En
situaciones nuevas aparecen síndromes nuevos, y dentro de un tiempo
se dirá que aquí en esta ventana del vecino del mundo, fue la
primera vez que se habló del síndrome del contribuyente
interruptus.
El
citado síndrome ocurre cuando vas a hacer la declaración de la
renta mecanizada, como todos los años, pero éste no tienes nada que
declarar, porque en todo el año lo único que has podido ganar es un
montón de complejos por todos los quebradores de cabeza que te da tu
posición de parado, pese a que como eres tu mejor amigo, ya te has
ido encargando de mantener tu cabeza ocupada en otros asuntos.
El
citado síndrome no da pistas, un buen día, como el de hoy, aparece
y te deja plano. Estas esperando a la hora pactada con Hacienda, y de
pronto te das cuenta de que lo único que puedes declarar, es como en
la canción de Jeanette, “Yo
soy parado porque el gobierno me ha hecho así, porque nadie me ha
tratado con amor, porque nadie me ha querido nunca oír.” Y la representante de Hacienda en la Tierra te mira con cara de
“amiquemecuentas”. Es rubia y de ojos azules, y como parece que
ya conocía este problema, aún y todo, ella colabora animando para
haber si aquello se endereza y podemos recaudar algo más. Tras
jurarle que es la primera vez que me pasa, me dice que esté
tranquilo, que eso, como todo, se arregla, pero que si pienso más en
el tema va a ser peor.
He
salido de las oficinas completamente avergonzado por mi poca hombría,
ya que como no llegaba a las cantidades mínimas, no hacía falta que
declarara, y esperando tiempos más bonancibles, me he perdido entre
la multitud.
Una
hora después y cuando el yo que llevo dentro parecía más calmado,
me he enterado de que la Comunidad de Madrid pide, en un documento
al que ha tenido acceso una emisora de radio, que los trabajadores de
sus Oficinas de Empleo ofrezcan los escasos trabajos que gestionan a
los que cobran el paro antes que a los que ya no cobran nada.
La
experiencia y el paso de los años te van diciendo que para bien o
para mal, no hay nada nuevo bajo el sol, y que si en la comunidad
madrileña están con esos pelos, en las demás autonomías, sino han
copiado ese nuevo corte de pelo, ya estarán haciendo pruebas delante
del espejo público para ver que tal les puede quedar.
Por
lo demás, este vecino espera que el síndrome se le pueda pasar con
vitaminas de optimismo y grandes dosis de sentido común.
*FOTO: DE LA RED