¡La Nochebuena ya está aquí!
En unas horas nos reuniremos,
los que podamos, para celebrar, no hace falta repetirlo hasta la saciedad, unas
fiestas diferentes.
Personalmente ya he hablado
seriamente conmigo mismo para llevarme bien, al menos por una noche. Por lo
tanto, mi microburbuja familiar ya está resuelta.
Hay que verlo desde el lado
positivo, el único que hay que contemplar, y esta noche en mi casa no habrá ni
guerra fría, ni caliente, para conseguir el mando de la televisión. Y como se
dice llanamente: Veré lo que me dé la gana, y hasta cuando me dé la realísima.
Con respecto a el rey y su
discurso por mucha crisis de la institución que se diga, lo que está claro es
que va a ser uno de los años en que más expectativas se han creado al respecto.
Aunque mucho me temo que a Felipe VI le va a pasar lo mismo que le ocurría
a mi tío Jose, cuando llegaba tarde y en
mal estado a casa: Dijera lo que dijera, y si podía articular palabra o no,
su futuro era muy jodido.
Lo de la vacuna, al parecer, y
así es la cruda realidad, va para muy largo. En los tres primeros meses y en
todo el territorio nacional se espera, en el mejor de los casos, haber vacunado
a unos dos millones de personas. No es
poca gente, pero a la velocidad que presuntamente está mutando el desquiciado
virus, no sabremos si la vacuna seguirá siendo tal, o un mero componente del kit
de “Medicina de la Señorita Pepis”.
Se diría que continuando con la
pedrea de la Lotería, esta semana tenemos
diez mil vacunas, que como decía aquel anuncio: “son juegos para compartir”.
Personalmente, os dejo, que
tengo que ir preparando el escenario de esta noche, y sé que soy muy criticón,
incluso conmigo mismo:
Que la noche, Nochebuena, y el
Día de Navidad nos sean propicios a todos. Un beso muy fuerte.
*COMPOSICIÓN: DE LA RED Y PATXIPE