Bertín
Osborne en una especie de doble tirabuzón sin red,
en su programa de ayer, de “Mi casa es la tuya” (http://www.mitele.es/programas-tv/mi-casa-es-la-tuya/temporada-1/programa-9/),
de la Cadena Alegre, se descolgó de la normalidad, invitándose a sí mismo.
Utilizaba para ello al
humorista Javier Quero, que estos días ha estado envuelto en plena polémica por
haber intervenido en una imitación en el programa “Late motiv” de Buenafuente
(https://www.youtube.com/watch?v=6VLyk9ep5qc), en el que imitándole
al mismo Bertín, en un personaje llamado “Bertín Bertón” entrevistaba al
mismísimo Hitler encarnado por un tétrico David Fernández (más conocido
como el eurovisivo Chikilicuatre). Esta entrevista, la del programa de
Buenafuente, se supone que recreaba, en tono de humor negro, unas declaraciones
del Señor Osborne, en el que tras ser preguntado a quién le hubiera gustado
entrevistar, debió, según parece, contestar que al mismísimo Hitler.
Al parecer al Señor Osborne no le debió de hacer ninguna gracia
ese sketch, pero tras algunos dimes y diretes, el cantante madrileño parecía
querer zanjar la polémica, invitando a su programa al personaje, aunque en el
efecto era éste quien invitaba al verdadero Bertín.
Sin embargo, no es lo mismo el continente que el
contenido. Una cosa es invitar a Javier Quero para que le imite, y otra cosa lo
que decía. Y en realidad éste Bertín ha sido políticamente correcto, y el
Bertín verdadero y el de la imitación en el programa de Buenafuente no lo son.
En un personaje es muy importante el guion, el contenido,
y en los pocos minutos que duraba el sketch en Late Motiv desmontaba a un
Bertín Bertón con más peligro que una escopeta de feria.
Si Bertín quería fumar la pipa de la paz, en realidad no
lo ha conseguido, porque los ingredientes de la pipa habían cambiado, y en lugar
de hierba apolíticamente incorrecta cosechada por el equipo de Buenafuente, era,
el del programa de Bertín, té británico con una hora de diferencia en el
continente y en el contenido.
Vaya por delante que a este vecino del mundo, Bertín Osborne le cae muy bien,
siempre respetando el cómo es. Y él es tan irrespetuoso como una película de Don
Paco Martínez Soria, vista con los ojos de hoy, y no del tiempo que se hizo. Y es
que Bertín se desenvolvería a sus anchas, y aún así lo hace hoy en día, en la
filosofía de los años setenta.
Un personaje de Martínez Soria cuando su hija se echa un
novio, si es de color, dirá que es negro, y hará un par de chistes. Y Bertín es
así, juguetón. El problema quizás es que luego él no respeta el humor en
contra. Aunque como él reconoce en el programa de ayer mismo, y es verdad, a
los cinco minutos se le ha olvidado, y se ríe, y eso, la risa, siempre es muy sana.
De todas maneras, Bertín, si con el programa de “Bertín
invitando a Bertín” era una especie de metáfora para decir “pelillos a la mar”,
en la imagen que siempre hemos tenido de ti, hubiera sonado mucho más
simpático y real “pelillos a lamer”. Porque el personaje de ayer era igual,
pero no lo mismo.
*CUADRO (PARA EL PROGRAMA): DE FERNÁNDEZ HURTADO.