Si lo pensáis bien, con un
simple bolígrafo Bic podemos hacer maravillas, tanto con el bolígrafo en sí,
como con el capuchón, que hubo una vez que lo acompañaba...
De hecho, ¿alguien recuerda haber
terminado la tinta de un Bic? Este vecino del mundo desde luego que no.
Lo malo de todo eso es que fallamos
por la base, y no sabemos el truco. Por lo que podemos pasarnos horas intentando
reconstruir nuestros movimientos, y no hay manera de saber qué hemos hecho con
el maldito chisme.
Pero lo de hoy ya me encamina
seriamente a presentar mi candidatura a mago en Las Vegas, donde siempre se ha
creído que están los mejores.
Eran las seis de la mañana
cuando mi cuerpo me ha dicho que hasta aquí hemos llegado y que se levanta
porque le da la real gana.
Me estaba tanteando por si mi
cuerpo estaba completo, uno nunca sabe, cuando he observado que en uno de los
bolsillos de mi bata estaba el inhalador, comprado ayer mismo, y que recordaba
que lo había utilizado antes de acostarme.
¡Bueno! Estaba, pero a medias,
el continente sí, pero el contenido no. Tras unos diez minutos de búsqueda, he
optado porque sí quiere aparecer que aparezca por su cuenta y riesgo, que ya
hablaremos.
Se me había olvidado el tema,
cuando vuelvo a meter la mano en el bolsillo, y esta vez aparece el contenido,
pero es imposible dar con el continente.
Desde entonces, hace más de
una hora, me he planteado dos cosas:
La primera es que estoy estudiando
seriamente la posibilidad de instalarme dentro de casa un sistema de videovigilancia para, a posteriori, poder trazar más fácilmente
todos mis movimientos, y así descubrirme el truco.
-La segunda, es que voy a
copiar a la derecha española, y culpar de todo al Señor Sánchez.
Seguiré perdiendo las cosas,
pero de sentimiento de culpa, ninguno. Y así se vive mejor, al menos más tranquilo.
Sabiendo además, que con la edad, seré mejor mago.
*FOTO: PATXIPE