Y
ahora nos sale Miguel Bosé sin preguntarle nada de nada, pero eso sí
en la portada de una revista, y nos aclara que no tiene dos hijos,
sino cuatro. Lo que no aclara es si parará en esa cifra o cada
cierto tiempo nos seguirá sorprendiendo.
Que
cada uno puede hacer con su capa un sayo, es evidente. Lo único que
uno pide, si es que puede pedir algo, o al menos pensar en alto, es
que debería de haber una lógica en el comportamiento humano. Me
explico. Si hay personas famosas, el Señor Bosé es una de ellas, y
muy inteligente además, que recuerdan el derecho a la intimidad,
cada dos por tres, luego que no anden enseñando retazos de su vida,
a modo de anzuelo, si en el momento que quieran se van a hacer los
estrechos.
Está
claro, y ahora no me refiero al Señor Bosé, que hay personas
famosas que utilizan el hablar sobre su vida para envolverlo en el
paquete de promoción de lo último que tienen entre manos, en cuanto
a trabajo se refiere.
Es
más, si el común de los mortales se puede equivocar en cuanto a la
educación de sus hijos, y la administración le podrá sacar tarjeta
roja, lo mismo debería de pasar con los famosos. Ser una persona
“importante”, artista, o lo que sea, no significa que no se pueda
equivocar en la manera de educar a sus hijos, o incluso en la manera
de ver la vida.
A
todos nos viene a la cabeza el caso Mikel Jackson. Se ha dicho hasta
la saciedad de que la mayoría de sus problemas le vinieron porque
no se respetó precisamente su etapa de niño, y no pudo ser un niño
normal, sino que tenía que hacer la vida de un hombre de negocios. Y
nunca se ha sabido que la administración, en ese caso, americana,
tomara cartas en el asunto.
Ahora,
y desde hace años, hay una cantante americana, que tiene a su hija,
todavía adolescente, como socia de su negocio de ropas, y su hija
misma diseña, y por lo que parece hace una vida de adulto, obviando
su edad.
En
España tenemos también el caso de una mujer muy importante, que
ahora no es española, y que tiene dos niñas de vientre de alquiler,
y que muy poca gente ha podido verlas. Y por lo que parece, hacen una
vida bastante separada de lo que es la sociedad “normal”. Y nadie
dice nada.
Con
el dinero ocurre algo curioso, mientras a unos les hace libres, a
otros les amordaza.
*FOTO: DE LA RED
*FOTO: DE LA RED