “habéis vivido por encima de vuestras posibilidades”, con el que los Reyes Magos que ahora nos dirigen tanto en España como en Europa, anunciaban el carbón que durante años nos está viniendo como regalo por nuestro supuesto comportamiento.
La verdad, y aunque nunca lo dije, siempre pensé que eso de ser “un niño formal” no era rentable, porque yo tenía amigos malos hasta decir basta,  y sus regalos siempre fueron los que ellos pedían, y yo, que como mis padres decían, ni ellos ni los reyes podían tener queja de mi comportamiento, siempre recibí, desde mi punto de vista de entonces, “regalos aburridos”.
Por eso, a medida que vas cumpliendo años, muchos años, cada vez comparas más las vísperas de Reyes Magos con las noches de pasión, y piensas que quizás son mejores los prolegómenos que los resultados. Y, si nos referimos a la Iglesia, ésta te va diciendo que por mucho que sufras en esta vida, siempre tendrás tus regalos, tu recompensa, en la otra; este vecino recuerda entonces las mañanas del día 6 de Enero, y no puede menos que esbozar una ligera sonrisa mientras en su cabeza una vocecita con eco dice “Menos cuentos, caperucita…”. Y eso, que entonces aún no había visitado las dependencias vaticanas, y ver todos los regalos que se “amasan” allí, y que no dejan para el más allá.

*FOTO: FOTOGRAMA DE BEN-HUR. 


sábado, 3 de enero de 2015

UNA VIDA DE PELÍCULA

Al final ya no sabes quién copió a quién, pero ésto del cambio de año, viene a ser como la serie de las películas de Rocky que vas cambiando de película, pero la historia se convierte en histeria, y pasas del Rocky 1 al 6 con una creciente sensación de déjà vu y menos dinero en el bolsillo.
Y en lo que va de año, y como diría mi madre “y lo que te rondaré morena”, las mismas caras y las mismas situaciones. En la tele por ejemplo, muchos programas se puede resumir como “alguien dilapida a alguien”, o bien los tertulianos a un político, o los colaboradores entre ellos, o a un conocido no muy famoso, porque si es muy, muy famoso, y tiene algo de poder, el peloteo va in crescendo. En la política: todos contra Podemos, y Podemos repartiendo casta a todos.
Me he pasado un buen rato,  y no lo encuentro, juro que no lo encuentro, buscando la cadena para tirar de la bomba de este retrete universal.
Por aquello de buscar la paz interior, para luego colaborar en lo poco que se pueda en “la paz de todos” (esto último me ha quedado un poco “vaticano”), me propuse como comienzo de año, lo único que me he propuesto, porque nunca he conseguido llevar una proposición adelante más de dos o tres semanas, iniciarme en el TAI CHI, pero en plan autodidacta, mediante algunos vÍdeos, y a horas muy tempranas, para evitar el espectáculo lamentable a los sufridores familiares. 
Y ahí estoy, una especie de Karate Kid pero en versión casados contra casados, intentando hacer el salto de la grulla en una pequeña barca, pero más mareado y perdido que el original, y sin barca.
No sé si eso será normal pero tengo agujetas hasta en las pestañas. ¡Es curioso! Me duelen músculos que no sabía ni que tenía. Pero, en fin, todo sea por la paz universal.
A mi alrededor, y tras los festejos de fin y comienzo de año, noto muy poca gente, o verdaderamente se pasaron entre comilonas y bebidas varias, o “la cosa” está verdaderamente mal y se mantienen en barbecho,  y tiesos, muy tiesos, hasta que se saquen las siguientes fotos con motivo de los Reyes Magos.
Personalmente, e inicialmente no iba a pedir nada, deseo un poco de la  “chispa de la vida” y no me refiero a la bebida americana, sino a ganas de vivir, porque desde un punto de vista de amante del cine, me está ocurriendo con la vida, lo mismo que me ocurrió cuando vi “Tesis”, la película de Amenabar, muy interesante, y con mucho suspense, pero llegó un momento en que me daba lo mismo quién fuera el asesino, solo quería que terminara ya.
La vida, como es natural, no deseo que se termine, pero sí me gustaría que se convirtiera en un musical para que todos bailáramos, con la rapidez de un Tommy Steele cualquiera, y cantáramos juntos, y no lo que es, una película bélica, en la que cada uno hace la guerra por su cuenta.
Por favor, que paren este tanque que me  bajo.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 2 de enero de 2015

METIENDO LA PATA AL AÑO NUEVO

No sé si a vosotros os ocurrirá lo mismo pero siempre el cambio de año me supone una sensación de viaje, de traslado, cuando, por el contrario, no he movido los pies del suelo.
Sin embargo, este año y para variar, parece que más de uno en ese viaje de tránsito haya perdido, o haya hecho perder la cabeza a otro. Eso, sin contar con los que se han quedado a mitad de ese viaje, como diría mi tía Encarna, compuestos y sin novio, como les ha ocurrido a los andaluces, con ese comienzo accidentado en cuanto a la retransmisión por “su” televisión. 
Para información de aquellos lectores allende los mares, diremos que, por algún despiste, y cuando ya iban a comenzar las campanadas en la televisión autonómica de Andalucía, “alguien” metió dos anuncios y la consecuencia es que ese alguien, como un David Copperfield cualquiera, escamoteó nueve campanadas a los atónitos televidentes, que debieron de tener la sensación de que  se les gastaba una broma, con cámara oculta o no.
Raro en España, a las pocas horas alguien dimitió. No es un mal comienzo para nuestra sociedad, acostumbrada a otros procederes, aunque no dirá lo mismo la persona afectada.
Lo mejor de estos casos es ver cómo reaccionan las redes sociales, y alguno ya dijo que la razón de lo ocurrido era que los encargados estaban viendo a la competencia (concretamente el modelito de Cristina Pedroche, o mejor la ausencia de él entre transparencia y transparencia), y es que como muy católicos ellos, se les fue el santo al cielo.
Por otro lado, y continuamos con meteduras de pata, el Ministro de Economía, o de lo que queda de ella, Luis de Guindos, se ha lucido con sus primeras declaraciones del año diciendo que “se ha perdido el miedo a perder el trabajo”. Es de suponer que querría decir otra cosa, como que ya la situación es mejor y lo peor ha pasado. Pero, como el personal, entre el que este vecino del mundo se incluye, está acostumbrado a pensar mal, y desgraciadamente acertar, se ha imaginado que, tras varios años de continuo bombardeo en forma de crisis, uno ya se debe de acostumbrar al peligro, y saldrá de vez en cuando de su madriguera aunque caigan chuzos de punta.
Y ya para terminar a modo de resumen, utilizaremos un juego de palabras que viene muy bien al caso, en esta España el que todavía no se ha caído del guindo, lo están echando a patadas, eso sino se le han atragantado las uvas de la ira.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 31 de diciembre de 2014

BAJO EL INFLUJO DE BACO

Una cosa es que cada uno cuente la feria según le va, y otra que esta mañana sobre las ocho y media, me encuentre en el portal a Josetxo, el del quinto, con una sonrisa de lado a lado, y tras darle los buenos días le pregunto el por qué de esa sonrisa, y tras decirme que hacía un frío impresionante, me dice que por eso mismo, esta noche todas las bebidas estarán bien frías y entrarán mejor.
Al pobre Josetxo, no le hacen falta excusas precisamente para beber, porque aunque es de Donosti, desde que le conozco lleva impreso en la cara, con venas mercadas y coloretes,  el mapa de La Rioja.
Josetxo no es de los que se echó a la bebida por la pérdida de un amor, en todo caso lo perdió por ver doble, y elegir el que solo era un producto de Baco.
Y es que la vida está llena de decisiones, de momentos en el que tienes que elegir, y a partir de ese día la vida te lleva hacia un lado u otro.
Eso debieron de pensar los más de diez mil médicos, se ha sabido hoy, que en los últimos tiempos se nos han ido al extranjero, con preferencia al Reino Unido y Francia.
Pensando todavía en Josetxo, probablemente ese mismo tiempo gélido que enfría las bebidas, hace mucho tiempo que conquistó nuestra economía y nuestros sueños, y el que quiere tener alguna posibilidad de ver un futuro sin tantos nubarrones, coge las maletas y se va. Porque la elección es fácil: a cualquier sitio.
En esta noche, de bebidas frías y corazón caliente, ya no sirve hacerse propósitos para el nuevo año, en todo caso serían propósitos de enmienda a la totalidad, que ya todo se nos pega, porque a un gobierno que nos ha tomado el pelo, y al que a los nuevos emigrantes ahora llama jóvenes españoles con derecho a ejercer la movilidad exterior, en realidad le pasa como a Josetxo, el del quinto, que vive en una realidad paralela, o bajo el influjo de Baco.
Por eso, esta noche, tras las doce uvas, el brindis tiene que ser para nosotros mismos, y para coger más fuerza, pero nunca para olvidar. ¡Solo faltaba!
Y recordad, que incluso los peores tiempos sirven para muchas cosas, lo mismo que para enfriar botellas de buenos caldos, para mantenernos despiertos de las triquiñuelas del diablo, al que últimamente  le gusta mucho disfrazarse de traje azul y corbata roja. Y no es por apuntar, que también.
¡Feliz Año Nuevo! Y que por lo menos no nos tapen la boca; no, no para protestar, sino simplemente para poder respirar.
Un abrazo a todos.

*ILUSTRACIÓN: DE LA RED

martes, 30 de diciembre de 2014

LOS MINUTOS DE LA BASURA

A medida que el año llega a su fin, parece que el tiempo, como en el baloncesto, es el de la basura; o como en la Lotería de Navidad, se van sacando las últimas bolas del bombo sabiendo que en realidad los premios principales hace tiempo que salieron.
Y quizás, además, estemos más tranquilos, porque en estos días de fiesta los políticos de turno no estén enredando. Al final, habrá que pagarles para que no hagan nada (aunque muchos seguro que “eso” ya lo pensamos normalmente), porque cada vez que se ponen en acción, la lían.
La Nuri, mi sufrida, y yo, como ya tenemos los hijos mayores, este año hemos optado por irnos a un cotillón, disfrazados. Mi disfraz es fácil, cómodo y además me puede traer ventajas…Voy a ir disfrazado del Pequeño Nicolás. Con una simple chaqueta azul, en mi caso, además, peluca morena, y camisa blanca, asunto resuelto.
Lo de las ventajas del disfraz iba porque seguramente todo el festín me salga gratis, eso, si me meto bien en el papel y actúo como presuntamente lo hace él. Incluso, es probable que gane dinero. El único inconveniente es que el personaje real siempre ha tenido a alguien “dentro”, y yo no conozco a nadie de la organización. Pero, con dos copas y alegría…todo se andará.
Con respecto a La Nuri, ella estaba empeñada en ir de “la mujer invisible”, es decir, no ir,  y yo todo el tiempo haciendo el paripé de hablar solo. Más barato sí era. Sin embargo, al final he conseguido que vaya, por supuesto, encarnando a La Pechotes. Ella, La Nuri, tenía dudas, como los actores, sobre cómo abordar al personaje en cuestión. Y, llegamos a la conclusión de que con poner cara de virgen inocente, con ojos de mujer sorprendida, era suficiente, porque el principal ingrediente que da nombre al personaje, la mayoría de las mujeres ya lo lleva de serie.
Por lo demás, las Navidades, como siempre, una continua decepción. Ni me ha tocado una mísera pedrea en la Lotería de Navidad, ni me he dado de bruces con ese famoso espíritu navideño, que al final debe de ser otra leyenda urbana, ni hay expectativas mejores de entrar en el nuevo año.
Lo que sí hemos aprendido con la crisis, y quizás de eso se valen los políticos para que la contestación en las calles no sea mayor, es que “hay otros que están mucho peor que nosotros”. Personalmente no los conozco, pero los hay, porque mientras este vecino está en el paro, hay otros que también lo están y encima enfermos, por lo que nos toca callarnos. Cosa que hacemos  muy bien, como lo hicimos con el rescate bancario, o como cuando nos dijeron lo de vivir por encima de nuestras posibilidades, un puñal que todavía lo tengo clavado.
Lo dicho, viviendo los últimos momentos de este año, los minutos de la basura. Esperemos que eso, además, no se contagie. ¡Sólo faltaría

*FOTO: DE LA RED

lunes, 29 de diciembre de 2014

ESTA ES SU VIDA

Estos días la mayoría de medios de comunicación se transforman en una especie de catálogos de un Ikea multimedia, en el que vas cogiendo las principales noticias del año, y te montas las páginas del periódico mental como vas queriendo; una especie de noticias al buffet: Lo más comentado del año, los mejores goles, los grandes éxitos, las bodas, los entierros. Todo se computa.
¿Qué ocurriría si cada uno de nosotros al finalizar el año hiciéramos un cómputo general de “nuestras mejores jugadas”?
Podríamos hablar de nuestras principales necesidades, pensamientos, decepciones, momentos “tierra trágame”. Sería la vida desde nuestro punto de vista, como una canción, menos comercial, más personal.
Parece que los señores, y señoras, naturalmente, de Facebook, ya habían pensado en todo esto, y al acercarse el “finde”, de pronto tu página te habla abiertamente, y te ofrece, aunque más parece que te exige por la excepción que eso supone, hacerte un resumen en video de lo que has hecho durante el año que se va.
En la mente un recuerdo de un programa de televisión de hace muchísimos años, “Esta es su vida”, con su presentador, Federico Gallo, en el que sorprendía al invitado con un repaso de toda su vida, con diversos invitados: amigos y familiares.
La primera reacción de este vecino del mundo fue mirar alrededor, por si había alguna cámara para ese programa, o para alguno de bromascon cámara oculta. 
Personalmente, opino que no hay ningún usuario que sea tan importante que merezca esa aplicación, porque de serlo , seguro que las televisiones en sus noticias se harán eco.
Además, como este vecino, entre la experiencia de los años, y los años en sí que ya va cumpliendo, es desconfiado por naturaleza, este gesto de la red social sonó más a “para que te des cuenta de que has vivido por encima de tus posibilidades, te lo recuerdo…
Partiendo de la base de que exagerando se analizan mejor las cosas, imaginaros que por otra norma de Facebook, al cumplir una determinada edad, supongamos por ejemplo que 75 para los hombres, y 80 para las mujeres, la citada red social te “agasajara” con un resumen de toda tu vida en la red, acompañado con la canción “A mi manera” (“My way”). Sería como para cortarse las venas, pero no con un cuchillo sino con una sierra eléctrica, para no dejar al azar la salvación, y que hubiera dudas del destino.
En la importancia que cada uno le da a los hechos está, al margen de enfermedades mentales, el poder de recordar, porque todo lo forzado es inútil. Sin olvidar de que un programa informático no sabe de sentimientos ni de formas de presentar los eventos, ni está en él el dar importancia o hacer un resumen de diferentes hechos.
Una red social debe de ser una especie de cajón de sastre en el que se depositan los hechos que el interesado quiere, pero esa misma red en sí, no confundir,  no es el sastre, ni tu Gran Hermano que te debe elaborar un traje con tus recuerdos ni vivencias. Sinceramente, y con perdón, ese tipo de resumen interesado es más de suegras despechadas. Más de uno, y de una, seguro que está de acuerdo.

*DIBUJO: DE LA RED

sábado, 27 de diciembre de 2014

"EL CASO" DEL TRIBULETE

El asunto al que me voy a referir hoy, no lo tenía preparado en absoluto. Es de las pocas veces en que el tema llama a mí, y ya se sabe que, el que busca, encuentra.  No me pareció nada afortunada la situación que escuché, y por eso la voy a comentar, para comprobar si soy yo sólo, o es una opinión general.
Ayer, sobre las nueve de la mañana, estaba enfrascado en uno de los informativos de la radio, de la Cadena Ser (lo digo simplemente por aportar más exactitud a la noticia, no por ningún tipo de recriminación en absoluto a la cadena en cuestión), cuando el locutor, y se supone periodista, anunció que la madre que había abandonado a tres niños de corta edad, noticia con la que llevamos conviviendo unos cuantos días, ya había sido detenida por la policía. Y añadió la siguiente información, que al menos este vecino del mundo desconocía:
"Los niños en el momento de ser encontrados por la policía, presentaban el siguiente estado: El pequeño de apenas unas semanas estaba llorando sin parar, el de año y pocos meses se estaba pegando cabezazos contra la pared, y el mayor, de tres años, estaba con la vista perdida, y no atendía a las preguntas que se le hacían."

Personalmente, me extrañó mucho esta descripción, en un país en el que desde hace años ya no se pueden ver las caras de los menores en las imágenes de los medios de comunicación. Y además, sinceramente creo que es una información que solo debe de interesar a la policía, y en todo caso, a las autoridades y servicios sociales que se hagan cargo de las tres criaturas. Y que conste claramente que este vecino no es partidario, en absoluto, de la censura, pero sí de un poco de lógica a la hora de relatar algo.
Fue una especie de vuelta al pasado y a aquellas informaciones dadas por "El caso" que cubrieron toda una época de la España negra.
Se debería de diferenciar muy bien entre información general y lo que atañe al ámbito privado, porque entre otras cosas, aunque la mayoría de nosotros no conozcamos a los niños, en este caso habrá personas allegadas que oirían ese relato, porque no deja de ser eso, "un relato", y es un sufrimiento que se añade a los familiares o conocidos de los sujetos de la noticia.
De todas maneras, tampoco es de extrañar que eso ocurra en un país en el que cuando hay un fallecimiento de alguna persona muy conocida, el periodista encargado de "cubrir" la noticia pone la "alcachofa" casi dentro de la boca (más para molestar que para captar las palabras) de alguno de los familiares, conocido también, y le hace la pregunta capital del periodismo actual: ¿Cómo se siente?
Todavía estoy esperando a que algún entrevistado responda, olé por él, lo que la mayoría estamos pensando: 
-Cómo se sentiría usted, si fuera a usted (recalcando los "usted") al que le ocurriera ésto?-
Pero, lógicamente, el reportero de turno juega con ventaja, sabiendo que nadie le va a contestar así, porque en ese caso, el "tribulete", cumpliría su objetivo que es crear una nueva noticia, una trifulca, de una noticia anterior, y eso, en ciertos sectores, vende, y mucho.

*DIBUJO: DE LA RED

jueves, 25 de diciembre de 2014

REFLEXIONES A UNA NOCHEBUENA

Quizás hoy también, en el día de Navidad, habiendo sobrevivido a la Nochebuena, me van a tachar de no ser políticamente correcto, o incluso de ser algo así como un asesino moral, si eso existe, pero qué queréis que os diga, la Navidad es simplemente un estado de ánimo, en el que por mimetismo todos nos “decoramos” igual. Días de valores humanos, de ver a todos, de vernos a nosotros mismos, más buenos.
¡Señores! Que somos los mismos que nos negamos a ver el resto del año, los problemas que hay un poco más abajo, en África, con el ébola y otro tipo de enfermedades que llevan más años radicadas en esas tierras, y muy poca gente pestañea.
¡Señores! Que somos los mismos que mientras en Navidad ayudamos a la vecina anciana a llevar la compra, el resto del año despotricamos de ella por ser una cotilla, por mirar siempre desde la mirilla de su puerta. Cuando lo que ocurre, en realidad, es que está más sola que la una, y tiene que torear al tiempo como verdaderamente puede. Y por eso se pasa hablando con la cajera de la tienda más tiempo del deseable, porque en realidad para ella no es una tienda sino un club social.
Este vecino del mundo, y si todavía muchos no se han enterado, está de acuerdo con esos valores navideños, pero que no tengan fecha de caducidad como un paquete de tabaco.
Muchas veces nos basamos en que no queremos comportarnos así, ayudando al prójimo, teniendo una sonrisa para todos, incluso para ese desconocido que se acerca, por aquello de que “al bueno le pueden confundir con tonto”.
Y, quizás, los verdaderos actos valientes hay que hacerlos en la intimidad, y frente al espejo, hablando seriamente con uno mismo, y mirándose a los ojos decirse no que uno va a ser más bueno, porque eso se es o no se es, pero sí más sincero y calmado con el de enfrente, y pensar que no solo tienes tú problemas.
Algún día, quizás, conviene empezar plantearse que las verdaderas llamadas no son las del día de Nochebuena por la tarde, deseando paz y amor a todo el mundo, sino las que recibes un día cualquiera, sin ser nada especial, interesándose por ti, y en la otra dirección, naturalmente, de ti hacia la gente que te importa. Más de uno descubrirá que está más olvidado que lo que pensaba, y que no hay nada más triste que morirse en vida, porque en ese caso no te mueres físicamente, sino que te has muerto para la atención y el sentimiento de los demás.
A mí personalmente esta cena de Nochebuena me ha servido para colocarme en el mapa vital, como si de la pantalla de un “smartphone” fuera, viendo moverme hacia dónde voy, y si merece la pena seguir hacia delante o conviene recular, por aquello de que una retirada a tiempo puede ser una victoria. Aunque en este caso no se trate de victorias y derrotas, sino de vivir la única vida que tenemos de la mejor manera posible y acorde con tus sentimientos, que en el fondo son los que verdaderamente deben de hablar.

*FOTO: DE LA RED

miércoles, 24 de diciembre de 2014

¿ES NAVIDAD? BUSCO A MÉRIMÈE

Cada vez que llega Nochebuena mi cuerpo se decora, como un árbol de navidad cualquiera, de recuerdos de la infancia, cuando cada nueva fiesta se cubría de misterio e ignorancia. Días de celebraciones en una casa llena de gente, que aunque son jóvenes, en realidad son viejos para mí, para un niño de siete u ocho años.
Grandes cenas de platos humildes alumbradas por una simple bombilla, todavía la fluorescente debía ser o un lujo o una utopía. Y entre plato y plato, jolgorio de altas voces y conversaciones para adultos.
Todavía estaba la sombra, alargada, siempre alargada, de una guerra de la que nadie hablaba. Solo se mencionaba, como recordatorio, la época del hambre y del estraperlo.
Hoy la Nochebuena se sigue celebrando en familia, el que tiene, y al que llaman. Nochevieja es quizás, para algunos, más de amigos. Ya se sabe eso de que la familia se tiene, y los amigos se eligen, o te eligen.
Dentro de muy pocas horas, las calles de los pueblos en Euskadi estarán llenas de Olentzeros en busca de su público menudo. Solo es uno, pero estará en todas partes por aquello de sus franquicias, porque también tiene mucho que ver la economía en esto.
Lo mejor de las Navidades es ese símbolo de esperanza y de posible cambio que significan. Cambio, quizás, en nuestra manera de vivir y en el que los hados, esperemos, nos sean propicios, y se acuerden de nosotros para bien. Porque en el fondo no podemos dejar de ser egoístas, y pedir, y pedir, aunque solo sea esperanza.
Ahora además, estamos atravesando una época, que esperamos no sea LA ÉPOCA, así, en mayúsculas, de siempre jamás, en la que está mal visto quejarse, porque sabes que hay gente que está mucho peor que tú.
Ésto, la crisis, es como un accidente de coche, que si quieres ayudar quizás tienes que comenzar por los que menos se quejan, porque no tienen fuerzas ni para quejarse de lo mal que se encuentran.
Desde esta atalaya del vecino del mundo solo quiero desearos paz y amor, nada material porque eso hay que cotizar y al final siempre está Montoro con la guadaña, dispuesto a recortar. Lo inmaterial, los sentimientos, al final siempre es lo mejor. La calidez de un abrazo sentido, de unas pocas palabras de complicidad, eso en realidad es lo que importa. La complicidad y el entendimiento en un mundo frío e impersonal.
Mientras cenamos esta noche, os deseo que una fuerte nevada de paz y amor os cubra con su manto hasta las próximas navidades, sirviendo de salvoconducto en todo tipo de desventuras.Quizás no me entendáis, lo importante es la empatía, ya se sabe, pero a mí me gusta desear las navidades siempre a mi manera, “my way” como dice la célebre canción, y por eso os deseo FELIZ NAVIDAD Y UN PRÓSPERO MÉRIMÉE, que para muchos solo será un escritor francés, y para otros el absurdo de una frase, tan absurda como la utopía, y la esperanza. Porque, quizás, lo importante no es la forma, sino el fondo.

*ILUSTRACIÓN: DE LA RED

martes, 23 de diciembre de 2014

EL CUENTO DEL BIEN INFORMADO

Tenía el extraño hábito de estar bien informado. Lo leía absolutamente todo. Antes de cruzar un puente, por ejemplo, era capaz de leer todo tipo de letreros y señales al respecto, reflexionando después, y deglutiendo cada orden o sugerencia.
De joven incluso, le había pasado durante algún escarceo amoroso, abrir una caja de preservativos y leerse el prospecto de cabo a rabo (en este caso no va con segundas), con tanta intensidad que al ir a colocárselo según todo tipo de recomendaciones, la joven en cuestión se lo había pensado mejor, o simplemente se lo había pensado, y ya no estaba.
Él no le daba importancia a esas cosas, porque estaba convencido de que la persona que le quisiera, lo iba a hacer por lo que era, y simplemente a él le gustaba algo tan simple, aunque para muchos complejo, como es estar bien informado.
Se informaba de todo, de la luz, de la sombra, de la oscuridad, de la vida, de la muerte, del ruido, del silencio.
Leía tanto que se olvidó, como decía aquella vieja canción, de vivir; mucha teoría y nada de práctica, porque la práctica no se enseña en los libros.
Una noche, una voz en sueños, o al menos eso pensó él al despertarse, le dijo que si seguía así iba a ser uno de los más listos del cementerio. ¿Y qué hizo? Aquello había sido una especie de advertencia que en realidad debería de ser considerada como un punto y aparte en su vida.
Tras devorar varios libros sobre el futuro y el destino, un buen día tomó una determinación. Consiguió, a eso le ayudó mucho internet, las listas de todos los que estaban enterrados en el cementerio al que, más que ir, le llevarían cuando llegara lo inevitable. Se informó de cada una de las vidas de los que ya la habían perdido, y tras años de esquemas y comparativas, llegó a la conclusión de que no había nadie tan informado como él.
Ya podía contestar a aquella supuesta voz que una noche, ya lejana, creyó oír mientras dormía. No sería uno de los más listos del cementerio, sino el más listo. Sería el primero en algo. Otra cosa era vivir su propia vida y tomar las decisiones correctas. Pero, para aquello, vivir la vida, ni había un libro de instrucciones, ni tenía la confianza necesaria  con nadie para dejarse aconsejar. Y, por cierto ¿quién hubiera podido hacerlo, aconsejarle, si él siempre había sido el más informado?
Un buen día, muchos años después, cayó en la cuenta de que junto con la lectura había practicado sin darse cuenta, el juego de la soledad, y quizás ya fuera tarde para rectificar, y vivir su propia vida y no la de los demás. Pero también había leído mucho sobre “segundas oportunidades” y la famosa frase española de que  “a la oportunidad la pintan calva”. Y allí estaba él, pensando ante el espejo, bien calvo. 
Él era su propia oportunidad y su libro por escribir.
Tras la ventana de la sala, oyó las voces de unos niños cantando un villancico. Ni se había dado cuenta de que era Navidad. Y por un momento se acordó de aquel libro de Dickens en el que el protagonista  había visto su propio entierro, y no le gustó la perspectiva, aunque ya sabía seguro, que hubiera sido el más listo del cementerio.
Y abrió la puerta de su casa, y como si hubiera alguien enfrente suyo solo dijo ”hola”; hablaba con la vida a la que había ignorado hasta entonces.
Tras él, y siempre mirando al frente, cerró la puerta, como si terminara una gran etapa en su vida, con determinación, con fuerza, como no queriendo arrepentirse; mientras, dentro, se desprendieron de las estanterías unos cuantos libros que ya nunca más ordenaría.

*ILUSTRACIÓN: DE LA RED

lunes, 22 de diciembre de 2014

JOE COCKER, LA VOZ DE LO INCORRECTO

Me acabo de enterar. Joe Cocker ha muerto, y una parte de nuestras vidas con él. Esa vida que no es políticamente correcta, de tugurios a medio cerrar, de luces dudosas que intentan sobrevivir entre un puré de humo, y de bebidas de “algo” con alcohol.
Hay artistas que cantan con la garganta, y otros que lo hacen con sus entrañas.
Joe Cocker, el cantante de Sheffield,  es, porque durante mucho tiempo me costará hablar de él en pasado, uno de los pocos que cantan con el hígado. Nunca ha necesitado canciones compuestas por o para él, porque ha sabido coger canciones de otros y hacerlas suyas.
Directamente me viene a la memoria de mi corazón ese  With A Little Help From My Friends, de “The Beatles” y transmutar las finas voces de los de Liverpool en esa voz rasgada de negro emblanquecido, esperando que en cualquier momento se rompa para siempre, pero sobreviviendo a los agudos.
Una voz llena de contradicciones, voz de negro en envoltorio blanco, voz de tinte trágico con imágenes, en la memoria, de lencería fina, y trajes impolutos de soldados enamorados.
El considerado séptimo arte le debe grandes momentos también, como los temas principales de “Oficial y caballero”  y “Nueve semanas y media”.
No se ha conformado nunca con coquetear solo con nuestros oídos, y hubo tiempos que también lo hizo con  las drogas y el alcohol. Leyenda viva del Festival de Woodstock, hoy nos ha dejado, pero como en sus conciertos, seguro que simplemente es un descanso para volver a envolvernos con esa voz de más de cuarenta grados.
Sé que como en “Nueve semanas y media” me podría dejar el sombrero puesto, pero es un símbolo de respeto el quitárselo, y en el caso del cantante que acaba de fallecer, merece  ser incinerado para no poder ponérselo nunca; porque ya nada será lo mismo.
Al contrario de en su canción “Unchain my heart”, mi corazón siempre estará encadenado a su recuerdo, a esas manos siempre tocando un piano imaginario.
Ahora los tragos solo serán de marca, y las historias de amor limpias y anodinas.
Joe Cocker ha muerto, descanse en paz, y los cubatas estarán a media asta.


*FOTO Y VIDEO: DE LA RED