El otro día me pasó una cosa curiosa. Llevaba unos
minutos delante de la televisión, y La Nuri, mi sufrida, me preguntó qué era lo
que estaba viendo. Le contesté, sin dudar, que parecía que era una película
protagonizada por Martina Klein.
Por un momento tuve la sensación de que había
dicho una blasfemia, porque La Nuri apareció escrutando la pantalla con avidez,
y tras unos segundos, con cara de “ya-me-parecía-a-mí” me aclaró, mudando su
expresión a “no-te-enteras”, que era una tanda de anuncios, y que daba la
casualidad de que todos los protagonizaba la modelo/presentadora/monologuista.
A partir de ese momento, mi mente, como con un
resorte, me llevó a miles de kilómetros de distancia, allí donde uno se
encuentra consigo mismo, y todo lo demás no importa, en una especie de viaje
sin retorno
Juraría que mis pensamientos, además, sonaban con
eco.
“No sé si
considerar a Martina como una “Pyme”, o como Dios, por aquello de que está en
todas partes.
De todas maneras, en la política como en la sociedad en general, ocurre
lo mismo; que entre dos o tres familias se reparten lo que podríamos denominar il bocatto di cardinale.
Si te enchufas en vena la televisión cotilla, últimamente sufres una
sobredosis de familia Pantoja.
Además, ahora, y teniendo en cuenta que la religión católica sigue
siendo una especie de losa en nuestra manera de construir nuestro pensamiento,
el apellido Pantoja ya forma una especia de Trinidad:
La madre, Isabel, cantante y contadora de coplas, tanto en
la canción, como en la vida misma.
El hijo, Kiko, y que según parece se pone como el “ídem” en
cuestión de mujeres, debe de estar despuntando como dj, al menos eso comentan.
A mi me parece que es una especie de máquina de tabaco, que en lugar de decir “su
tabaco, gracias”, últimamente no importa lo que le preguntes, él te contestará:
Si no tengo tiempo para nada, porque tengo
que trabajar, estoy de bolos por toda España, hoy tengo uno precisamente, y el
tiempo que me queda, ver a mi hijo todo lo que puedo.
Y el Espíritu Santo, en este caso también, en
forma de paloma, cándida por la edad. Ella y su novio, solo con estar juntos, y
sin hacer ningún tipo de declaraciones, están generando un montón de beneficios
a la gente que les rodea, periodistas incluidos, mientras la pareja recibe los
palos. Y es que es la vida misma”.
*FOTO: DE LA RED