No
hay nada que moleste más a este vecino del mundo que recibir una
llamada telefónica, que normalmente no esperas, y que te pone
nervioso por poder esperar de todo, y que levantes el auricular y
compruebes que te van a hacer una encuesta por parte de una empresa
de telefonía móvil, pero que además está previamente grabado, y
te pide esa voz tranquilamente robotica, naturalmente sudamericana,
a que esperes un momento.
Además
queda patente desde el primer momento de que mandan ellos, y que solo
puedes decir que sí.
La
última vez que me ha ocurrido ésto, osea, ayer, esperé hasta el
primer momento en que podía decir algo, en este caso concreto, uno
o dos,
para acordándome de las sabias palabras de Don Fernando Fernán
Gómez dije claramente y sin titubear: -Váyase
a la mierda, a la mierda. Esperando
que hubiera quedado claro mi estado de ánimo y mi educación,
naturalmente colgué, dando por zanjado el asunto que muy en contra
de mi opinión había pasado a ser el centro de mi atención.
En
primer lugar, ya que emplean mano de obra más barata, podían tener
la delicadeza de, además no ser tan ruines para los mismos
trabajadores , hacer las preguntas en directo, que aunque tarden más
para algo son los propietarios de la linea y se cobran a ellos mismos
lo que les dé la gana.
Este
vecino del mundo sí considera este acto una especie de “escrache”
dentro de su propia casa, y lo hacen grabado para que además nadie
tenga que dar la cara, corriendo el riesgo de partirsela,y de dar
explicaciones.
La
verdad es que en esa llamada sí hubo algo bueno, y es que después
de responder dando mi opinión, a todo ésto, a voz en grito, uno se
queda muy relajado; una especie de visita al psicólogo pero sin
salir de casa, aunque te puedas salir de tus casillas.
La
empresa de telefonía móvil en
rojo,
que fue
la triste protagonista de mi tarde, sabe que ya ha conseguido alguien
en su contra, por lo que su llamada fue muy productiva, y a mí
personalmente me aclaró muchas dudas sobre el tipo de compañía de
la que estamos hablando, y curiosamente lo que les importa la opinión
de sus posibles clientes, haciendo llamadas a
control remoto,
o tirando la piedra y escondiendo la mano.