jueves, 7 de mayo de 2020

TRES PASEOS AL ATARDECER


Pa´ habernos matao. No es el libro de memorias de Antonio Resines, que también, sino la conclusión a la que he llegado tras tres paseos al atardecer.

Hay muchos muertos. Esta pandemia está dejando muchos muertos en las cunetas, pero visto lo visto, lo irresponsables que llegamos a ser, no está pasando más porque los hados, o lo que sea, no quiere. Porque está visto que nosotros nos perdonamos todo.

Anteayer iban cuatro mujeres, que sin duda en un comienzo de su caminata habrían comenzado dos y dos, y una de ellas, la más joven dijo muy alto, tan alto que al caer atravesó mis oídos, que EL JUNTARSE EN LA CALLE ES INEVITABLE.

Por aquello de quien calla otorga, me di por aludido  y contesté alto también, NO, NO ES INEVITABLE.

Las cuatro, calladitas, casi disfrazadas de “nada”. Volví a repetir, igual de alto, NO, NO ES INEVITABLE, pero esta vez recalcando las palabras, para dar la sensación de que eran meditadas y no fruto de ningún calentón.

Si ellas iban caminando en mi misma dirección por una calzada que se podía extender varios centenares de metros, torcieron a la derecha y les faltó piernas para la velocidad que querían alcanzar…

Lo primero que pensé al quedarme sólo: ­-Que no se me olvide al llegar a casa, primero de todo, y no por el coronavirus, ducharme a fondo para intentar quitarme toda la caquita que sin duda, las cuatro anónimas, habrán despotricado sobre mí, pero siempre a posteriori.

Lo mismo ocurre con nuestros políticos, que son incapaces de pensar en otra cosa más que en su futuro.Y lo unico que saben es estar en contra de, y de llegar a algo consensuado, siempre consensuado. No sea que demos un paso al frente, solos, y nos despeñemos por el acantilado de las responsabilidades.

*FOTO: DE LA RED


miércoles, 6 de mayo de 2020

CARONTE EN LA ORILLA DEL LABERINTO...



Estoy totalmente preocupado. Debe de ser la primavera, pero a nuestros líderes políticos, es un decir, les ha dado por mostrar ante sus seguidores la cornamenta para ver quién la tiene más grande. Que si en MI AUTONOMÍA MANDO YO, Y SE MUERE, en el peor de los casos, COMO YO DIGO. Y “la berrea” de este año va a ser, y nunca mejor dicho, sonadísima.

Lo del coronavirus es una cosa muy seria, porque por lo demás sería para reírse hasta descoyuntarse la quijada.

Los partidos políticos españoles llevaban más de un mes bastante recogiditos, pero, ha sido mencionar la desescalada, y para ellos, esos mismos partidos, ha sido “desescalada” igual a “casi estamos bien” y han empezado sus caceroladas particulares sin balcón, y sin vergüenza.

Los indepes se han vuelto a poner la ropa, y maneras, de indepes, y han comenzado como los de derechas-casi centro-casi-me-caigo-por-la-derecha-más-extrema, y los de izquierdas sin tocar bola de poder, junto con todos los demás, están reivindicando que el balcón, y el pedazo de fachada correspondiente es suyo, y de nadie más. Y se cortan el pelo, el de todas partes, cuando les sale de ahí.

Al final, en el confinamiento nos está salvando que cada uno puede programar su ocio televisivo prácticamente según sus apetencias. Y este vecino se acaba de trajinar, incluso sexualmente, una serie española que lleva poco tiempo puesta en la plataforma de Amazón Prime,y que nadie la ha podido ver todavía en ningún canal televisivo.

Me refiero a Caronte, una gran serie, thriller, de trece capítulos, y desde ya os puedo decir que, sin destripar nada, es una serie que no te deja a medias, esperando para concluir la próxima temporada. Y eso que a falta de tan sólo cinco minutos se te antojaba que te ibas a quedar con una triste sensación de gatillazo. Y no es así.

Un reparto muy bien equilibrado con un extraordinario Roberto Álamo, en la piel de un abogado, novato pese a los años que tiene, porque antes fue poli y de los conflictivos además, al que lo único que nunca le podré perdonar es ese anuncio de apuestas deportivas.  Carlos Hipólito en el papel del super-malo de turno, está también como para darle un premio a nivel internacional. Eso que a este vecino del mundo no es de los actores que más le gusten, y no me meto con su calidad actoral, que es muy bueno siempre. Pero por razones de química, hay con quienes tienes más afinidad, y éste no es el caso.

De lo mejor de la serie el uso mismo que se hace de la palabra Caronte y su significado mitológico. No os la perdáis.

Por lo demás, seguimos en estado de alarma, y con esa sensación de estar dentro de un laberinto, en el que en cualquier momento nos puede fallar la orientación y las buenas decisiones.

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lunes, 4 de mayo de 2020

CONSENSO DE A PIE...



Creo que si tuviéramos que llegar a un consenso los ciudadanos de a pie, lo haríamos antes que nuestros representantes elegidos voto a voto y urna a urna, o como se diría en “La naranja mecánica”, pero allí para otro asunto, con el viejo mete-saca. Mete papeleta y saca un escaño, si te da para ello.

Sí, los ciudadanos en realidad hace tiempo que han llegado a un consenso, y a más de uno.

Es un consenso, y es una realidad, que el gobierno, y desde el principio, toca de oído, y se le nota muchísimo, porque lo mismo te vende ésto, que a los cinco minutos, aquello.

Y otro consenso, al margen de colores políticos o de temas económicos, es que el confinamiento debería de seguir más tiempo, porque pareciera que ahora nos entran prisas para no perder lo que ya se ha perdido. 

Si vuelve a recaer la pandemia con tanta fuerza como lo hizo al principio, lo vamos a tener crudísimo, especialmente en el ánimo de la tropa y en la credibilidad de los que nos mandan, si es que queda algo...

En realidad no hay gobierno sobre la tierra que haya tenido que lidiar con una situación como ésta antes, y los partidos que se han quedado fuera del gobierno están aplaudiendo con las orejas por no estar en esa poltrona con más espadas que en Juego de tronos

Han pasado dos días en que hemos podido salir en una franja determinada, si no a hacer deporte al menos a mover un poco el esqueleto, y en Euskadi al menos, con lo bien que vestimos en general, hemos salido más como para seguir a una “txaranga” en plenas fiestas del pueblo, que para ir al teatro.

Y es que en el fondo eso de la mascarilla, el que lleva por que la lleva y el que no porque también se siente incomodo por no llevarla, nos ha descolocado. Más de uno seguro que ya esta pensando en comprar mascarillas de diseño, que todavía no las hay pero seguro que las habrá, y que no arruinen tanto su fondo de armario.

Por lo demás, y ésto ya totalmente en serio, no digo que no volvamos con el tiempo a las mismas costumbres, pero ya nunca volveremos a ser iguales que aquellos tipos que hace unas semanas, unos con sorpresa, otros regañadientes, se enteraron que se tenían que quedar en sus casitas por un tiempo indefinido.

La mayoría de nosotros no hemos vivido una guerra, aunque muchos hemos oído hablar a nuestros padres de nuestra guerra civil, del tiempo del hambre, del estraperlo

En una época en que se intenta homologar todo tipo de títulos e incluso comportamientos, el coronavirus y nuestro respectivo confinamiento equivaldrán, y en el mejor de los casos, a pasar nuestra particular guerra.

Ya lo dijo Neruda, Don Pablo, en su célebre poema “ Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos…” 

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viernes, 1 de mayo de 2020

ASÍ ES LA VIDA


Ya está aquí, por fin, mayo, y con ello Sabina coronado como visionario por aquello de “¿Quién nos ha robado el mes de abril? "

Ahora descubriremos si es verdad ese tópico de las flores de mayo, y son eso, flores. Porque mucho me temo que sean, en su lugar, esos cactus de película de vaqueros que son más grandes que el jinete y caballo juntos.

Hoy me pasaré el día entero buscando el chándal. Para mañana es más que necesario, si uno se quiere retratar como deportista en ciernes. En Ciernes o en cualquiera de nuestros pueblos.

Al final igual me decanto por el turno de la tarde, de 8 a 11, porque lo de mañana por la mañana puede ser como el encierro de los Sanfermines pero en el que no se va a distinguir quienes son los toros y los mozos, aunque seguro que cabestros, lo que va a ser cabestros, puede que abunden en ambos lados.

De todas maneras, lo de dejarlo para la tarde puede tener un peligro añadido. Algún vecino de esos que se han erigido desde el comienzo de la pandemia como policía de balcón, se confunda, o vaya directamente a joder, diciendo a voz en grito que ya me ha visto haciendo cabriolas en el turno de la mañana. Que aunque seas muy malo como deportista, solo te puedes entrenar una vez al día.

Por cierto, y ya para terminar, estoy hasta el gorro de la expresión “Ya queda menos”, que cada vez oímos más, especialmente en la tele cuando  se despiden de alguien que ha entrado por Skype o similar. Claro que queda menos, pero para todo, para lo bueno y para lo malo. Y tampoco se trata de recordar en cada momento la fragilidad de la vida. Que ya se ha encargado de recordárnoslo un puto virus, que además, por no tener,  no tiene ni nombre serio. ¡Así es la vida!

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martes, 28 de abril de 2020

CONFINADOS A SU PRESENTE



Seguro que, como en todo, al final habrá confinados de primera y de segunda. Ya se está viendo, confinados que trabajan en la tele y que, en teoría, vuelven a casa, a la suya, pero va cambiando la amante del momento. Como para mear y no echar ni gota. 

Bastantes problemas se pueden tener con una relación oficial como para que en tiempos de coronavirus nos la juguemos, además en varios sentidos, en vertical y en horizontal.
Que por cierto, visto lo visto este fin de semana en el Canal Alegre, del Deluxe, ahora parece que si quieres encontrar trabajo, y tienes un novio con posibles, influencias, de derechas de toda la vida, te vas a tener que poner mirando a Murcia, que puede ser como el nuevo El Dorado, o “El timo de la estampita 3.0.” vaya usted a saber.

He de confesar, que este fin de semana opté por no llorar por cifras oficiales que te matan el alma, y me recluí en un mundo guionizado, como el mundo real, que se estaba escribiendo en cada momento, pero bajo la etiqueta “Sálvame Deluxe”. Y me reí como lo que debo de ser, un loco. Por "figuras" que se creen listos y que tienen la salvación ganada porque allí, en el más allá, ya creen conocer a alguien, que como siempre, intentara hacerles un apaño.

Partiendo de la premisa de que el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, qué bien te lo puedes pasar. Y además, ya concienciado, no pasas ni vergüenza ajena, porque sabes que los sujetos activos en unos momentos, y pasivos en otros, tampoco conocen la vergüenza, ni quieren saber de ella.

De todas maneras, en una sociedad que se supone que ha cambiado tanto, y ya se habla más en femenino que en masculino, al final, en cuestión de cuernos, se sigue el manual. Las mujeres se despellejan entre ellas,  aunque empiecen su discurso con “es la última vez que hablo del tema, y además no tengo nada en contra de ella”, y el presunto macho, ni está ni se le espera.

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lunes, 27 de abril de 2020

EL FIN ÚLTIMO DE LAS COSAS...



No sé vosotros, pero yo tengo la sensación de que con este coronavirus nos hayamos enterado del fin último de las cosas; algo así como la caída de Pablo de su caballo; de la muerte del protagonista antes de comenzar su historia; de quiénes son los Reyes Magos, y el ratoncito Pérez. Y que los valores, las creencias, da lo mismo colocarlas hoy, o mañana en el calendario, pero siempre que se coloquen, para luego pasar por caja y que te apliquen el correspondiente IVA.

También ha servido, por si teníamos dudas, para comprobar que tenemos un gobierno cobarde, porque todos somos unos cobardes, y nos seduce más criticar a tiro fijo que tomar la iniciativa y jugártela tú.

Los políticos que nos mandan, cada vez que tienen que tomar una decisión, les tiemblan hasta las canillas, y a nosotros nos sobra caradura. Y sino, sirva para comprobarlo, nuestro comportamiento de ayer, al salir con nuestros niños a dar un paseo. Porque los únicos que dicen la verdad son nuestros hijos con su comportamiento, porque aprenden lo que ven y escuchan en casa.

Nosotros, los adultos, nos cansamos de decir que nos encantan los documentales de la segunda cadena, y es muy probable que si les preguntaran a nuestros hijos, respondan preguntando qué es eso. Porque en su casa, en la nuestra, nunca han oído ni visto un mísero documental, ni tan siquiera, su concepto…

Tan solo tengo la esperanza de que el próximo marzo no nos vuelva a pasar lo mismo, otra pandemia. Más que nada, porque estoy convencido de que no habremos aprendido, y que para nosotros, desde hace tiempo ya, dos veces seguidas es una tradición.

Mientas terminaba este post me ha sonado el móvil (es verdad, y no un recurso) y durante unos diez segundos no me contestaba nadie. Creo que se me ha parado el corazón dos veces, y al final ... era Vodafone. Lo dicho, al final siempre hay que pasar por caja, y en este caso no me refiero a la de pino, que también.

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domingo, 19 de abril de 2020

UN PALO CONFINADO...



Llevo varios días en los que no me asomo a esta ventana, más que nada, para no mostrar las miserias de este vecino del mundo, que pese a que se ha disminuido grandemente su dosis de noticias diarias y hace tiempo que quitó de su vista todo objeto cortante, mejor que no le contéis un chiste porque seguro que se echa a llorar.

Ya solo me queda de reducto de felicidad la hora que veo de lunes a viernes “Amar es para siempre”, en Antena 3, y ahora cada vez que veo un capítulo nuevo, debo de tener la misma sensación que un desactivador de explosivos, temiendo, siempre temiendo, que pueda ser el último. Porque aunque suelen grabarlo con bastante antelación está claro que todavía no habrán terminado la grabación de esta temporada, y en cualquier momento vamos a dejar a los personajes de la Plaza de los frutoscerrados hasta nueva orden”.

Más de una vez en esta confinación a este vecino le viene a la mente el anuncio del palo, y del niño dando voces de admiración al descubrirlo.

Como ahora no hay futbol y no podemos dar rienda suelta al entrenador que todos llevamos dentro, ahora nos hemos convertido en técnicos de coronavirus y sabemos la receta para que todo vuelva a la normalidad, y además, ¡qué casualidad!, nuestra familia primero.

Todo esto de la pandemia nos ha venido bien, y que se me entienda, por favor, para gritar al unísono: ¡Virgencita, que me quede como estoy! 

Porque esta vida, bueno, la anterior, hasta primeros de marzo, era una caca, pero era nuestra caca, porque podíamos hasta besarnos, abrazarnos. La mayoría de las veces no lo hacíamos, pero podíamos. Intentábamos que fueran otros los que sacaran a nuestros hijos, a ser posible los abuelos, porque así todo quedaba en casa, especialmente nuestro dinero.

Lo dicho, quizás hoy tampoco debería de haber abierto esta ventana, pero ya está hecho. Por cierto, si hay alguno de esos policías de balcón, que están tan de moda ahora, y que vigilan la moral de la tropa, pero siempre a su manera, ya sabe dónde estoy, y especialmente a qué dedico el tiempo libre…, bueno, libre no sino confinado.

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lunes, 13 de abril de 2020

UN GIRO DE GUION...


No sé vosotros, pero personalmente hay momentos en los que tengo sensación de estar agachado en una trinchera, y que si me levanto más de lo necesario, me puede alcanzar un virus lanzado por un tirador de élite.

Y no nos engañemos, ésto va para largo. A lo mejor, o para ser precisos, a lo peor, acabamos todos tan zumbados como  el célebre personaje, Rambo, de Vietnam, con la sensación de haber sufrido lesiones de una guerra, que verla al menos por ahora, no la ha visto nadie.

Por eso, ayer, al llamarme un amigo con mucha urgencia, ya habían pasado las nueve de la noche y decirme que pusiera en ese mismo momento “La Cuatro”, agradecí ese giro de guion.

El programa era “First dates” y en ese mismo momento estaba en pantalla una señora de rojo, de Vitoria concretamente, que se supone estaba esperando a conocer a la persona que le iba a presentar el  programa, por si podían hacer buenas migas… Mi amigo por el teléfono me dice, espera a ver quién es él, por si te suena... A los diez segundos aparece él. Tuve esa inequívoca sensación de estar en un tiovivo y que todo gira a tu alrededor.

Quien estaba en pantalla era, Janfri, el portero de mi casa. Tiene sesenta años, divorciado, y no llevará más de tres años en ese trabajo. Por lo que está demostrando que si algo es, a estas edades, es un superviviente. Además, es ese tipo de personas que lleva escrito en su cara el“buena gente”.

Ahora, con lo del coronavirus, y por una serie de razones, no me ha pillado ahí, pero cuando vuelva iré como un colegial a pedirle un autógrafo, y a vacilarle un poco, aunque al final me vacilará él a mí, seguro además.

Está demostrando tener una buena mano izquierda en su trabajo, porque hay mas de cien viviendas que dependen de su gestión, y a poco que nos pongamos todos, pero no a la vez, espero, un poco picajosos, hay que darnos de comer aparte.

Nunca hubiera considerado un programa como “First dates” algo parecido a una ONG, pero en estos días de retiro más bien forzado, cualquier cosa que te saque de lo habitual y prácticamente único, es de agradecer. Y ayer, verle a Janfri convertido por unos instantes en candidato al amor me sirvió para escaparme del confinamiento, como en su tiempo lo hizo el célebre Henri Charrière, “Papillon”, con las autoridades francesas.

Por cierto,  y ya para terminar, la cita a Janfri le salió bien, y habrá una próxima. Sigue saliendo el sol más allá del confinamiento.

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sábado, 11 de abril de 2020

¡VER PARA CREER!



Cuando todo esto del confinamiento termine, que lo hará pero no con la premura que ya muchos vaticinan, tendremos que pagar, o deberíamos de pagar, por aquello de ser solidarios, y comprar las canciones o relatos que se escribieron durante la época en que, a la postre, nos tuvimos que proteger de nosotros mismos.

Y ya sabremos más cosas. Conoceremos a los vecinos. Con quienes habíamos compartido vivienda durante años, pero que como andamos, o andábamos antes del confinamiento, como locos, y nunca nos habíamos parado, ahí esta la clave, ni siquiera a saludarnos, descubriremos que el quinto A, por ejemplo, es algo más que un piso.

Ya debe de haber niños, muy pequeños todavía, en el que para ellos parte de la ceremonia de la vida consiste en salir a las ocho de la noche al balcón y saludarse unos a otros, mientras más de uno hace lo que puede, lo que sabe, y su vergüenza le permite, desde la libertad de su balcón. Como cantar o tocar un instrumento. Y esta costumbre ya estaría bien no olvidarla nunca.

He leído y oído por ahí que el Gobierno vasco, en nuestro caso, porque dependerá de cada autonomía, se va a poner las pilas y a partir del martes, para los que ya podrán salir a trabajar, van a poner puntos de acceso en estaciones de tren y bus en los que la gente podrá recoger sus mascarillas.

¡Ver para creer! Y eso que, como ya sabéis desde hace un tiempo este vecino ve la mitad, y por lo tanto debería de creer la mitad también. Y ni por esas. En España, os recuerdo, se creó la famosa “picaresca”, y no es cuestión de ayer, sino de siglos y siglos hasta incrustarse en nuestro mismísimo ADN.

Como mínimo de males, las mascarillas desechables, de una puesta y tirarla, las reconvertiremos en quincenales. Y sino, al tiempo. Lo nuestro, desgraciadamente, no se cambia ni con una pandemia, ni con un confinamiento a perpetuidad.

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viernes, 10 de abril de 2020

AQUELLOS TRENES QUE NO PUDISTE TOMAR...


Al final habrá que dar gracias tras este confinamiento de que no dejamos nada puesto en la sartén. Y es que lo que iba para un tiempo indeterminado, ya se va viendo más determinado, entre mucho e indefinido.

Hay que tomárselo con humor porque lo demás pudiera ser desesperante, mientras nuestros políticos continúan echándose los trastos a la cabeza. ¿No habrá ninguna manera, a ser posible decente y sin violencia, de deshacernos de todos ellos, y comenzar otra vez?

Ha habido mas de un lector que me ha preguntado cómo paso el tiempo en este confinamiento, una vez que dije en un post anterior que mi casa no es terreno propicio para largas caminatas…

Una ventana, y gran ventana además, es el ordenador, junto con internet forman una buena mezcla, sin recurrir al alcohol, y pegarse unos cuantos buenos pelotazos al día.

Personalmente me gusta revisitar películas. Y ayer fue el día de “Beatiful Girls” (1996), una película estadounidense dirigida por el ya desaparecido desgraciadamente Ted Demme.

Protagonizada por Timothy Hutton, al frente de un gran reparto, que interpreta a Willie, un pianista de bares, que a sus 29 años, regresa a su pueblo para intentar tomar decisiones decisivas  para su futuro...

Es una película que bajo la piel de comedia toca temas muy importantes y entre otras cosas redescubres a una Natalie Portman, en un personaje de una vecinita de trece años, adorable, y que te hace plantear los diferentes trenes que hay en la vida, y que no puedes compartir porque te llevan a  diferentes direcciones.

Si alguien tiene dudas de por qué Natalie Portman está donde está que vea esta película, aunque ya en la primera, Leo El profesional, apuntaba maneras. Hubiera estado mejor que bien, y lo sugieren ellos en la película, una especie de “continuación”, del personaje de Timothy Hutton y Natalie Portman, veinte años después.

También utilizo mucho Youtube, y como me gusta mucho la música veo actuaciones de concursantes de La voz de todo el mundo. Y podrás comprobar fácilmente lo buenos que pueden llegar a ser esos anónimos repletos de ilusión y esperanza.

Me despido con un botón de muestra, mientras, por si acaso, voy a comprobar si me dejé puesta la sartén, o lo que quede de ella…

*FOTO: DE LA RED


miércoles, 8 de abril de 2020

UNA CALLE SIN GENTE...



¡Siempre igual! Nos hemos pasado días y días hablando del famoso "pico", ese que será una especie de atalaya en el que observaremos tras él cómo “todo” irá bajando. Y cuando todavía no hemos llegado, ya estamos hablando, totalmente preocupados además, de cómo se va a hacer la desescalada del confinamiento. Algo así como estar preocupado de cómo vas a bajar el Everest cuando en plena ascensión todavía no divisas la cumbre.

Por cierto, las ya mencionadas: desescalada y confinamiento.  Dos de las palabras más importantes que el coronavirus nos ha traído,  y que a últimos de Diciembre estarán muy cerca del pódium de la palabra del año.

Y es que lo nuestro, además, es reír por no llorar; pero de la peor manera, reírnos de nosotros mismos, porque en realidad solo nos preocupa la foto del momento. El cómo llegar a la desescalada da lo mismo. En una especie de remedo de aquel burro que tocó la flauta por casualidad. Pero la tocó, leches.

Este virus no solamente está dejando muertos, muchos más de los que todavía se reconocen; también está dejando, como no podía ser de otra manera tratándose de España, imágenes lamentables de unos líderes políticos, todavía los de siempre, desgraciadamente, que constantemente utilizan todo, “todo”, para recordarnos que su ideología es la única que limpia más blanco.

Hay algunos, ya lo han demostrado otra vez, que lo único que les estorba es la realidad. Y por eso no dudan en trucar fotos para crear finales apocalípticos, en una Gran Vía madrileña repleta de banderas españolas, eso sí, que cubren miles de ataúdes. Cuando quizás, uno de los finales más tristes que se puedan encontrar es el de cualquier calle de las nuestras vacía o vaciada, lo dejo al libre albedrío, pero a la postre sin nadie. Y ya se sabe que una calle sin gente es como un político sin corazón: da miedo.

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martes, 7 de abril de 2020

LA COMEDIA DE LA VIDA



Al final con tanto famoso viendo las orejas al lobo en forma de coronavirus, no vamos a ser nada si el dichoso bichito no nos ha dado a cada uno de nosotros unas cuantas cornadas en el mismo ojo hasta casi perderlo.

Lo de Boris Johnson en cambio es para hacérselo mirar, cuando se recupere, que ojalá sea pronto. Y es que además de ser chulo, más que un ocho, cuando te pones chulo es lo que te pasa. Viene el destino y te hace tomar dos tazas de tu propia medicina. Además, a los que les cae mal, que somos muchísimos, nos tenemos que callar porque en ese caso nos pueden tachar de abusones.

De todas maneras, esperemos que si al Señor Johnson por aquello de la fiebre, le provoca visiones, y ve un túnel con una luz brillante al fondo, no vea también a su imperio británico en el horizonte, porque se nos lanza como un escapista sin vuelta atrás.

No sé por qué me da que para cuando todo vuelva a la normalidad, si algún día eso ocurre, quizás lleguemos a la conclusión de que este año no teníamos que haber guardado el árbol de navidad ni ese espumillón que está dando vueltas por casa, pero en fechas siempre equivocadas.

Este año, si volvieran las burbujas de Freixenet no me extrañaría que bailaran al son del Resistiré y de un Dúo Dinámico 3.0 en honor de todos esos que son pacientes de riesgo, y es porque la vida les ha pasado por encima y alguna consecuencia tenía que tener.

Y ya para terminar, una pregunta inocente: ¿Alguien sabe algo de Trump? A lo mejor nos enteramos de que ya ha metido en la cárcel a “Coronavirus y a su banda” que además tenían una extraña conexión chino-latina, y les hace responsables de todos esos cadáveres que ya no caben en las diferentes morgues.

Si alguien creyó en algún momento que nombrar presidente a un individuo como Donald Trump era un buen comienzo para una serie en el canal de la vida misma,  que sepa que ya ha pasado de la comedia al esperpento y va directamente a la tragedia. ¿No va siendo hora de cambiar la programación?

*FOTO: DE LA RED

domingo, 5 de abril de 2020

¿VERDADES ESTÚPIDAS?



Ya solo nos faltaba que hasta los dibujitos de Google nos recuerden que debemos de quedarnos en casa. Una cosa es que haya caraduras en todas partes, e insolidarios, y egoístas, y otra cosa es que nos restrieguen el “quédate en casa” por la cara hasta hacer sangre, por culpa de unos insensatos.

Siempre se ha dicho que la letra con sangre entra, y como no les puedes atizar con un letrero que diga “te tienes que quedar en tu puta casa”, pues les aparcas un multón entre mano y mano, que sea algo así como el padre y la madre de todas las multas, para que se vayan enterando. Y si fuera por este vecino del mundo, con un suplemento por intento de cachondeo a la autoridad competente, o no, que si seguimos así todavía estará por validar lo de la competencia...

En otro orden de cosas acabo de ver los ocho capítulos de la cuarta temporada de “La casa de papel”. Y sin ánimo de hacer ningún spoiler, o dicho en el idioma de Cervantes, sin desvelar nada que pueda ser determinante a la hora de que otros vean más tarde la serie, si seguimos así, en próximas aventuras cada vez habrá más gente en el pasado que incluso en el presente.

Y hablando del idioma de Cervantes, no me gusta nada que la copia que nos distribuyen a los que hablamos español de España, los títulos de crédito estén en inglés. ¿Os imagináis si eso ocurriera con una serie francesa?

Nos pasamos horas enteras diciendo que con esta serie hemos puesto una pica en Flandes, y en cualquier lugar del mundo, y después aceptamos disfrazarla de británica o americana, por aquello del idioma y no contradecir a papá Netflix.

Cualquier día le vemos a Antonio Banderas con su piel oscurecida en varios tonos, por aquello de que para los americanos todo hispano es de color, y no es cuestión de contradecirlos. 

Hay cierto tipo de verdades, y todos las reconocemos, que no son verdaderas, sino estúpidas, y más bien una especie de peaje, o de bajarte los pantalones, para que te sigan dando los de siempre.

*ILUSTRACIÓN: GOOGLE



sábado, 4 de abril de 2020

DÍAS DE ZOZOBRA TOTAL



Leo por ahí que el hijo de Fernando Jiménez del Oso ha debido de comentar estos días, en un libro, al cumplirse quince años de su muerte, que su padre se solía reunir con la entonces Reina Sofía, y al parecer incluso con gente de la Nasa, para hablar de temas esotéricos en un palacete de la calle de San Bernardo de Madrid. Espero que no fuera a partir de las doce de la noche y a luz de un candil, porque iba a ir entonces la tía de usted.

Quizás uno es machista, como dice la canción, porque el mundo le ha hecho así, pero automáticamente he pensado que, mientras, seguro que su marido andaba de picos pardos. Como si lo uno hubiera llevado a lo otro, y la entonces reina no hubiera tenido otra cosa que hacer que jugar con las anteriormente conocidas como ciencias ocultas.

Quizás este tipo de comentarios pueda denotar que uno no tiene un gran pasillo en su casa, de hecho, y no es broma, no tiene pasillo alguno, y durante el confinamiento se tiene que poner un chándal mental y buscarse la vida con pensamientos que normalmente no aterrizaran en su cerebro en días sin ser coronados por el virus.

Este confinamiento me ha hecho recordar incuso al Bill Murray de la película por todos conocida como ”El día de la marmota” aunque en España por esas cosas que pasan no se titulara así, sino “Atrapado en el tiempo”. En esa película el protagonista con tal de ligar, y como ve que la historia para volver a su vida normal va para largo, aprende a tocar el piano.

Ahora los pensamientos a este vecino del mundo no le llevan a ligar, sino que parece que en los balcones aprovechando tras el momento de los aplausos, se ha puesto de moda el “hágase lo que se sepa”, y hay quien canta, quien toca instrumentos, y a quienes la vida nos ha debido de pasar por delante mientras hacíamos otras cosas, que tampoco recuerdo qué.

Días de zozobra total, ni pasillo para caer rendido tras una intensa caminata, ni una habilidad especial que mostrar al personal. Fue John Lennon quien dijo que la vida es eso que pasa mientras tú haces otros planes.

Está claro que en lo único que me queda esforzarme ahora es en sobrevivir al corona, para demostrar que la lucha ha merecido la pena.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 2 de abril de 2020

A LA DERECHA DEL PADRE


En momentos en que a consecuencia del “corona” (como desgraciadamente se ha integrado en nuestras vidas tan rápidamente, ya se le debe de tratar familiarmente, eso sí, con mucho, mucho respeto) todo lo pautado para este año, Olimpiadas y Wimbledon incluidos, se está yendo al garete, o a la porra, este vecino del mundo sería de la opinión que este año fuera solo de seis meses. Es decir, hasta finales de junio, para dejar los restos del naufragio un poco decentes, y volver a empezar.

Como si de una toma falsa en una película fuera, deberíamos, todos, es decir los que quedemos, o queden, que uno nunca sabe la duración de su guion, y menos en el montaje final del director, se debería de volver a las marcas de origen y comenzar otra vez. Una manera de aprender de nuestros errores, que por supuesto ni aun así aprenderemos.

Hay momentos en que por todo lo que está pasando, tenemos los sentimientos a flor de piel, y el mal tiempo también colabora a crear una especie de irrealidad en la que en cualquier momento pudiéramos oír por los medios el anuncio de la lotería de Navidad, sin que se nos saltasen las alarmas.

Entre otras cosas que todo esto nos va a enseñar es que un bichito puede entorpecer todo, todo, menos por supuesto la dichosa Declaración de la renta, que este vecino se atreve a decir que visto así, desde la urgencia de tomar decisiones, debe ser sino lo único sagrado, sí lo único a respetar. 

Si algún día hacemos un edificio para glosar esto que nos está pasando, merecerá una especie de altar apartado de todo, y con todo tipo de alarmas para ser inviolable: Antes morir que no declarar a Hacienda. Mejor no preguntar, pero cualquier día nos enteramos que está: a la derecha del Padre.

*FOTO: DE LA RED

martes, 31 de marzo de 2020

NO ES EXCLUYENTE: VASCO Y TIERNO


A medida que me estoy haciendo mayor, o más pequeño, por aquello de que se supone que menguamos, me estoy haciendo también más tierno.
Sí, señores, un vasco que se confiesa tierno. Aunque al decir más tierno, da pie a preguntarse acto seguido, con respecto a qué. Porque si es la primera fase, después de ser de hierro, lo tendría un poco clarinete.

Ahora en serio, reconozco con los años que me he ido ablandando, por eso ya no practico desde hace mucho tiempo, y siempre me he considerado un cinéfilo de pro, lo de ver cualquier tipo de película, porque sufrir por ciertas historias, además de tener que pagar el billete, como diría nuestro filósofo de cabecera, uno de ellos, José Mota, es tontería.

Anda que no me he tragado yo películas, de esas que entonces eran consideradas de “arte y ensayo”, dirigidas por Ingmar Bergman, y con el recientemente fallecido Max Von Sydow dentro. Que se puede decir que era un grandísimo actor, pero que precisamente al verle era más fácil que se te aflojara el esfínter, que la sonrisa.

Películas de esas, por ejemplo, con un final tan abierto que si te adentrabas en la trama en cualquier momento incluso corrías el riesgo de dar con tu espalda, y con ello cerrar el círculo perfecto.

Estos días viajando por los medios me he encontrado una canción que se ha viralizado como perteneciente a La oreja de Van Gogh, pero la misma vocalista del grupo donostiarra, Leire Martinez, lo ha negado. Y en realidad tiene todo el aire de ellos, pero está compuesta por una joven cantante, que algunos la recordarán por haber intervenido hace unos dos años en “Tu cara me suena”. Se llama Lucía Gil, y era, con mucho, la más joven de su edición.

La canción se titula “Volveremos a brindar”. En realidad es una pequeña canción, pero llena de inocencia y buenos deseos. Habla de estos días, de los balcones, de los aplausos, de las buenas intenciones y de esa distancia que tenemos que poner entre todos.

En realidad viene bien para descansar del uso y el abuso que está teniendo esa gran canción que es “Resistiré”, y que a lo mejor, para más inri, no podemos resistirla.

Si todavía no la habéis oído, un consejo, para ellos y ellas, quitaros primero el rímel. Os será más fácil disimular…

*CUADRO: "MARINO VASCO", DE RAMÓN DE ZUBIAURRE





domingo, 29 de marzo de 2020

OTRA VUELTA DE TUERCA



Es curioso. Siempre que hay un cambio horario, como el acaecido esta mismo noche, hacemos, o fingimos una especie de algarabía sobre el particular. Hoy, en cambio, con todo lo que tenemos montado desde hace un mes largo, y tenemos la casa propia, y la metafórica, como tenemos, lo de menos va a ser hacia dónde apuntan las puñeteras manecillas del reloj, que en la mayoría de los casos ya cambian automáticamente.

Si algo tenemos en estos tiempos del coronavirus es horas de darle al magín. Y hoy estaba pensando que si por un momento el coronavirus fuera consciente de la que ha montado, no me cabe la menor duda de que, como mínimo, nos pediría perdón.

Y es que así, a lo tonto, como se diría en mi pueblo, ya se ha acaparado el bicho de todo un año. Y para las mismas tiendas, esas que lo mismo están en Manhattan que en Motrico, famosas a nivel mundial, cómo superan al coronavirus. 

¿Quién anuncia este año un Black Friday sino hay campaña más grande e incluso más black que la del corona y la madre y el padre que lo parieron? Además de qué te va a servir una televisión nueva, por ejemplo, con más pulgadas que la mayor existente en tu barrio, si ya te has visto todas las series del mundo mundial y tus ojos tienen forma de pantalla plana.

Hoy, como domingo que es, echaré de menos un vermut bien cargadito con mis amigos, que por cierto cada vez quedamos menos, y a este ritmo de bajas, el que diga que cambiemos de bar, y el que cierre la puerta tras irnos, va a ser el mismo. Y así no se puede.

A partir de mañana, otra vuelta de tuerca y ya se quedan en casa los que no tengan un trabajo que no sea de los imprescindibles. Y acordándome de las primeras imágenes sobre la influencia del coronavirus en el comportamiento de la peña, peñita, peña, más papel higiénico necesitado en las casas. Será por aquello de que la familia que defeca unida, permanece unida.

*FOTO: DE LA RED

sábado, 28 de marzo de 2020

...EL DE LA TRISTE FIGURA



Lo bueno que tiene el vivir o leer una historia crepuscular es que, entre otras cosas, no necesitas gafas de sol, porque lo único que te puede deslumbrar son los recuerdos. Y ellos, que siempre están en una segunda lectura, nunca te van a cegar porque como se repiten siempre, los ves venir.

Cada vez estoy más convencido que para cuando acabe todo esto, este vecino del mundo ya habrá aprendido a decir “confinamiento”. De todas maneras, como en muchas de las palabras, lo más importante es practicarlas. No es necesario declamarla cada vez que la utilizas ya que no nos dedicamos al noble arte de Talía aunque haya sido su día.

Me han dicho por correo interno, y han sido varios, que últimamente más que irónico estoy …ácido. Es curioso porque nunca he tomado, lo que en mis tiempos al menos, se denominaba como “tripis”. Debe ser que uno ya lo lleva dentro.

De todas maneras, también puede ser cuestión de unificar conceptos. Porque lo que uno puede considerar como ácido, incluso en el humor, otro puede verlo como “…hasta los cojones”, o en su versión femenina, más que feminista, “…hasta los ovarios”, porque hay para todo y todos.

Hoy he oído en la radio que han detenido a unos cuantos que estaban celebrando a escondidas, o al menos lo intentaban, porque les han pillado, la matanza del cerdo. Para redondear este sinsentido, cualquier día nos enteramos de que además eran antitaurinos o de alguna protectora.

Volviendo a lo del confinamiento parece ser más que un rumor que el Gobierno está estudiando uno más drástico, pero está a la espera de resultados. En cualquier momento nos mandan un uniforme de rayas horizontales negras y blancas, con un número diferente para cada uno en la zona del pecho.

Normalmente este vecino del mundo no es de los que se deja llevar por las apariencias, pero en los últimos días la cara de nuestro Presidente, Don Pedro Sánchez, deja mucho que desear, y más de una de las preguntas que se le hacen, sobraría con solo verlo, y lo que es más importante, observarlo. 
De todas maneras, no es de extrañar, con el comportamiento que están teniendo, otra vez, en esta tragedia países como Holanda y Alemania. Un bravo, por cierto, para el primer ministro portugués, António Costa, que le ha cantado las verdades del barquero al gobierno holandés.

Quiero creer, a posteriori, que nuestros políticos no han querido agravar más el tema y lo han dejado para reuniones posteriores.

En casos así, y ésto ya es de mi cosecha personal e intransferible, se debería practicar la llamada “venganza del chinito”, como aquel cocinero mandarín que meaba en la sopa del cliente que no paraba de ofenderle. Utilizaré un metro más de toalla en la playa para que se den cuenta de que sobran, y les va a sonreir con cara de panoli su tía la de Utrecht.

Espero que ninguna asociación de hosteleros me afee la conducta, porque ya estamos, me consta que somos muchos, hartos y cansados de hacer el quijote, el mismo de la triste figura, ante la presunta fuerza del dinero que puedan tener algunas hordas del norte. ¡Hasta el gorro!

*FOTO: DE LA RED