La manía que les entra a los informáticos en ir
cambiando las cosas aunque éstas vayan bien, pasar del 1.0, al 2.0 o del 2004.0
al 2005.0.
Me explico. Este vecino con el fin de promocionar
este blog, tiene la costumbre de entrar en varios periódicos digitales, y
hablar sobre ciertos temas de actualidad, con tal de que le dejen al final
poner la dirección de su blog, o como se conoce ahora, con dejar su “link”.
El problema es cuando de un día para otro, se ha
cambiado la versión del programa que utiliza el citado periódico, y los
supuestos pasos a dar no funcionan.
Por cuestiones que ahora no vienen a cuento
detallar, este vecino conoce a unos cuantos informáticos, incluso tiene alguno
muy cerca de él, y el primer detalle que caracteriza a los de su raza, porque
el informático nace, es que ellos no
conocen el concepto “tiempo” como lo hacen el resto de los mortales. A un
informático le encargas algo, y nunca sabes cuándo va a terminar. Además, eso
de ponerse nervioso no va con ellos, porque el que puede sufrir un ataque de
nervios eres tú.
El entrar en un nuevo proyecto, para ellos, es una
especie de comienzo de viaje, en el que saben que el tren parte hoy pero que se
ignora ni por dónde va a ir, aunque al principio creen saberlo, ni por supuesto
cuándo va a terminar, porque entre otras cosas, ni les importa.
Este vecino nunca comprenderá el por qué antes de
pasar de una versión a otra, del 1.0 al 2.0, no se hacen las pruebas suficientes.
Porque ellos cobran por el programa, pero a ti te convierten en auténtica
cobaya humana probándolo, cuando en realidad el programa debería estar probado
y comprobado con antelación.
Es verdad, y este vecino lo comprende, que en el
mundo informático no se puede tener en cuenta todo, pero de eso a que falle
siempre ya el primer día, dista un abismo.
Para que se entienda claramente, sería como lo que
ayer hizo Wert, lo de “Señor” es de justicia no ponérselo, con el tema de las
becas “Erasmus”, que “me he levantado hoy de mala milk, y las
quito porque me da la gana, porque las becas son mias”.
Al hacer ese cambio, no tuvo en cuenta otro tipo
de repercusiones, incluso dentro de su propio partido. Y, en realidad, Wert
tuvo suerte, porque al ser calvo, no se notó al salir del despacho de su jefe, que
se le hubieran puesto los pelos para atrás, de los bufidos que tuvo
que soportar a modo de bronca.
Lo malo del programa de Wert es que con el
movimiento de ayer ya sabemos lo que quiere, él y su partido. Y su programa 2.0
del año que viene seguro que no falla.
*DIBUJO: DE LA RED