Puede que incluso para los que me sigan desde hace mucho
tiempo, hoy pueda sonar a carca, derechón, aguafiestas, tele-predicador, o todo
junto, pero si algo practico siempre es el decir lo que siento, y últimamente, en los medios de comunicación, especialmente en algunas
cadenas de televisión, estamos asistiendo a la ceremonia de la confusión.
Se predica una cosa, y por otro, se hace la contraria.
Por un lado, se crean una serie de programas antibullying, cosa que a este vecino le parece genial, y por otra, el mismo grupo, en otra cadena , el Canal Alegre (bautizado así por este vecino del mundo en contraposición a las lindezas que suelta a su competencia) lleva una política de realities, y de programas pseudo-informativo-shows, en los que claramente se practica la antropofagia cultu-sentimental, cercenando todo rasgo empático, y con odas a la tableta de chocolate física en los hombres, y al carácter “poligonero” en las mujeres. Con, además, colaboradores que tienen a gala no haber leído un libro en su vida, y sin embargo se permiten la ligereza de declarar y vender libros que se supone han escrito ell@s.
El Canal triste, bautizado así por la cadena anterior,
también tiene lo suyo, y además, ha originado la gota de agua que ha colmado el
vaso de este vecino del mundo.
"El Hormiguero" lleva mucho tiempo, dando una de cal y veinticuatro
de arena, dándoselas de modernos, y que muchas veces lo son, estando a la
vanguardia en muchos asuntos, y otras haciendo lo contrario de lo que predican
con, por ejemplo, entrevista, gracieta, y un baño de pompas y bombo, a una
Isabel Pantoja, que solo se “suelta” cuando ya tiene el campo en el que quiere
convencer y vencer, acordonado y libre de todo tipo de minas dialécticas en
contra, pero peca al creer que la audiencia tiene memoria de pez.
Lo de ayer, la entrevista-programa con Ernesto Sevilla y
Pablo Chiapella fue una oda a la insensatez, a charla de bar a partir de la
tercera copa, y concurso de comprobar quién la tiene más grande, en este caso,
la broma, bromazo o falta de educación para con los demás.
No está el patio para dar cursos, cursillos o master-class,
bajo la premisa, no dicha pero pensada por la mayoría, de que “haciendo lo que
hacían, han sabido reconvertirse y llegado al estrellato”.
Luego se dirá que son los futbolistas quienes tienen que
dar ejemplo entre sus seguidores, que también, pero todo aquel que tiene una
ventana al exterior con seguidores fieles, al margen de que sean miles,
millones o incluso tan solo cinco, debe de medir sus palabras y actitudes,
cuando además su programa tiene una vitola de rompedor, y al que todo el mundo
se pega por ir.
Cada uno tiene que tener “su metro” para medir las
consecuencias de sus actos, pero muchas veces, ese metro puede ser manipulado
por lo que ve en la televisión, y lo que es más grave, admira. Más tarde, a
hechos consumados, nos rasgaremos las vestiduras, y como mucho, al margen de
poner en tela de juicio, la educación familiar, incluiremos a sus maestros,
pero dejaremos al margen a esos medios que todos los días nos bombardean con
publicidad y maneras de comportarse.
Convendrá siempre tener presente la célebre frase: “Aquellos
barros trajeron estos lodos”. Y no
estamos hablando del tiempo atmosférico, sino de nuestro futuro, del de todos.
*FOTO: DE LA RED
*FOTO: DE LA RED