miércoles, 8 de abril de 2020

UNA CALLE SIN GENTE...



¡Siempre igual! Nos hemos pasado días y días hablando del famoso "pico", ese que será una especie de atalaya en el que observaremos tras él cómo “todo” irá bajando. Y cuando todavía no hemos llegado, ya estamos hablando, totalmente preocupados además, de cómo se va a hacer la desescalada del confinamiento. Algo así como estar preocupado de cómo vas a bajar el Everest cuando en plena ascensión todavía no divisas la cumbre.

Por cierto, las ya mencionadas: desescalada y confinamiento.  Dos de las palabras más importantes que el coronavirus nos ha traído,  y que a últimos de Diciembre estarán muy cerca del pódium de la palabra del año.

Y es que lo nuestro, además, es reír por no llorar; pero de la peor manera, reírnos de nosotros mismos, porque en realidad solo nos preocupa la foto del momento. El cómo llegar a la desescalada da lo mismo. En una especie de remedo de aquel burro que tocó la flauta por casualidad. Pero la tocó, leches.

Este virus no solamente está dejando muertos, muchos más de los que todavía se reconocen; también está dejando, como no podía ser de otra manera tratándose de España, imágenes lamentables de unos líderes políticos, todavía los de siempre, desgraciadamente, que constantemente utilizan todo, “todo”, para recordarnos que su ideología es la única que limpia más blanco.

Hay algunos, ya lo han demostrado otra vez, que lo único que les estorba es la realidad. Y por eso no dudan en trucar fotos para crear finales apocalípticos, en una Gran Vía madrileña repleta de banderas españolas, eso sí, que cubren miles de ataúdes. Cuando quizás, uno de los finales más tristes que se puedan encontrar es el de cualquier calle de las nuestras vacía o vaciada, lo dejo al libre albedrío, pero a la postre sin nadie. Y ya se sabe que una calle sin gente es como un político sin corazón: da miedo.

*FOTO: DE LA RED

martes, 7 de abril de 2020

LA COMEDIA DE LA VIDA



Al final con tanto famoso viendo las orejas al lobo en forma de coronavirus, no vamos a ser nada si el dichoso bichito no nos ha dado a cada uno de nosotros unas cuantas cornadas en el mismo ojo hasta casi perderlo.

Lo de Boris Johnson en cambio es para hacérselo mirar, cuando se recupere, que ojalá sea pronto. Y es que además de ser chulo, más que un ocho, cuando te pones chulo es lo que te pasa. Viene el destino y te hace tomar dos tazas de tu propia medicina. Además, a los que les cae mal, que somos muchísimos, nos tenemos que callar porque en ese caso nos pueden tachar de abusones.

De todas maneras, esperemos que si al Señor Johnson por aquello de la fiebre, le provoca visiones, y ve un túnel con una luz brillante al fondo, no vea también a su imperio británico en el horizonte, porque se nos lanza como un escapista sin vuelta atrás.

No sé por qué me da que para cuando todo vuelva a la normalidad, si algún día eso ocurre, quizás lleguemos a la conclusión de que este año no teníamos que haber guardado el árbol de navidad ni ese espumillón que está dando vueltas por casa, pero en fechas siempre equivocadas.

Este año, si volvieran las burbujas de Freixenet no me extrañaría que bailaran al son del Resistiré y de un Dúo Dinámico 3.0 en honor de todos esos que son pacientes de riesgo, y es porque la vida les ha pasado por encima y alguna consecuencia tenía que tener.

Y ya para terminar, una pregunta inocente: ¿Alguien sabe algo de Trump? A lo mejor nos enteramos de que ya ha metido en la cárcel a “Coronavirus y a su banda” que además tenían una extraña conexión chino-latina, y les hace responsables de todos esos cadáveres que ya no caben en las diferentes morgues.

Si alguien creyó en algún momento que nombrar presidente a un individuo como Donald Trump era un buen comienzo para una serie en el canal de la vida misma,  que sepa que ya ha pasado de la comedia al esperpento y va directamente a la tragedia. ¿No va siendo hora de cambiar la programación?

*FOTO: DE LA RED

domingo, 5 de abril de 2020

¿VERDADES ESTÚPIDAS?



Ya solo nos faltaba que hasta los dibujitos de Google nos recuerden que debemos de quedarnos en casa. Una cosa es que haya caraduras en todas partes, e insolidarios, y egoístas, y otra cosa es que nos restrieguen el “quédate en casa” por la cara hasta hacer sangre, por culpa de unos insensatos.

Siempre se ha dicho que la letra con sangre entra, y como no les puedes atizar con un letrero que diga “te tienes que quedar en tu puta casa”, pues les aparcas un multón entre mano y mano, que sea algo así como el padre y la madre de todas las multas, para que se vayan enterando. Y si fuera por este vecino del mundo, con un suplemento por intento de cachondeo a la autoridad competente, o no, que si seguimos así todavía estará por validar lo de la competencia...

En otro orden de cosas acabo de ver los ocho capítulos de la cuarta temporada de “La casa de papel”. Y sin ánimo de hacer ningún spoiler, o dicho en el idioma de Cervantes, sin desvelar nada que pueda ser determinante a la hora de que otros vean más tarde la serie, si seguimos así, en próximas aventuras cada vez habrá más gente en el pasado que incluso en el presente.

Y hablando del idioma de Cervantes, no me gusta nada que la copia que nos distribuyen a los que hablamos español de España, los títulos de crédito estén en inglés. ¿Os imagináis si eso ocurriera con una serie francesa?

Nos pasamos horas enteras diciendo que con esta serie hemos puesto una pica en Flandes, y en cualquier lugar del mundo, y después aceptamos disfrazarla de británica o americana, por aquello del idioma y no contradecir a papá Netflix.

Cualquier día le vemos a Antonio Banderas con su piel oscurecida en varios tonos, por aquello de que para los americanos todo hispano es de color, y no es cuestión de contradecirlos. 

Hay cierto tipo de verdades, y todos las reconocemos, que no son verdaderas, sino estúpidas, y más bien una especie de peaje, o de bajarte los pantalones, para que te sigan dando los de siempre.

*ILUSTRACIÓN: GOOGLE



sábado, 4 de abril de 2020

DÍAS DE ZOZOBRA TOTAL



Leo por ahí que el hijo de Fernando Jiménez del Oso ha debido de comentar estos días, en un libro, al cumplirse quince años de su muerte, que su padre se solía reunir con la entonces Reina Sofía, y al parecer incluso con gente de la Nasa, para hablar de temas esotéricos en un palacete de la calle de San Bernardo de Madrid. Espero que no fuera a partir de las doce de la noche y a luz de un candil, porque iba a ir entonces la tía de usted.

Quizás uno es machista, como dice la canción, porque el mundo le ha hecho así, pero automáticamente he pensado que, mientras, seguro que su marido andaba de picos pardos. Como si lo uno hubiera llevado a lo otro, y la entonces reina no hubiera tenido otra cosa que hacer que jugar con las anteriormente conocidas como ciencias ocultas.

Quizás este tipo de comentarios pueda denotar que uno no tiene un gran pasillo en su casa, de hecho, y no es broma, no tiene pasillo alguno, y durante el confinamiento se tiene que poner un chándal mental y buscarse la vida con pensamientos que normalmente no aterrizaran en su cerebro en días sin ser coronados por el virus.

Este confinamiento me ha hecho recordar incuso al Bill Murray de la película por todos conocida como ”El día de la marmota” aunque en España por esas cosas que pasan no se titulara así, sino “Atrapado en el tiempo”. En esa película el protagonista con tal de ligar, y como ve que la historia para volver a su vida normal va para largo, aprende a tocar el piano.

Ahora los pensamientos a este vecino del mundo no le llevan a ligar, sino que parece que en los balcones aprovechando tras el momento de los aplausos, se ha puesto de moda el “hágase lo que se sepa”, y hay quien canta, quien toca instrumentos, y a quienes la vida nos ha debido de pasar por delante mientras hacíamos otras cosas, que tampoco recuerdo qué.

Días de zozobra total, ni pasillo para caer rendido tras una intensa caminata, ni una habilidad especial que mostrar al personal. Fue John Lennon quien dijo que la vida es eso que pasa mientras tú haces otros planes.

Está claro que en lo único que me queda esforzarme ahora es en sobrevivir al corona, para demostrar que la lucha ha merecido la pena.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 2 de abril de 2020

A LA DERECHA DEL PADRE


En momentos en que a consecuencia del “corona” (como desgraciadamente se ha integrado en nuestras vidas tan rápidamente, ya se le debe de tratar familiarmente, eso sí, con mucho, mucho respeto) todo lo pautado para este año, Olimpiadas y Wimbledon incluidos, se está yendo al garete, o a la porra, este vecino del mundo sería de la opinión que este año fuera solo de seis meses. Es decir, hasta finales de junio, para dejar los restos del naufragio un poco decentes, y volver a empezar.

Como si de una toma falsa en una película fuera, deberíamos, todos, es decir los que quedemos, o queden, que uno nunca sabe la duración de su guion, y menos en el montaje final del director, se debería de volver a las marcas de origen y comenzar otra vez. Una manera de aprender de nuestros errores, que por supuesto ni aun así aprenderemos.

Hay momentos en que por todo lo que está pasando, tenemos los sentimientos a flor de piel, y el mal tiempo también colabora a crear una especie de irrealidad en la que en cualquier momento pudiéramos oír por los medios el anuncio de la lotería de Navidad, sin que se nos saltasen las alarmas.

Entre otras cosas que todo esto nos va a enseñar es que un bichito puede entorpecer todo, todo, menos por supuesto la dichosa Declaración de la renta, que este vecino se atreve a decir que visto así, desde la urgencia de tomar decisiones, debe ser sino lo único sagrado, sí lo único a respetar. 

Si algún día hacemos un edificio para glosar esto que nos está pasando, merecerá una especie de altar apartado de todo, y con todo tipo de alarmas para ser inviolable: Antes morir que no declarar a Hacienda. Mejor no preguntar, pero cualquier día nos enteramos que está: a la derecha del Padre.

*FOTO: DE LA RED

martes, 31 de marzo de 2020

NO ES EXCLUYENTE: VASCO Y TIERNO


A medida que me estoy haciendo mayor, o más pequeño, por aquello de que se supone que menguamos, me estoy haciendo también más tierno.
Sí, señores, un vasco que se confiesa tierno. Aunque al decir más tierno, da pie a preguntarse acto seguido, con respecto a qué. Porque si es la primera fase, después de ser de hierro, lo tendría un poco clarinete.

Ahora en serio, reconozco con los años que me he ido ablandando, por eso ya no practico desde hace mucho tiempo, y siempre me he considerado un cinéfilo de pro, lo de ver cualquier tipo de película, porque sufrir por ciertas historias, además de tener que pagar el billete, como diría nuestro filósofo de cabecera, uno de ellos, José Mota, es tontería.

Anda que no me he tragado yo películas, de esas que entonces eran consideradas de “arte y ensayo”, dirigidas por Ingmar Bergman, y con el recientemente fallecido Max Von Sydow dentro. Que se puede decir que era un grandísimo actor, pero que precisamente al verle era más fácil que se te aflojara el esfínter, que la sonrisa.

Películas de esas, por ejemplo, con un final tan abierto que si te adentrabas en la trama en cualquier momento incluso corrías el riesgo de dar con tu espalda, y con ello cerrar el círculo perfecto.

Estos días viajando por los medios me he encontrado una canción que se ha viralizado como perteneciente a La oreja de Van Gogh, pero la misma vocalista del grupo donostiarra, Leire Martinez, lo ha negado. Y en realidad tiene todo el aire de ellos, pero está compuesta por una joven cantante, que algunos la recordarán por haber intervenido hace unos dos años en “Tu cara me suena”. Se llama Lucía Gil, y era, con mucho, la más joven de su edición.

La canción se titula “Volveremos a brindar”. En realidad es una pequeña canción, pero llena de inocencia y buenos deseos. Habla de estos días, de los balcones, de los aplausos, de las buenas intenciones y de esa distancia que tenemos que poner entre todos.

En realidad viene bien para descansar del uso y el abuso que está teniendo esa gran canción que es “Resistiré”, y que a lo mejor, para más inri, no podemos resistirla.

Si todavía no la habéis oído, un consejo, para ellos y ellas, quitaros primero el rímel. Os será más fácil disimular…

*CUADRO: "MARINO VASCO", DE RAMÓN DE ZUBIAURRE





domingo, 29 de marzo de 2020

OTRA VUELTA DE TUERCA



Es curioso. Siempre que hay un cambio horario, como el acaecido esta mismo noche, hacemos, o fingimos una especie de algarabía sobre el particular. Hoy, en cambio, con todo lo que tenemos montado desde hace un mes largo, y tenemos la casa propia, y la metafórica, como tenemos, lo de menos va a ser hacia dónde apuntan las puñeteras manecillas del reloj, que en la mayoría de los casos ya cambian automáticamente.

Si algo tenemos en estos tiempos del coronavirus es horas de darle al magín. Y hoy estaba pensando que si por un momento el coronavirus fuera consciente de la que ha montado, no me cabe la menor duda de que, como mínimo, nos pediría perdón.

Y es que así, a lo tonto, como se diría en mi pueblo, ya se ha acaparado el bicho de todo un año. Y para las mismas tiendas, esas que lo mismo están en Manhattan que en Motrico, famosas a nivel mundial, cómo superan al coronavirus. 

¿Quién anuncia este año un Black Friday sino hay campaña más grande e incluso más black que la del corona y la madre y el padre que lo parieron? Además de qué te va a servir una televisión nueva, por ejemplo, con más pulgadas que la mayor existente en tu barrio, si ya te has visto todas las series del mundo mundial y tus ojos tienen forma de pantalla plana.

Hoy, como domingo que es, echaré de menos un vermut bien cargadito con mis amigos, que por cierto cada vez quedamos menos, y a este ritmo de bajas, el que diga que cambiemos de bar, y el que cierre la puerta tras irnos, va a ser el mismo. Y así no se puede.

A partir de mañana, otra vuelta de tuerca y ya se quedan en casa los que no tengan un trabajo que no sea de los imprescindibles. Y acordándome de las primeras imágenes sobre la influencia del coronavirus en el comportamiento de la peña, peñita, peña, más papel higiénico necesitado en las casas. Será por aquello de que la familia que defeca unida, permanece unida.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 28 de marzo de 2020

...EL DE LA TRISTE FIGURA



Lo bueno que tiene el vivir o leer una historia crepuscular es que, entre otras cosas, no necesitas gafas de sol, porque lo único que te puede deslumbrar son los recuerdos. Y ellos, que siempre están en una segunda lectura, nunca te van a cegar porque como se repiten siempre, los ves venir.

Cada vez estoy más convencido que para cuando acabe todo esto, este vecino del mundo ya habrá aprendido a decir “confinamiento”. De todas maneras, como en muchas de las palabras, lo más importante es practicarlas. No es necesario declamarla cada vez que la utilizas ya que no nos dedicamos al noble arte de Talía aunque haya sido su día.

Me han dicho por correo interno, y han sido varios, que últimamente más que irónico estoy …ácido. Es curioso porque nunca he tomado, lo que en mis tiempos al menos, se denominaba como “tripis”. Debe ser que uno ya lo lleva dentro.

De todas maneras, también puede ser cuestión de unificar conceptos. Porque lo que uno puede considerar como ácido, incluso en el humor, otro puede verlo como “…hasta los cojones”, o en su versión femenina, más que feminista, “…hasta los ovarios”, porque hay para todo y todos.

Hoy he oído en la radio que han detenido a unos cuantos que estaban celebrando a escondidas, o al menos lo intentaban, porque les han pillado, la matanza del cerdo. Para redondear este sinsentido, cualquier día nos enteramos de que además eran antitaurinos o de alguna protectora.

Volviendo a lo del confinamiento parece ser más que un rumor que el Gobierno está estudiando uno más drástico, pero está a la espera de resultados. En cualquier momento nos mandan un uniforme de rayas horizontales negras y blancas, con un número diferente para cada uno en la zona del pecho.

Normalmente este vecino del mundo no es de los que se deja llevar por las apariencias, pero en los últimos días la cara de nuestro Presidente, Don Pedro Sánchez, deja mucho que desear, y más de una de las preguntas que se le hacen, sobraría con solo verlo, y lo que es más importante, observarlo. 
De todas maneras, no es de extrañar, con el comportamiento que están teniendo, otra vez, en esta tragedia países como Holanda y Alemania. Un bravo, por cierto, para el primer ministro portugués, António Costa, que le ha cantado las verdades del barquero al gobierno holandés.

Quiero creer, a posteriori, que nuestros políticos no han querido agravar más el tema y lo han dejado para reuniones posteriores.

En casos así, y ésto ya es de mi cosecha personal e intransferible, se debería practicar la llamada “venganza del chinito”, como aquel cocinero mandarín que meaba en la sopa del cliente que no paraba de ofenderle. Utilizaré un metro más de toalla en la playa para que se den cuenta de que sobran, y les va a sonreir con cara de panoli su tía la de Utrecht.

Espero que ninguna asociación de hosteleros me afee la conducta, porque ya estamos, me consta que somos muchos, hartos y cansados de hacer el quijote, el mismo de la triste figura, ante la presunta fuerza del dinero que puedan tener algunas hordas del norte. ¡Hasta el gorro!

*FOTO: DE LA RED

jueves, 26 de marzo de 2020

UNA MERA CUESTIÓN DE ATREZO



Son las ocho de la noche, e iba a comenzar mi post de hoy. Tenía todo preparado, y aunque con eso de todos en casa, y solamente casa, no es habitual este horario para comenzar mi post. De todas maneras, y por una serie de casualidades, todo se ha ido al garete, o al menos el rumbo de lo pensado ha cambiado.

En la sala, la habitación adjunta, parte de la familia estaba viendo la Cadena Alegre, cuando me he dado cuenta de que estaban retransmitiendo, como se suele decir, en pleno directo, los aplausos que la gente está dando y se está dando, creo que a la entrada de un hospital. Pero llamadme raro, antiguo, o todo junto, no me ha gustado nada esa especie de uso y abuso de las buenas intenciones de muchos.

De hecho, solo han pasado diez minutos y los mismos que se hacían eco de la noticia, ahora, como jueves que es, ya están anticipando asuntos que se van a tratar hoy en el programa de Supervivientes.

No nos vamos a rajar las vestiduras a estas alturas de la película, pero  si esa cadena de televisión, y otras, no se dedicaran a vender noticias, habrían puesto una cadena de carnicerías y todo su esfuerzo desembocaría  en muy alargadas ristras de chorizos y salchichas. Quizás, por aquello de que lo que no mata engorda, especialmente al propietario del invento, o más bien del chiringuito.

Convertir todo un tributo a los buenos sentimientos en mero espectáculo tiene mucho de corazón congelado y de no ver más allá de lo que cobras a fin de mes.

Por lo demás, cuando todo eso del coronavirus termine, sacaremos muchas conclusiones. Y personalmente ya puedo ir adelantando una.
Conviene, los que ya hace tiempo que comenzamos a caminar por la senda de los sesenta, que cuidemos nuestra forma física, porque ya ha quedado nítido que a partir de los setenta ya te consideran  “prescindible”, y te conviertes en carne de cañón. En caso de duda, o de amontonamiento de enfermos en centros hospitalarios tendrás la sensación de que los buitres cada vez sobrevuelan más cerca de tu cabeza.

Te pasas estudiando hasta pasados los veinticinco años, con cincuenta y cuatro gentilmente tu empresa te manda con un ERE a la calle. Y ahora, viene el famoso coronavirus, y las mentes pensantes disponen que a partir de los setenta puedes ser prescindible, pero seguro, seguro, que no tienen nada contra ti.

Hace ya mucho tiempo, cuando nació mi hija, y al ir a cumplimentar sus papeles en el juzgado, me descubrí esperando delante de tres puertas con sendos letreros en ellas: NACIMIENTOS, BODAS, DEFUNCIONES. Y en realidad eso puede ser la fría autopsia, como todas lo son, de lo que es la vida. Lo demás, una mera cuestión de atrezo.

*FOTO: DE LA RED


miércoles, 25 de marzo de 2020

MUTIS POR EL FORO, PERO AL REVÉS...


Los que me seguís ya sabéis que por costumbre siempre dejo una especie de cinturón de seguridad entre una noticia y mi respuesta, si es que la hay, para que me dé tiempo a que se me enfríe la boca en el caso de que en el fragor de la batalla se me calentara previamente, y luego me arrepintiera de dar una opinión que solo aportara el  dar mas leña al fuego.

Hace dos horas que me he enterado del cáncer que padece Dani Rovira, concretamente linfoma de Hodgkin, y que él mismo lo ha reconocido para evitar especulaciones, junto a una foto en la que se ve/intuye su primera quimio. Ha aprovechado el mismo momento, se las sabe todas, y a la larga la verdad siempre es el camino más corto, para reconocer que lo va a pasar con sus tres perretes y con Clara Lago que es su compañera de vida. Y no alargar cualquier tipo de especulación sobre ese otro tema.

Siempre he estado convencido que si algo ocurrió para que lo dejaran, simplemente es mi opinión, no fue cosa de tres sino de tres millones, de simpatizantes que como mínimo pueden tener. Y que no podían vivir su vida con tranquilidad, sino tener que soportar nuestro minuto de gloria, nuestros tres millones de minutos de gloria.

Y es que en el diccionario que tengo yo en casa, si busco el significado de “pareja” aparece la foto de ambos mirándose. Y ya se sabe que muchas veces una simple mirada es el mejor de los discursos.

Ahora sería conveniente que todos les dejáramos tranquilos y que no hiciéramos nada para cobrarnos nuestro minuto con ellos. Porque basándonos en el cálculo de lo ya comentado, tres millones de seguidores, a un minuto por cada uno, les tomaría cinco años, casi seis, en atendernos. Y, como se decía antes, no es plan.

Dani, ahora tienes que ensartar el mejor de tus monólogos, y en eso eres genial, para ganárselo a la vida. Y nosotros para variar, y como homenaje a todo un artista en lo tuyo, deberíamos hacer mutis por el foro. 

*FOTO: DE LA RED

martes, 24 de marzo de 2020

LOAS A LAS COSAS PEQUEÑAS


Otros veinte años así, que veinte años no es nada, y ya tenemos otro tango, el tango-virus.

Personalmente este vecino del mundo lleva unos años de “bichitos” que debería hacérmelo mirar, porque en agosto del 18, del 2018, me entró una ameba, una Acanthamoeba en el ojo, y tras un año de dimes y diretes con el bicho, la cosa acabó en septiembre del 19, 2019, en separación dura y rotunda, es decir, con un ojo de pega en una cajita muy molona.

Lo importante, aunque no lo parezca, es el humor, nunca se sabe si el tuyo o el mío, si del que mira o del que lo sufre, pero siempre el humor.

Ayer oyendo la radio, debí de coger, como dirían en Sudamérica, mala onda, porque todo lo que oí era como para alejarte de todo objeto cortante, porque ya se respira ambiente de que no va a ser suficiente con pagar los pedidos de todo lo necesario para atender y curar el coronavirus. Sino que se respiraba en los comentarios ambiente de trapicheo. Que si mi país tiene más dinero que el tuyo, y yo te voy a hacer más pedidos, y por tanto mi dinero es mejor.

Ya me perdonaréis por la comparación, pero con la única intención de dejar nítida mi posición, cuando se empieza a hablar del tamaño del miembro, el amor desaparece y lo mismo debe de pasar al hablar de salvar al paciente, o cómo te pago lo que te pido.

Siempre se ha dicho que muchas veces antes de encontrar algo podrido el mismo hedor te va guiando, y quizás en el caso del coronavirus el paso del tiempo va dejando a la vista corrupciones que han ido deteriorando poco a poco nuestro sistema de salud que se supone que siempre ha sido uno de los mejores del mundo. A lo mejor más de uno, o una, a un paso  de ser ingresado, se cuestiona lo que en un momento dado pudo hacer en su paso por la política, y no hizo, o incluso, para más inri, ayudó a degradar en lugar de estarse quieto.


Quizás para lo que nos puede servir esta reclusión forzosa es para hacer loas a las cosas pequeñas, a detalles: sacar el perro a pasear, ir a hacer las compras del día… Además con la sensación de que tienes/debes disfrutarlas como ese único chute que vas a tener ese día, y cuya sensación tiene que durarte hasta la siguiente, que a ciencia cierta no sabes cuándo será.

Ya lo ha escrto más de uno estos días, “éramos tan felices, y no lo sabíamos”. Porque siempre nos enseñan en los diferentes medios de comunicación, posibles deseos a la carta, y a ser posible, por aquello del precio, “etiqueta negra”.

De todas maneras, el bichito, al menos por ahora, tampoco ha conseguido igualarnos, asunto que más de uno está empeñado en demostrar, porque hay quien se divierte por Instagram dando pequeños conciertos, e incluso divagando sobre el coronavirus mientras posa en su bañera con pétalos sobre la espuma, y otros que intentan ayudar a su vecina de toda la vida, que ya va por los noventa, y con la familia lejos de ella.

Hay historias que ya nacen con banda sonora, y otras que solo serán registradas en la memoria de quienes las forjaron… y que durarán como todas las historias, mientras vivan los que las crearon, e incluso los que las compartieron y simpatizaron con ellas.

*FOTO: DE LA RED

domingo, 22 de marzo de 2020

TIEMPOS PEORES



Ya se nos está poniendo cara de trabajador a relevos, porque te despiertas sin saber si es de día o de noche, ni qué día de la semana es, porque ya estamos optando por la filosofía de “más de lo mismo”, especialmente si no trabajas porque ya eres “un jubilata”, aunque no hayas llegado a los todavía oficiales sesenta y cinco años.

Hoy me he sonrojado mentalmente, si es que eso es posible, al pillarme, yo mismo, in fraganti pensando en algo que no debo en estos días de espíritu cuasi cuartelario.

Como si estuviera teniendo pensamientos lascivos me he sorprendido soñando despierto en lo que haré cuando pueda, como si estuviera pensando en colarme en un paraíso prohibido. Cuando en realidad solo era ir al Corte Inglés y mirarme una cazadora para mejores días. "La cosa", la famosa cosa, se está poniendo muy mal cuando flaquean hasta los sueños, cuando te autocensuras una ensoñación por pornográficamente salida de tono.

Quizás, lo más triste de todo esto es que si caes en el intento, o caen los tuyos, en el combate de la vida, no te puedas despedir, no está legalmente, o lo que sea, contemplado. Siempre se ha dicho que la muerte iguala a ricos y pobres, pero me imagino que los primeros tendrán más posibilidades de seguir la pista de los que se van, eso seguro.

Las más de mil trescientas camas preparadas en el IFEMA de Madrid, dan una imagen más de guerra que de esperanza, aunque en realidad desde hace días ya es una batalla declarada al virus que nos ataca.

Es domingo, y podéis comprobar el nivel de mi estado de ánimo. Al final tiene razón nuestro Presidente, Pedro Sánchez, recordándonos machaconamente en su discurso de ayer por la noche, de que vienen incluso tiempos peores. Lo triste será que no vengan ni tiempos.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 21 de marzo de 2020

TIEMPOS DE RUNNERS ESCAPISTAS Y ALMOHADAS PELIRROJAS


Una de las imágenes de ayer fue la de esa runner, para más inri, a la carrera, en Donosti por cierto, que desafiando la prohibición salió a correr y acabó detenida y abroncada por los vecinos.

En un asunto tan claro sigo flipando con todos esos que empiezan su discurso con un "sí, pero no…"

Si te saltas lo establecido lo suyo sería decir eso de me han pillado con el carrito del helado y me tengo que atener a las consecuencias, pero no seguir con “por mis mismísimos que yo lo hago una vez y mil más, simplemente, porque yo soy mi mejor amigo”.

Por otro lado de cosas, como alquilar el perro del vecino para sacarle a pasear se ha puesto más caro que un kilo de las auténticas angulas, ya he preparado una horita de música, más o menos, con éxitos de ayer y siempre, y a partir de hoy hay que mover el esqueleto. Más que nada para que el esqueleto no quede secuestrado  por hordas de grasa, que pueden ser tan enemigas como el coronavirus.

Como La Nuri, mi sufrida, no está dispuesta a hacer prácticamente de contorsionista en bailes de salón, y la comprendo, ya he vestido a la almohada  con un aparente vestido color champagne y una peluca pelirroja en una especie de trasunto de Mia Farrow en la versión que protagonizó con Robert Redford, de “El gran Gatsby”, y en el que él acababa peor que su posterior pareja en la vida real, Woody Allen. Y es que muchos siempre han apuntado inequívocas maneras...

Esta noche, y prácticamente entre sueños, se me ha planteado una gran pregunta: ¿Respetamos el status vigente, si ensueños viajamos, por ejemplo, por preciosos atardeceres, o corremos el riesgo de acabar como la runner donostiarra, esposados e increpados más que Felipe VI tras su último mini-discurso? Juraría que me he despertado con un bosquejo de cacerolada al fondo...

Vamos a salir del coronavirus como las antiguas estrellas de cine, que antes de triunfar en la pantalla habían tenido trabajos de todo tipo. Pero, ya se sabe, que lo importante, en este caso, es salir.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 20 de marzo de 2020

LA SECUELA DE LA SECUELA



Estoy convencido, y lo he comentado hoy en casa, que no nos vamos a ir de rositas de ésto, y que va a haber un antes y un después. Y es que no se puede poner nuestras vidas patas arriba y que quede todo en un “pues ya no me acuerdo”.

Quizás nos habíamos convertido todos en bastante egoístas.  Todavía ayer, día del padre, han sido muchas las familias, en Bilbao, por citar un ejemplo, que han intentado poner rumbo a su segunda residencia, pasando de todo lo que se ha dicho (más que recomendaciones), para no poner en juego nuestras vidas, propias y ajenas.

Este vecino del mundo está convencido que tendremos para unos cuarenta días de reclusión, y en claro homenaje a Sabina, y sus 500 noches. Y es que la soledad, y más por la noche, cunde mucho.  

Psicológicamente no nos va a reconocer ni el padre que nos proyectó, la madre siempre es otro tema.

Los mismos políticos ya no saben ni qué senda seguir, porque en los manuales de sus partidos, si buscas “coronavirus” no aparece nada.
Los separatistas catalanes que siempre juegan a tener todas las respuestas precocinadas, tampoco saben qué hacer, salvo protestar por todo, aunque eso signifique decir lo contrario de hace cinco minutos.
Y es que nos habíamos instalado en la secuela de la secuela, y como diría un gracioso, ahora no cuela.

Con el agravante de que,  tal como estamos, no te puedes escudar en la soledad de tu casa. Porque, aunque seas un mindundi anónimo, te piden que des tu opinión para una emisora cualquiera en directo y por Skype. Y como no tienes claro qué decir sobre la soledad de tu aburrimiento, solo estas preocupado por qué lugar de la casa enseñar. Los cuarenta metros de tu hogar, bien colocados, pueden dar para mucho, al menos desde el punto de vista de tus conocidos, para ponerte a parir.

Cada día tengo más claro, que si hay un después del coronavirus, a muy pocos les puede importar.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 19 de marzo de 2020

EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS...



Hoy por aquello de darme ánimos ya he cantado, me he cantado, tres veces el “Resistiré”, y ya no tengo tan claro si resistiré una cuarta. Y es que como ya estamos cansados de oír en los comunicados del gobierno, "la cosa es impredecible, y cambia de un día para otro".

Ya me veo que mañana me despierto con un bombo de seis meses, y mi pareja me dice que le acaban de despedir. La cosa no es que pinte mal, sino que va mal.

Ayer nuestros vecinos nos sorprendieron con una insistente y afinadísima cacerolada en el mismo momento en que Felipe VI hablaba por la televisión. Estuve a punto de pedirles por favor que se manifestaran un poco más bajo que no le podía oir, y que, cosas de los actos reflejos, en cualquier momento tendríamos noticias de la Pedroche, su vestido, y su marido.

Hace días comprobé que en tiempos de coronavirus cualquier cosa es posible, como en una especie de nuevo “amanece que no es poco”: primeros carteles de cualquier espectáculo, ahora en el paro y sin cobrar haciendo audiciones desde su balcón, incluso con música en directo. Como es el caso de Ruth Lorenzo que se arrancó desde su balcón con varios temas. En estos casos, además, normalmente cantas lo que te pide el corazón, no las ventas de tu disco en promoción, que curiosamente siempre se dice que es el mejor de toda tu carrera...

Sinceramente, con respecto al discurso del rey, me defraudó que no hablará sobre su coronavirus particular, su padre y esos millones de apariencia saudí. Dicen que no tiene nada que ver con los otros asuntos, y que sería mezclar churras con merinas. Pero ocurre que fue él mismo quien lo desveló  hace pocos días, en esta misma vorágine.

Lo más triste,  y que me ha dado mucho qué pensar, es que al terminar el discurso, y de manera natural, sin ironía ninguna, lo juro, me imaginé, arrastrado por los sentimientos y lo que veía, el siguiente movimiento de nuestro rey, al oír el “corten” de su discurso: 
-Leti, prepara la mesa, que estas cosas me dan mucha hambre.

Demasiado campechano para no alimentar más recuerdos...

*FOTO: DE LA RED.



miércoles, 18 de marzo de 2020

¿PUEDEN LOS ANDROIDES REALES SOÑAR...?



Ya se están haciendo chistes. Es que nos lo han puesto a huevo. Eso de que no es lo mismo el coronavirus que el virus de la corona.

Ya sabéis que este vecino del mundo es de por sí muy mal “pensao”. Y eso de que el rey supiera hace un año las andanzas del emerito que le parió, y nosotros nos hayamos enterado ahora, cuando estamos encerraditos en nuestra hipoteca o en la de otros, canta más que un fiambre en pleno mes de agosto.

Pareciera que una catástrofe, o cada uno la catalogue como quiera, se tapa con otra. La verdad es que, al final de todo, la vida de nuestro rey, y depende cómo se cuente, puede ser más triste que una novela de Charles Dickens, o incluso en forma de un vodevil barato. En la aparente calma chicha de la nobleza en sus más altas instancias, nadie se estaba quieto : La casa de los líos..  

Junto con sus parientes británicos, ambas casas presuntamente se han movido con ganas. Y si no que se lo pregunten al Príncipe Charles durante los días de su boda  con su primera esposa, que no primera mujer…

El amor, entre personas, o al dinero, no respeta compartimento estanco que lo pueda contener, y al final arrasa con todo.

Hoy os voy a dejar una pregunta honoris causa, o para no ser contestada, a modo de deberes para estos días de confinamiento.

Lo mismo que nosotros al atardecer salimos al balcón, o simulacro, para aplaudir a los que creemos que se están batiendo el cobre en la lucha contra el virus, ¿a quién puede aplaudir nuestra corona al atardecer desde algún mirador del Palacio de la Zarzuela? O envolviendo la pregunta en tintes de ciencia ficción: ¿Pueden los androides reales soñar con unas pantuflas eléctricas?

*FOTO: DE LA RED

martes, 17 de marzo de 2020

QUE ME LO VEO VENIR...



Que me lo veo venir. Si los plazos se habían acortado, y ahora una cosa que se repite en dos años, es decir, en dos veces, ya es tradición, lo de aplaudir en los balcones por la noche puede acabar como el rosario de la famosa Aurora.

El ritual del balconing del coronavirus se va a convertir en lo que en los años sesenta y setenta en la radio se conocía como “discos dedicados” y ya se han comenzado a oír canciones como “Resistiré”, “Color esperanza", y en lugares cercanos, donostiarras, “Txoria txori”, y la tamborrada. Al margen de que ya han surgido hasta disc-jockeys de balcón e incluso deportistas jugando al ping-pong de ventana a ventana.



Que me lo veo venir. Que nuestro momento de gloria va ser también nuestro cadalso, y antes moriremos de una pulmonía doble, como las que se cogían antes (porque aquello sí que eran pulmonías, oiga) ganada en nuestro balcón a fuerza de aplausos y de exaltación espiritual por todo lo que se menee.

Y en el fondo, todo ésto no deja de ser “ver los toros desde la barrera”, o pan y circo.

En lo que nos dejan de dirigir unos, nos dirigimos nosotros mismos, pero siempre en unión. Porque si algún día, Dios no lo quiera, nos damos cuenta de que somos tontos, lo seremos pero todos, para que nadie hable.

Pero que conste que lo de los festejos en los balcones no deja de ser otra forma de la verbena pura y dura. Y es que cada uno hace lo que sabe. 

En cualquier momento, y eso que ahora están fuera de juego, se nos unen los de la pérfida Albión, en su versión de Magaluf, y como su primer ministro, Boris Johnson, ya cuenta de antemano con que va a haber muchísimas bajas, su último show antes de lanzarse a los bordes de cualquier piscina, puede ser una especie de actuación samurai pasados por cerveza en cantidades ingentes.

Esto del coronavirus todavía nos va a traer grandes sorpresas, que sean buenas ya es otra cosa…

*FOTO: DE LA RED

lunes, 16 de marzo de 2020

CONFINADOS PERO FELICES



Estoy convencido que el sistema de internet, o como quiera que se diga en pretencioso, peta en cualquier momento.

No puede ser que todo el que no tenga que ir a trabajar, e incluso trabajando, esté conectado a la red de redes, y ésta no sufra sobrecarga, por lo menos de chorradas, porque no nos va a dar a todos, de un momento a otro, para elucubrar como si fuéramos un personaje de Shakespeare en busca de honra, o de país, o de ambas cosas.

Por de pronto yo ya he comprado por la red, para entrar en situación de la época que estamos atravesando, un disfraz de preso, de esos de los de toda la vida, con rayas blancas y negras. No he pedido la bola, no, aunque me la podían mandar también, con cadenas y grilletes, todo incluido, porque, la verdad, la veía muy pequeña para todo un coronavirus.

Siempre lo he dicho, se puede creer en cualquier cosa, por ejemplo en Star Wars, o para los de mi "degeneración", en “La guerra de las galaxias”, siempre que se cuiden los detalles, y a mi la bolita de preso no me parecía nada seria. Incluso, bien pensado, ya de preso me puedo unir a un pedazo de papel, a una factura, o a una hipoteca, que eso sí que une de por vida, a la tuya y a la de tus hijos.

Se nos ha dicho que tenemos que estar así, confinados en nuestras casas, un mínimo de dos semanas, pero este vecino del mundo está convencido que en dos semanas no se le da la vuelta a esto. Comenzamos por las noches aplaudiendo al sistema de salud, pero no se sabe cómo acabaremos, incluso intentando prender fuego a nuestra sombra...

Nos va a venir la primavera y con ella los deseos de todo, encerrados y más secos que la mojama. Pero eso sí, ya puestos, confinados pero felices. Mojama de atún con almendras, que alguna almendrita ya he visto yo por aquí. 

Como ya he dicho antes, cuidando siempre los detalles…

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sábado, 14 de marzo de 2020

MAQUILLANDO VERGÜENZAS



Creo que ya lo he comentado aquí alguna vez. Soy un gran seguidor de Boris Izaguirre y su columna semanal, los sábados, en El País, por aquello de que siempre está en un lugar diferente, y que como el panorama que le rodea, hoy habla de una cosa y mañana de otra, pero siempre con un toque de clase y de cierto aroma a jet lag.

Hoy haciendo guardia en casa, y tras leerle, me estaba preguntando, si en los ambientes que frecuenta Don Boris, también caerán rendidos al coronavirus. Por lógica sí, pero me imagino que en su versión más “posh” (elegante). Nada vinculado con China, sino algo proveniente por ejemplo de Mónaco. Ya se sabe que la corona en Mónaco siempre ha estado más que cuestionada.

Nosotros, nuestra España en cambio, en momentos donde queda al descubierto nuestras prioridades, demostramos que lo que más nos preocupa es la retaguardia. Única manera de explicar esa gran preocupación por el papel higiénico y de terminar con sus existencias.

La experiencia demuestra que siempre hay alguna Universidad rara, de esas perdidas en algún lugar desconocido hasta entonces, que siempre se descuelga, especialmente en verano, con algún estudio de esos muy raros que te hace cuestionar cómo puede haber alguien que se pueda hacer esa pregunta.

¿Para cuándo un estudio de la preocupación que tenemos los españoles con el papel higiénico en momentos en que pudiéramos correr riesgo de desaparecer?

Si ayer me hacía eco de esos madrileños que han tomado al asalto las tierras valencianas, y lo enfocaba en Gandía, horas después nos enterábamos de que el Señor Aznar y su esposa, o la Señora Botella y su esposo, también emprendían su éxodo particular, estos a Guadalmina, en Marbella. Que todavía hay clases, y más si fueran verdad lo que las malas lenguas contaron en su momento sobre pisos municipales  que fueron vendidos en Madrid a fondos buitres

Pero ya se sabe que la gente siempre es muy mal hablada y pensada, especialmente si les quitan la vivienda y no les queda… ni para limpiarse el trasero. 

Por eso sigo sin comprender esa obsesión por algo tan superfluo como un papel que solo maquilla vergüenzas pero nunca otorga patente de corso para cualquier tropelía, y sino que se lo pregunten a los Aznar Botella.

*FOTO: DE LA RED